Por ahora Israel desoye la petición de España y decide no expresar por el momento su postura oficial sobre la independencia de Cataluña, lo que termina convirtiéndose en un tácito apoyo a los secesionistas.
El Gobierno central de España pidió el viernes al régimen de Tel Aviv que secundara a los países occidentales en contra de la declaración unilateral de independencia hecha por las autoridades de la Generalitat de Cataluña.
Las altas autoridades israelíes abordaron, de hecho, el caso en una reunión, pero decidieron no expresar ni rechazo ni apoyo al independentismo catalán, según publicó el lunes el portal israelí NRG, según consigna HispanTV.
En su informe, NRG añadió que Israel se abstiene de seguir los pasos de sus aliados en el Occidente —Estados Unidos y la Unión Europea— en este caso por dos razones: la inclinación porisraelí de esta comunidad autónoma y la postura antiisraelí de los españoles.
Los atentados en Cataluña (norestes de España) han sido organizados por ciertos países y servicios secretos extranjeros para proteger sus ocultos intereses.
Cataluña es considerada una región proisraelí en España, con “banderas de Israel, una vista habitual, sobre las casas catalanas”, destaca la publicación, aunque a la vez señala los recientes pasos en Cataluña a favor de la campaña antiisraelí de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
El régimen de Tel Aviv está ya harto de la postura que ha mantenido España durante años contra Israel, y por ello se ha valido de la actuación de la policía contra los catalanes en el referéndum secesionista del pasado 1 de octubre para devolverle el golpe.
“Por muchos años, España nos daba lecciones de cómo necesitamos otorgar derechos (nacionales) a los árabes palestinos (…) Hoy en día observamos su hipocresía, mientras (España) ni siquiera permite a los catalanes celebrar un referéndum sobre su independencia”, escribió en su cuenta en Twitter el viceministro israelí de asuntos militares, Eli Ben-Dahan, citado por NRG.
Teniendo en cuenta todo eso, los altos cargos del régimen de Tel Aviv han optado por no señalarse en esta cuestión y así no alejarse “drásticamente” del consenso internacional, concluye.