Tres jueces piden que el ex presidente de Brasil sea encarcelado de inmediato. Con base en indicios ratifican y sin elementos probatorios aumentan sentencia contra ex presidente y candidato para octubre que gana en todas las encuestas. “La condena no es contra mí, sino contra un proyecto de país”, denunció Lula, vencedor de tantas batallas políticas y por su propia vida, como cuando enfrentó a un cáncer. La Bolsa de Valores tuvo un incremento de casi 3 por ciento, y el dólar se desplomó 2.7 por ciento.
Por Eric Nepomuceno, desde Río de Janeiro (*) / En una sesión que empezó a las ocho y media de la mañana y terminó poco antes de las seis de la tarde –casi 10 horas seguidas, con una tregua de 50 minutos para un almuerzo tardío– el Tribunal Federal Regional de Porto Alegre confirmó, en segunda instancia y por unanimidad, la sentencia que condenó el ex presidente Lula da Silva a prisión. Y aún más: aumentó la pena, que era de nueve años y medio, a 12 años y un mes de cárcel. De los tres magistrados de la corte, el que votó de manera más sucinta tardó casi una hora. En ese maratón, los abogados de Lula tuvieron solamente 15 minutos para presentar sus argumentos.
El relator del caso, João Pedro Gerban Neto, leyó parte de las 430 páginas de su voto en el transcurso de tres horas y media. De antemano se daba por seguro que confirmaría la sentencia emitida por el juez Sergio Moro en julio pasado. Tampoco sorprendió que aumentara la condena a Lula, agregándole casi tres años más de cárcel.
Pero cuando el segundo magistrado, Leandro Paulsen, respaldó tanto la condena como la elevación de la pena, un fuerte desánimo cayó sobre los seguidores de Lula y los integrantes de su círculo más cercano. Los más optimistas esperaban que Paulsen votara por anular la condena o, en último caso, contra el aumento de la pena impuesta al ex presidente.
Al contrario, el voto de Paulsen fue el más contundente, recomendando inclusive la detención de Lula tan pronto sea examinado el recurso que podrá presentar a la corte. Los recursos a instancias superiores serían analizados, si se cumple la sugerencia de Paulsen, con el ex presidente en la cárcel.
El tercer integrante de la corte, Victor Laus, se extendió en una larga y aburrida clase de derecho, de hora y media de duración, llena de explicaciones y metáforas para justificar su respaldo al voto de los colegas.
De hecho, la unanimidad no se limitó a la condena y elevación de pena: también los argumentos del trío fueron absolutamente unánimes. Frente a la ausencia de pruebas, prevaleció la convicción nacida del conjunto de indicios presentados, o sea, las confesiones de dos altos ejecutivos de la constructora OAS denunciando al ex presidente sin otra prueba que su palabra, y que se dieron en el ámbito de un acuerdo de colaboración con las investigaciones, a cambio de significativa reducción de sus penas. A propósito, el trío de magistrados las redujo aún más, mientras elevó la de Lula.
Los votos de los tres magistrados estuvieron cargados de menciones políticas reiterando las críticas que indican la politización de la justicia cuando se trata de procesar al ex mandatario. Laus, por ejemplo, dijo que la Constitución determina que le toca al presidente nombrar a sus ministros, y que cada ministro es responsable de su respectiva área.
Mencionando directamente a Petrobras, el juez dijo que los directores son propuestos por el ministro y confirmados por el presidente. Conclusión: si Lula aceptó la propuesta de un corrupto, es porque obtendría beneficios. Por tal razón, se sumó al pedido de su colega Paulsen, de que Lula sea detenido de inmediato.
Tan pronto se supo el resultado hubo manifestaciones callejeras en varias ciudades brasileñas. La más importante ocurrió en Sao Paulo, reunió más de 30 mil personas y contó con la presencia, con un incendiario discurso de Lula da Silva. A pocos kilómetros de distancia, en la avenida Paulista, escenario de manifestaciones contrarias al ex presidente, poco más de 300 personas, con el grupo de extrema derecha MBL (Movimiento Brasil Libre) a la cabeza, externaba su euforia. Algunos manifestantes exhibían pancartas en que se leía: Intervención, ya, en un llamado a los militares.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), senadora Gleisi Hoffmann, confirmó este miércoles una reunión del partido para reiterar la candidatura de Lula en las elecciones de octubre.
De acuerdo con la ley, al ser condenado en segunda instancia Lula estaría inhabilitado para postularse. Quedan, en cualquier caso, varios recursos que serán presentados en instancias máximas e incluso ante la justicia electoral.
Analistas consideran remota la posibilidad de prisión del ex presidente, aunque la Corte Suprema haya autorizado que los condenados en segunda instancia puedan ser, si así requiere el juez de primera instancia, llevados a la cárcel. De momento, lo que existe es una recomendación de jueces de segunda instancia, pero la palabra final la tiene Sergio Moro.
En al menos un sector la condena de Lula da Silva provocó resultados positivos: la Bolsa de Valores tuvo un incremento de casi 3 por ciento, y el dólar se desplomó 2.7 por ciento.
Juristas admiten que la condena unánime dificulta la candidatura de Lula en octubre. En el terreno jurídico, los próximos pasos del ex presidente se dirigirán al Tribunal Superior Electoral, al Tribunal Superior de Justicia y, en último caso, si se considera que alguno de sus derechos constitucionales fue violado, a la corte máxima, el Supremo Tribunal Federal.
Al mismo tiempo, más de un centenar de abogados criminalistas apuntan, de manera contundente, contra la fragilidad de la sentencia del juez Moro. Ayer se multiplicaron las voces de algunos de los más renombrados juristas brasileños criticando con vehemencia que los tres magistrados impregnaron sus votos de discursos políticos, mencionando aspectos del presidencialismo practicado en Brasil, el concepto de democracia representativa y hasta cómo los gobernantes eligen ministros e indican los rumbos de negociaciones con partidos para formar alianzas.
Con relación al PT, de momento lo que se espera es que insista en la candidatura de Lula, entre otras razones porque no dispone, al menos hasta ahora, de un candidato suficientemente competitivo para remplazarlo. Él encabeza todos los sondeos, y si le dejan contender podría vencer en la primera vuelta.
La idea es que siga en sus caravanas por Brasil, creciendo aún más en las encuestas y si más adelante, efectivamente, lo inhabilitan, que haya reunido capital suficiente para impulsar a otro aspirante con posibilidades de pasar a la segunda vuelta.
Por lo que demostró ayer en el acto realizado en Sao Pulo, Lula da Silva sigue dispuesto a dar batalla hasta ganar la guerra.
Este acto (dijo al empezar su discurso ante la multitud), no es electoral; es en defensa de la soberanía nacional. En defensa de Brasil.
Enseguida enumeró una vez más los logros de sus dos mandatos y los del primero de su sucesora, la destituida Dilma Rousseff, y aseguró que la condena de ayer no fue contra él, sino contra un proyecto de país.
Si en el frente de batalla jurídico actuarán sus abogados, en el frente político Lula puede esgrimir un arsenal que ninguno de sus adversarios, ni de lejos, sueña tener.
(*)Destacado periodista brasileño. Texto tomado de el diario La Jornada, de México.