Sólo el Tesoro Nacional ya emitió en escasos dos años 98.185 millones de dólares, de los cuales, 85.167 millones fueron títulos en dólares en poder de acreedores externos, según el último informe del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET. Además, 84 de cada 100 dólares fueron destinados para abastecer la fuga de capitales, financiar la remisión de utilidades y dividendos de multinacionales y no como inversión extranjera directa. Si hasta la jefa de sus cancerberos internacionales, Christine Lagarde, titular del FMI, se manifiesta preocupada, claro que para la tribuna o la gilada como se dice por ahí, por el “aumento preocupante de la deuda en muchos países” y pide, además de los consabidos ajustes (la otra cara del perverso programa de endeudamiento), reformas productivas. ¿Consistirán esas reformas en las reconciliaciones de los fascistas Massot y los “errores” de Triaca hijo, el del padre cómplice con la dictadura? Por estos días la Rosada continúa con su receta de más deuda, negociados y despidos.
“Hay un aumento preocupante de la deuda de muchos países y debemos estar atentos”, aseguró ayer la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, en la copresidencia colegiada del Foro Económico de Davos, Suiza, al cual Macrí viajó para un nuevo acto de su triste farsa, esa de la inversiones, que ni llegarán y ni siquiera las buscas, porque el negocio de la camándula Cambiemos va viento en popa: vinieron para quedarse con la guita, hasta que todo estalle.
Es de suponer que Putin vea a Mauricio con cara de póker bien diplomática, para ocultar una sonrisa burlona ante su propio comentario o monólogo interior: “y éste quién es”, a menos que el líder de los rusos esté decidió a promover aquí la llegada de “inversiones” aplicadas a la bicicleta financiera.
Mientras tanto la capa del FMI presentaba – reiteramos el urgente: para la tribuna o la gilada – “la actualización de las perspectivas económicas globales, en las que ese organismo global de aprietes y patotas monetarias prevé un crecimiento mundial para 2018 y 2019 de 3,9 por ciento para cada año, 0,2 puntos por encima de las estimaciones previas.
“No obstante, Lagarde exhortó a no ser complacientes con esa mejora, porque las condiciones externas podrían cambiar rápidamente afectando a aquellos países comprometidos financieramente. En los dos primeros años de gobierno de Mauricio Macri, las emisiones de deuda en moneda local y extranjera totalizaron 121.588 millones de dólares y para este año está estimada una colocación neta de otros 30.000 millones. El impacto podría provenir de una suba en las tasas de interés en los Estados Unidos, lo que encarecerá futuras emisiones o la renovación de vencimientos ante una menor liquidez global”, afirma la nota al respecto publicada este martes por el diario Página 12.
“La crisis financiera mundial puede parecer firmemente rezagada, pero sin una acción inmediata para abordar los impedimentos de crecimiento estructural, mejorar la inclusión y crecimiento y construir amortiguadores de políticas y resiliencia, la próxima recesión vendrá antes de lo esperado y será más difícil de combatir”, sostuvo Maurice Obstfeld, consejero económico y director de Investigación del FMI.
El organismo detalla en su informe una serie de objetivos que suelen contradecirse con las recetas que impulsa para alcanzarlos, como ajustar el gasto público y abrir el comercio. En su informe ‘Conclusiones de 2017’, tras la consulta del Artículo IV que tuvo lugar el año pasado en la Argentina, el FMI recomendó para el país acelerar los ajustes, principalmente en materia laboral, previsional y tributaria. “La reducción del gasto público es esencial, especialmente en las áreas donde aumentó muy rápidamente en los últimos años, en particular los salarios, las pensiones y las transferencias sociales”, reclamó.
En el informe presentado ayer en simultáneo en Washington y en Davos, el Fondo reveló que el año pasado la producción mundial creció un 3,7 por ciento, 0,1 puntos porcentuales más que lo proyectado en el otoño boreal y medio punto porcentual más que en 2016. Sobre la base de ese comportamiento es que fueron revisadas al alza las previsiones para los próximos dos años. La revisión refleja el aumento en el impulso del crecimiento global y el impacto esperado de los cambios en la política tributaria recientemente aprobados en los Estados Unidos. El Fondo también espera una cierta aceleración de la inflación en el mundo. Para el caso de los países emergentes y en desarrollo pasaría de 4,1 por ciento anual en 2017 a 4,5 por ciento en el corriente año, pero el organismo aclara que elimina del cálculo regional a Venezuela y a la Argentina. La inflación del año pasado estimada por el FMI en las conclusiones para Argentina se ubicaría en 23,6 por ciento, “como reflejo del impacto de los aumentos de servicios públicos”.
El contexto global que presenta el Fondo revela oportunidades para el país pero también claros alertas en caso de que el fondeo internacional barato se termine. El desempeño previsto para los mercados a los que le exporta materias primas la Argentina tendrá un buen bienio, China, Europa y Estados Unidos. En el caso del comercio de manufacturas, la situación de Brasil podría mejorar y el organismo le augura un crecimiento de 1,9 por ciento este año y de 2,1 en 2019. De todos modos, la política de apertura a las importaciones del gobierno de Cambiemos parece garantizar que ese mayor flujo comercial será correlativo con una profundización del déficit en cuenta corriente para la Argentina.
“Sería un error que nos sintiéramos satisfechos o complacientes. Mucha gente quedó afuera de la recuperación y una quinta parte de los emergentes vieron caer su renta per cápita en 2017”, aseguró Lagarde desde la comuna suiza. Sostuvo que se está en presencia de una recuperación “mayoritariamente cíclica” y alertó sobre los “niveles de vulnerabilidad acumulada en el sector financiero”. “Deben hacerse reformas estructurales, tomar medidas para un crecimiento a largo plazo, rebajar la deuda en los ámbitos en que esté muy alta y reinvertir en la economía a través de infraestructura y un gasto social efectivo”, agregó la directiva. Nada que haya hecho Argentina. Sólo el Tesoro emitió 98.185 millones de dólares, de los cuales, 85.167 millones fueron títulos en dólares en poder de acreedores externos, según el último informe del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET. Además, 84 de cada 100 dólares fueron destinados para abastecer la fuga de capitales, financiar la remisión de utilidades y dividendos de multinacionales y no como inversión extranjera directa. “Las elevadas valuaciones de los activos plantean la posibilidad de una corrección del mercado financiero –como una suba en las tasas de interés en Estados Unidos–, que podría frenar el crecimiento y la confianza”, dijo Obstfeld.