Piden al presidente que deje de utilizarlas como justificativo de su avanzada antiobrera. Son la contracara de las grandes patronales, esas que alzaron la voz en el Coloquio de IDEA por una reforma que arrase con los derechos y los salarios de los trabajadores.
Por Fernando M. López (*) / Grandes empresas nacionales e internacionales participaron en Mar del Plata del 53º Coloquio Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA). Al encuentro llevaron dos grandes demandas para seguir aumentando sus ganancias sin resignar ningún privilegio: modificaciones fiscales que permitan reducir cargas impositivas y una reforma laboral que se ajuste a sus más amplias pretensiones.
En el primer punto las cosas aparecen un tanto difusas. Sin embargo, en lo que respecta al otro reclamo, el Gobierno de Mauricio Macri da señales bastante claras de que profundizará la flexibilización una vez concluido el proceso electoral.
Las patronales saben que en Argentina es difícil alcanzar una reforma a la brasileña, que imponga relaciones laborales cuasi-esclavas, pero están muy entusiasmadas con lo que se viene. De ahí que se mostraran eufóricas ante cada intervención oficial, como ocurrió durante las presentaciones de la gobernadora María Eugenia Vidal, o el jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña.
Y los aplausos estallaron aún más cuando apareció el presidente y se puso a elogiar el modelo del golpista Michel Temer: “Brasil nos está levantando la vara (…) Brasil ha sentado bases impresionantes para el mediano y el largo plazo. Hoy tiene un sistema institucional mucho más sólido y una Justicia absolutamente independiente. No podemos aspirar a menos”.
“Nos tenemos que sentar a la mesa gobierno, empresas y sindicatos. En el mundo alguien produce lo que nosotros producimos, así que tenemos que ir hacia una integración. Nosotros tenemos que bajar impuestos, avanzar con la infraestructura, ustedes (por los empresarios) invertir, los sindicatos bajar ausentismo y aumentar la flexibilidad para hacer muchas cosas”, remató Macri para ratificar por dónde pasará la reforma.
Antes habían pasado por el mismo escenario Paolo Rocca, presidente del Grupo Techint, y Marcos Galperín, CEO de Mercado Libre, para fogonear la flexibilización, pidiendo “revisar una rigidez que al final perjudica la capacidad de adaptación de la economía” y poder “reducirse cuando sea necesario”, es decir, despedir a mansalva sin mayores consecuencias.
“El marco laboral está construido en el siglo pasado, mientras que este es el siglo de la Inteligencia artificial y de los robots, por lo que el modelo que tenemos es imposible que genere empleo a los chicos que hoy están en la escuela. Vamos a tener que tener una flexibilidad que hoy no existe en el mundo laboral”, sostuvo Galperín.
Por su parte, Rocca enumeró “tres temas en la agenda de largo plazo: el cambio en las relaciones laborales, el tema educativo, y repensar la situación del Conurbano bonaerense para que la Argentina avance en un esquema de gobernabilidad”.
También exigieron neutralizar la litigiosidad, sobre todo en materia de accidentes de trabajo, porque “crea un riesgo no evaluable para las empresas, especialmente a las pymes”, algo similar a lo que plantea Macri bajo el calificativo de “mafia de los juicios laborales”.
En realidad, ni el presidente ni los poderosos como Rocca hablan en nombre de las pequeñas y medianas empresas, que incluso se oponen a la reforma laboral que se prepara para arrasar con muchos derechos conquistados por la clase trabajadora argentina durante los últimos 70 años.
“Con nosotros no hablan, pero nos utilizan para justificar un montón de cosas”, dijo a Contexto Daniel Moreira, presidente de la Asociación Pyme, quien aclaró: “Es una falacia lo de la ‘necesidad’ de una reforma laboral”.
“Básicamente, lo que están pidiendo es un achicamiento del poder adquisitivo de los trabajadores, y nosotros estamos en contra de eso porque mermaría aún más el ya deteriorado mercado interno, del cual nosotros vivimos”, explicó.
Moreira añadió que “el tema de los juicios laborales es un caballito de batalla del Gobierno, pero “no es la prioridad de las pymes”.
“Con estas mismas leyes, con estos mismos jueces y abogados, hemos crecido como nunca durante los doce años del gobierno anterior y hemos generado 5 millones de puestos de trabajo. Claramente, el desarrollo de las pymes no pasa por los juicios laborales, pasa por tener un mercado interno dinámico, que es exactamente lo contrario a lo que ha sucedido desde la implementación del plan económico de Cambiemos”, subrayó.
En este sentido, el titular de la Asociación Pyme advirtió que “este es un gobierno de cínicos y de mentirosos, desde el presidente hasta el último de los funcionarios”, y que “sus intereses, que son los de las grandes empresas, están por arriba de cualquier otra cosa”.
Lamentablemente, algunas cúpulas sindicales no lo ven con tanta claridad y se inclinan a ceder ante la avanzada flexibilizadora, como lo demostraron durante su paso por Mar del Plata los triunviros de la CGT, entre ellos Juan Carlos Schmid, y otros altos dirigentes gremiales, como José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Andrés Rodríguez (UPCN), Antonio Caló (UOM) y Gerardo Martínez (UOCRA).
Incluso, una de las principales ponencias de IDEA se refirió a “la cooperación entre sindicatos y empresas”, a partir de las modificaciones hechas al convenio colectivo de los petroleros de Vaca Muerta. Ese fue el verdadero globo de ensayo de la reforma laboral macrista, pergeñado con el secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, Guillermo Pereyra, una de las estrellas del coloquio marplatense.
(*) Periodista y docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Editor de AgePeBA. Nota publicada en Contexto.