El juez Claudio Bonadio impidió que el nieto 122 pudiera inscribirse con su verdadero nombre, José Bustamante García. Las Abuelas de Plaza de Mayo calificaron la decisión como “arbitraria” e “insultante”. Un caso que marca otro retroceso en materia de Memoria, Verdad y Justicia.
Por Fernando M. López (*) / José Bustamante García es el último nieto restituido. Su verdadera identidad fue confirmada el 18 de abril de este año, cuando el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) informó que se trataba del hijo de Iris García y Enrique Bustamante, dos militantes montoneros secuestrados por represores de la Policía Federal en 1977.
Días después, las Abuelas de Plaza de Mayo presentaban el caso en una conferencia de prensa junto a los tíos biológicos del nieto 122. Allí contaron que la denuncia sobre el embarazo y la desaparición forzada de Iris había sido realizada por su padre, Manuel García, pero que Enrique no estaba denunciado como desaparecido. Recién en 2010, una prima suya se acercó a la Secretaría de Derechos Humanos e incorporó su perfil genético al BNDG.
Justo se cumplía un mes de la multitudinaria marcha por el 41º aniversario del golpe cívico-militar, y en medio de tanto negacionismo del presidente Mauricio Macri y sus funcionarios, la titular de Abuelas, Estela de Carlotto, remarcó que el caso demostraba que “los desaparecidos son 30.000 o más”.
El 17 de agosto, luego de conocer a su familia, José inició el trámite para inscribirse como Bustamante García. El pedido de rectificación de su documento recayó en el Juzgado de Claudio Bonadio, quien acaba de rechazarlo alegando que “no se trata del momento procesal adecuado”.
El magistrado señaló, además, que la solicitud era improcedente porque el artículo 69 del nuevo Código Civil y Comercial permite realizar el cambio “oportunamente y sin intervención judicial”, aunque pasó por alto que esa disposición no se encuentra reglamentada.
Desde Abuelas repudiaron la “arbitraria decisión” y consideraron “insultante” que el nieto 122 “deba seguir circulando con documentación falsa, que no refleja su verdadera identidad, cuando la Justicia ya fue informada de que se trata del hijo de Iris y Enrique, nacido durante el cautiverio de su madre en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en julio de 1977”.
Manuel Gonçalves, que restituyó su identidad en 1997, dijo a Contexto que Bonadio quiebra una tendencia judicial que se había mostrado “muy expeditiva” a la hora de resolver “el pedido de quien busca restituir la identidad que le robó la dictadura”.
“Poder restituir la verdad y la identidad de un joven, el encuentro con su familia, en el mejor de los casos con su abuela, es celebrado por casi la totalidad de la sociedad. Es uno de los mayores consensos que hemos logrado en estos 34 años de democracia. Sin embargo, Bonadio quedó más cerca de aquellos que todavía creen que no hay que buscar y reivindican a la dictadura”, reflexionó.
En tanto, para Horacio Pietragalla, “lo de Bonadio es realmente aberrante” y “va en línea con el fuerte retroceso en políticas de derechos humanos” desde la llegada de Macri a la Casa Rosada.
El nieto 75 y candidato a diputado nacional por Unidad Ciudadana lamentó que una víctima del terrorismo de Estado, luego de “vivir cuarenta años con una identidad falsa”, tenga que padecer las “arbitrariedades” de un juez que atenta contra el proceso de Memoria, Verdad y Justicia.
También subrayó que, en menos de dos años, Argentina pasó de ser “ejemplo en materia de derechos humanos” a tener “una desaparición forzada” a manos de la Gendarmería.
“Hoy el mundo reclama la aparición con vida de Santiago Maldonado, mientras el gobierno de Macri encubre y niega”, sostuvo Pietragalla, y, en sintonía con la familia del joven desaparecido desde el 1° de agosto, reclamó que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, “renuncie cuanto antes”.
(*) Docente de la Facultad Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Editor de AgePeBA. Texto publicado por Contexto.