Una muestra cabal de la “profesionalidad, la independencia y el carácter democrático” de los grandes medios de comunicación: Los editores del Wall Street Journal (WSJ)han establecido un plan para poner fin a la crisis en Corea del Norte: que el pueblo de ese país muera de hambre.
Por Mike Whitney (*) / No estoy bromeando. En un artículo titulado «Opciones para eliminar a Kim Jong Un», el consejo editorial del WSJ sugiere que Estados Unidos use «todas sus herramientas para derrocar al régimen norcoreano», incluyendo, por supuesto, interrumpir las importaciones vitales de alimentos que impiden que las mujeres y los niños enfrenten un agonizante muerte por hambre. Aquí, un extracto del artículo:
«El Norte es especialmente vulnerable a las presiones este año porque una severa sequía de abril a junio redujo la cosecha temprana de cereales en un 30%. Si la principal cosecha también se ve afectada, Pyongyang puede tener que importar más alimentos, mientras que las sanciones restringen su capacidad de obtener divisas (…). Si bien el régimen sobrevivió a una grave hambruna en los años 90, hoy las consecuencias políticas de una cosecha fallida serían severas (…). Ahora los soldados están mal pagados y subalimentados. Los norcoreanos no aceptarán simplemente el hambre como lo hicieron hace dos décadas (…). Retener la ayuda alimentaria para derribar un gobierno normalmente no sería ético, pero Corea del Norte es un caso excepcional. La ayuda pasada resultó ser un error, ya que perpetuó uno de los regímenes más malignos de la historia. La ONU dice que alrededor del 40% de la población está desnutrida, incluso mientras los Kim continúan gastando enormes sumas de armas. Terminar el estado norcoreano lo más rápido posible es el camino más humano».
¿»Humano»? Los editores del WSJ piensan que privar a la gente de suficiente alimento para mantenerse vivo es humano.
Y vean lo alegre que suena el hecho de que «el 40% de la población está (ya) desnutrida», como si ya estuvieran a mitad de camino hacia su objetivo. ¡Viva el embargo de los Estados Unidos, infligiendo todavía miseria a personas inocentes unos 6 decenios después de la guerra!
¡Es enfermizo! ¿Quiénes son estas personas que crecen en nuestro medio, asisten a nuestras escuelas y universidades, viven en los mismos barrios, y van a las mismas iglesias? ¿De dónde vienen estos monstruos?
Me recuerda lo que Harold Pinter dijo en su discurso de aceptación del Nobel: “¿Qué ha pasado con nuestra sensibilidad moral? ¿Alguna vez la hemos tenido? ¿Qué significan estas palabras? ¿Se refieren a un término muy raramente empleado en estos días, la conciencia? ¿Una conciencia para qué hacer no sólo con nuestros propios actos, sino con nuestra responsabilidad compartida con los actos de los demás? ¿Está todo eso muerto?”. Seguro que está muerto en el WSJ, eso es seguro.
¿Cuál es el objetivo final? ¿Por qué el cambio de régimen? Por supuesto es lo de siempre: la instalación de un gobierno obediente a los dictados de Washington.
¿Cómo se supone que funciona, después de todo, privar a la gente de alimentos? ¿No es como darles armas y entrenarlos para derrocar al régimen, no?
No, no lo es. De hecho, ni siquiera existe la más remota posibilidad de que el plan funcione. Ninguna. Pero ayudará a castigar al pueblo coreano por el comportamiento de su gobierno. Lo hará. Y generará más sufrimiento, infelicidad y miseria. Eso es cierto.
Imagínese si el zapato estuviese en el otro pie y Corea del Norte tuviese el poder cortar los suministros de alimentos vitales a la gente en los Estados Unidos. Claro, es muy difícil, pero piénsalo un minuto. ¿Cómo reaccionarías? ¿Reunirías a tus vecinos y amigos para preparar un plan para derrocar al gobierno?
La idea es ridícula, ¿no? Los editores del WSJ saben eso. Estos son hombres educados e inteligentes que entienden cómo funciona el mundo y que conocen el impacto de políticas particulares. Saben que el hambre no va a llevar a “la revolución”. Eso simplemente no va a suceder.
Entonces, ¿por qué apoyar una política que no funciona?
Buena pregunta, pero ahí es donde tenemos que virar hacia un área muy gris de análisis, es decir tratando de entender por qué algunas personas son tan moralmente malignas que parecen disfrutar de infligir dolor a los demás. ¿Por qué? ¿Por qué hay tanta gente cruel en posiciones de poder y autoridad?
(*) Tomado de la revista estadounidense Counter Punch.