Esa fue la consigna dominante en buena parte de los cacerolazos y bocinazos que se repitieron el martes por la noche en la Capital Federal, en el Conurbano y en distintos puntos del país, en repudio a la ley expropiatoria de los haberes jubilatorios, cínicamente denominada “reforma previsional”, a las políticas económicas y sociales y a la estrategia represiva del gobierno de Cambiemos.
Los ciudadanos y ciudadanas auto convocados a través de la redes sociales no ahorraron cánticos contra el presidente Mauricio Macri, su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y contra las fuerzas policiales y Gendarmería, a las que venimos calificando de perros rabiosos y uniformados por la saña con que cumplen con su obediencia debida de balear, apalear, gasear y apresar, mejor dicho cazar, manifestantes. La cámara baja del Congreso Nacional no sólo le dio luz verde a una ley expropiatoria contra los sectores más vulnerables de la sociedad sino que como hacía mucho no ponía en peligro y cada vez más cerca de una nueva crisis al mismo sistema de representación política. Atención que ya se esbozaron en los cacerolazos intenciones espontáneas de volver al “que se vayan todos”.
Otra vez, como el lunes a la noche, miles de personas ganaron las calles con cacerolas y bocinazos para expresarse contra el saqueo a los jubilados, pensionados y titulares de programas sociales, convertido finalmente en ley por la Cámara de Diputados al filo de la mañana del martes y tras un sesión escandalosa, porque alguna vez tendrán que dar explicaciones los llamados representantes del pueblo sobre el por qué de semejante indignidad: deliberar en el Congreso mientras en la calles miles de personas son salvajemente reprimidas por las fuerzas de seguridad. Fue una clara reacción al cínico pedido de Macri en conferencia de prensa, de llamar a que los argentinos “no duden” que su intención es mejorar las jubilaciones y para que “dejen una ranura para creer” que esa ley que el gobierno impuso con el apoyo de gobernadores peronistas es “buena”.
“Macri basura, vos sos la dictadura” “Ole ole ola, como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”, fueron también algunos de los cánticos con que los auto convocados le respondieron a Cambiemos desde distintas esquinas del país, incluso otra vez frente al Congreso, donde la desvergonzada y obscena Cámara de Diputados volvía a sesionar de cara a la llamada “reforma tributaria”.
Más que interesante la crónica que Fernando López, editor de esta agencia publica este miércoles en el diario platense Contexto, acerca de la comparecencia de Macri ante la prensa, horas antes de los cacerolazos.
“Caradurismo sin fin” es el título de la nota del colega que pasamos a citar: Ni el jefe de los diputados de Cambiemos, Mario Negri, se animó a sostener que los jubilados vayan a ganar lo mismo o más de lo que percibían con la fórmula de movilidad vigente. Apenas fue sancionada la reforma previsional y salió del recinto de la Cámara baja, un periodista le preguntó sobre el tema. “¿Pero por qué lo tengo que asegurar yo? Yo no soy un especialista en eso”, se escudó el legislador.
Mauricio Macri, sin embargo, cree que puede lanzar cualquier falacia con total descaro e impunidad cuando del otro lado tiene periodistas de medios hegemónicos que le preguntan lo que él quiere contestar. En la conferencia de prensa que brindó tras la ley de ajuste previsional sólo preguntaron periodistas de Clarín, TN, Radio Mitre, La Nación, Infobae, Radio Ciudad, Continental, Noticias Argentinas, FM Andina y Cadena 3.
El cambio de fórmula, que con la reforma pasa a calcularse por inflación y promedio de aumentos salariales, significará un recorte de 100 mil millones de pesos sobre haberes jubilatorios, beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, pensiones por discapacidad y veteranos de Malvinas. Y el bono “compensador” que prometió el presidente por decreto apenas reduce ese terrible ajuste –por única vez- en 4 mil millones.
Pero, según Macri, “el año que viene le van a ganar entre 4 y 6 puntos a la inflación” y “van a estar mejor que este año”. Es más, aseguró que “nunca más van a perder”.
“Tengo dos ejes prioritarios: en primer lugar la niñez, los chicos de 0 a 5 años, que reciban todo lo que necesitan para que arranquen la vida teniendo las mismas oportunidades, hayan nacido donde hayan nacido. Y la segunda es cuidar a nuestros jubilados”, añadió para mayor sorpresa de los propios afectados, que lo miraban por TV.
Nada dijo sobre otros puntos críticos de la reforma, como la suba de la edad jubilatoria o la quita de un 20% en los haberes iniciales de los nuevos jubilados, porque tampoco se lo preguntaron. Aunque sí pudo repetir frases tales como “todo lo que estamos haciendo tiene que ver con abrirles la puerta a un futuro mejor” y “en Argentina se vive un clima de paz y de esperanza”.
Los que no se vieron muy esperanzados con ese futuro ideal de Macri fueron los cientos de miles de argentinos que marcharon hasta el Congreso para repudiar el saqueo previsional y se encontraron con otra feroz represión, los heridos, los detenidos, los jubilados y trabajadores que recibieron balas de goma, palazos y gas pimienta, algunos incluso directamente en la cara.
Lo que se advierte, en cambio, es un creciente descontento social con el “reformismo permanente” de Cambiemos, que se expresa no sólo con movilizaciones organizadas y medidas de fuerza, sino también con los cacerolazos espontáneos que se multiplicaron durante la noche de lunes, mientras se trataba la reforma jubilatoria, y volvieron sonar en las calles de todo el país este martes.
Durante su conferencia de prensa desde la Casa Rosada, Macri no habló de represión. Acusó a “diputados de la oposición” de haber “incitado la violencia” y le agradeció “a la policía la labor que llevó a cabo el día de ayer y el día jueves, defendiendo la institucionalidad de nuestro país y la democracia”.
Sobre los cacerolazos se refirió recién al final: “Respeto que haya gente que piense que estas reformas que estamos planteando no son buenas, es lógico. Lo que les pido a ellos es que no duden por un instante de nuestra intencionalidad. Se las estamos proponiendo porque los va a ayudar”.
Horas después se iniciaría en la Cámara de Diputados el tratamiento de la reforma tributaria, no menos perjudicial que la previsional, ya que entre otras cosas apunta a desfinanciar el sistema jubilatorio al bajar los aportes patronales, un punto en el que hizo especial hincapié el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Las grandes empresas no van a pagar en concepto de contribuciones patronales 103 mil millones de pesos, lo mismo que le saquean a los jubilados con la reforma previsional”, reveló ayer el diputado Axel Kicillof (FpV-PJ) durante la sesión.