La televisión de la derecha abierta y explícita, con los medios de los grupos Clarín y América – más el resto – como emblemas, pero la otra también, focalizada particularmente en la programación de C5N coinciden en algo: terminan exponiendo la desaparición forzada según la carátula penal de Santiago Maldonado, durante la represión del 1 de agosto en la comunidad mapuche de Cushamen, Chubut, de la misma manera día a día se orquesta la agenda mediática para tratar la problemática de la inseguridad en las calles, en ese caso como un mero acto de pibes pobres, y sin analizar, en ninguno, las redes trazadas por el régimen policial en el que desemboca el país cuando la violencia del Estado no es controlada por la instituciones de la democracia, registrándose un divorcio pactado en el seno de la corporación política profesionalizada, para que “los gobiernos” puedan evadir su responsabilidad como política, ni que hablar de la penal, ante el delito policial y del resto de las agencia de seguridad, atravesadas además por un sistema de corrupción sistémica. En ese escenario, el aparato mediático dominante juega un papel estratégico, como lo es el de esas redes culturales en la llamada “guerra de cuarta generación: informan con anestesia, tergiversaciones y confusionismos a toda orquesta.
Por Carlos López / Mientras decenas – cientos de miles – de individuos expresados como masa crítica marchan a Plaza de Mayo para pedir la urgente aparición del joven de 28 años, el presidente Mauricio Macri, su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y otros funcionarios y asesores se juntaban en una suerte de “cuarto oscuro” con sus amigos conductores de TV para trazar modos de narrar, repartir compromisos económicos, y si miramientos; para todos.
Como aliento del mal para generar consenso a favor de la represión, la TV oficialista de Cambiemos lo puede todo. Es la misma que transmite los partidos de fútbol por Fox Sports y TNT Sports, pero mucho. Quienes limpiaron la imagen de los candidatos electorales del PRO ahora se ensañan utilizan a los mapuches en Sur, a los pobres en todo el país y a cuanto sujeto social deba ser estigmatizado en torno una estrategia comunicacional de derecha, para blindar a las fuerzas que despliegan las tareas sucias en la calles y a los funcionarios que la comanda o salen a la palestra a defender esas políticas. En la Plaza un multitud exigía la aparición de Santiago Maldonado pero también la renuncia de la ministra, de larga pertenencia a las nóminas de “servicios” extranjeros, como lo son la CIA y la Mossad.
Canal 13 y TN, dos de los caballos de batalla mediáticos del macrismo, se han preocupado por buscar sin descansar a Santiago Maldonado de gira por Chile más de lo que lo intenta demostrar la propia Gendarmería Nacional. La primera operación trunca de los periodistas del Grupo Clarín ocurrió días después de la desaparición del joven de 25 de Mayo, cuando se intentó imponer una hipótesis de que Santiago estaba en Entre Ríos, luego de divulgarse un video de una estación de servicio ubicada en el kilómetro 48 de la Autovía 14, en donde supuestamente se encontraba.
Finalmente otro joven, Francisco Maestre, desmintió esta versión y expuso una realidad que los noteros del mal intentaron armar. El propio Maestre denunció en su cuenta de Facebook la operación mediática: “Dicen en Canal 13 que vieron a Maldonado por Entre Ríos El del video que pasaron soy yo… Qué locura! La desinformación… va a estar caminando como si nada por un local sabiendo que tantas personas lo buscan. Vi los videos y las imágenes… me veo ahí, tan tranquilo… y pasé varios puestos policiales en el camino… y pasan el video con total impunidad… información falsa”, redactó el joven que intentaban hacer pasar por Santiago.
Más recientemente, el pasado 28 de agosto, Canal 13 volvió a arremeter al mejor estilo de la derecha contra la comunidad mapuche. En primer lugar la operación más agresiva fue protagonizada con una entrevista de Jorge Lanata al líder mapuche Jones Huala en la que el periodista no sólo lo acusó de terrorista sino que además posicionó a la comunidad como enemigos directos de la Argentina -profundizando más aún el que intentan imponer contra las víctimas de la represión-. Pasado esto, la aparente “experta en moda” Matilda Blando, que pasa sus mejores horas hablando sobre la forma de vestirse de las personas en el programa “Nosotros a la mañana”, atacó a Huala por la vestimenta que portó en la entrevista con Lanata. “Es casi un disfraz”, dijo Blando, quien además arremetió que Jones Huala “me da a impostada, no se la creo. Es poco real y parece como si fue un armado para eso”. A su vez, agregó que “lo que es impostado es porque no es real, es algo que no llevas habitualmente, por lo que es casi un disfraz. Aunque lo veas todo el tiempo así, es algo que armó para llevar adelante su causa”. Lo que seguramente no es impostado y olvida el equipo de Doman es la desaparición forzada de Santiago Maldonado, de quien la ministra Patricia Bullrich no se hace responsable y el presidente Mauricio Macri ni siquiera expresa una mínima preocupación, a pesar de las masivas movilizaciones que anoche se dieron en distintos puntos del país, con mayor concentración en Plaza de Mayo, y con detenciones de militantes comunistas en Santa Fe por exigir la aparición del joven.
Lo que hizo Lanata con el líder mapuche trae a la memoria un recuerdo muy latente. El periodista exclusivo de Canal 13 ya había utilizado dos meses atrás a un menor conocido como “El Polaquito” para utilizarlo como muestra de un delincuente habitual, ocultando a los verdaderos arrebatadores de la vida de miles de niños que son obligados a delinquir para seguir con vida en las villas y barrios más vulnerables de la Argentina. La falsa entrevista contra el nene de 11 años y su familia fue una clara orquesta televisiva que demostró el poder destructor de los medios de la derecha, dejando por fuera un entramado político y de corrupción policial que hoy permite que los delitos sigan aumentando en las calles a expensas de la sociedad, mientras que el gobierno lanza más y más policías a las calles para conseguir los votos en octubre próximo.
La consigna de Cambiemos fue clara. Negar por siempre la vinculación de la Gendarmería en la desaparición de Maldonado o cualquier causa que se sume a ésta, ocultar pruebas a la Justicia y castigar con arrestos y palos a todos aquellos que quieran expresarse en contra de las prácticas oscuras del pasado, las mismas prácticas que chuparon pibes y pibas durante la última dictadura cívico-militar. Esta bajada de línea macrista no termina en los funcionarios, sino que tiene como últimos interlocutores a los periodistas con más rating del mercado de canales como el 13, TN o la nueva TV Pública, pero que además tampoco es contrarrestado por otras señales como C5N, América o Telefe, por momentos con críticas vanales y por otros volviendo al juego que la derecha propone. Y si de burlarse contra los más débiles se trata, la consigna llegó incluso a los pisos de la TV Pública, donde la conductora Romina Monfrinotti se burló en las redes sociales de la desaparición de Maldonado. Los usuarios de diferentes redes la pasada semana copiaron un mensaje para distribuir en solidaridad con la búsqueda desesperada del joven, en la que la idea de los usuarios era dar su nombre y una actividad que estuvieran haciendo para después preguntarse dónde está Santiago. Monfrinotti no tuvo mejor idea que romper con esta lógica de solidaridad para decir: “Soy Romi Monfrinotti. Estoy en Villa Crespo y terminé de entrenar. Quiero saber quien me choreó mi botella de agua…”, arrojó en un comentario insólito.
Los atentados no sólo ocurren en Europa en tiempos de Macri. TN refleja un “atentado” tras otro al Ministerio de Seguridad que conducen precisamente quienes niegan que haya una persona desaparecida, todo muy similar a la complicidad de los ‘70 por los canales del mal.
A la mesa de Mirtha Legrand ya sólo asisten hombres y mujeres PRO, porque ni siquiera algún actor o un cómico “neutro” aguanta el silencio de la señora ante una realidad que sobrepasa a lo impuesto por el gobierno. El pasado 24 de agosto después de que la Fiscalía Federal de Esquel pidiera el cambio de carátula del caso Maldonado para apuntar la investigación hacia la Gendarmería, se produjo una explosión frente al Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires que afectó a dos vehículos estacionados. Al día siguiente bien temprano las cámaras de TV se hicieron presentes en la conferencia de prensa donde el ministro bonaerense Cristian Ritondo calificó el hecho como un “atentado”, y aseguró que su cartera no cuenta con cámaras de seguridad para poder identificar a los responsables. Entre varias hipótesis, el ministro macrista intentó vincular la explosión en el Ministerio con la marcha que esa semana realizó la Multisectorial de La Plata, Berisso y Ensenada por Maldonado.
En este contexto, para que la imagen de María Eugenia Vidal no decayera ante los reclamos de respuestas por parte de la sociedad, la gobernadora brindó una entrevista exclusiva en el noticiero central de América, donde estuvo acompañada por el candidato a senador por la Provincia de Buenos Aires y ex Ministro de Educación, Esteban Bullrich, quien al tomar la palabra cometió el sincericidio de admitir que con la gestión de Cambiemos a nivel provincial “el camino que hemos emprendido tiene todos los días una calle más con asfalto, un sala más, un pibe más que está preso». A esta respuesta del candidato continuó una mirada fulminante de Vidal, quien intenta mostrar una imagen alejada de la represión y el regreso de las libertades a las fuerzas de seguridad para encarcelar y matar a pibes pobres, como si estos actos que llevan adelante efectivos de la Bonaerense e incluso de Gendarmería (ahora con mayor presencia en la Provincia) no fueran responsabilidad de la primera funcionaria provincial.
Es que esta postura del macrismo en su conjunto no es casualidad. Desde la llegada de Cambiemos al poder se ha trabajado de manera sistemática en una puesta mediática para castigar a los pibes de sectores vulnerables como los principales responsables de robos y delitos menores que suceden día a día en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires principalmente. Seguido a esto se cultivó desde los medios más leídos y mirados del país una teoría de que la mayor presencia policial en las calles sería una manera de traer justicia, cuando no sólo que no se detienen los delitos sino que además los únicos perjudicados de la mayor rigurosidad en el control social de las fuerzas de seguridad son los menores y los sectores con menos posibilidades de crecimiento o defensa, lo que indudablemente está relacionado a los sectores de menores ingresos, también duramente castigados con las políticas económicas de Macri. En la Argentina se volvió a convivir con una mediatización que permite la criminalización de la protesta, con miradas sexistas y racistas que hacen volver a la teoría de los dos demonios bajo el manto de pensar un mundo mejor «para todos». Como siempre, para los señores y señoras de bien que escriben en La Nación o conducen el circo televisivo los «todos» nunca serán los que cortan calles porque no tienen para comer, ni los amigos y familiares de Santiago Maldonado que lo siguen buscando, ni los miles de mujeres que gritan terminar con los femicidios, ni los millones de pobres que duermen en las calles pero el gobierno tapa con lanzamientos de bicisendas y viajes en subte con animales.
La otra TV, la que se dice distinta a los amigos macristas que llenan la pantalla, sigue encerrada en hablarle a un presidente que jamás escuchará, que no llegó para escuchar sino para callar. Esa TV también sigue encerrada en entrevistas que no analizan el trasfondo político que gestó el poder para desaparecer a un pibe que se sumó a una causa injusta; sigue encerrada en los resultados de las elecciones PASO, esperando que un voto cambie el ajuste y la represión que Macri instaló desde diciembre de 2015. Nada de esto va a ocurrir, la demanda de las grandes masas populares no pasa por la mediatización cosmética de la vida de un joven desaparecido, pasa por enfrentar a los intereses de este gobierno que no son más que los mismos que frenaron la producción nacional y abrieron las arcas del paraíso norteamericano que llevó a la Argentina a la pobreza extrema en décadas anteriores, y que hoy pone en prácticas las peores recetas con las fuerzas de seguridad.
Dos casos representativos de la ineficacia que provocan la ingnorancia y la solemnidad, que pueden terminar en complicidades objetivas, de la TV que se dice confrontativa con el gobierno de Macri: la repetición día tras día de los mismos datos, con calificaciones no sostenidas en realidad por la imágenes y las palabras, y la difusión de supuestos informes que son apenas cortos tendientes a movilizar sensibilidades, pero sin información. Y el segundo caso, de manual: en el programa que conduce Gustavo Sylvestre, el viernes por la noche, los periodistas del panel y los invitados, y por supuesto el propio conductor, todos en sintonía política, sin embargo no acertaban a ponerse de acuerdo en la caracterización de los hechos que en ese momento se estaban registrando en las inmediaciones de la plaza, consistentes en una muy registrada represión policial hasta en bares cercanos; en el programa pese, a las afinidades explícitas, no parecían no poder entender si efectivamente se trataba de represión a jóvenes que querían manifestar su bronca, su rabia, por el sesgo represivo que están tomando los acontecimientos, o de una maniobra de provocación gubernamental para, como decían en C5N, darle argumentos a Clarín para la primera plana de este sábado.
Clarín es un problema y grave, pero el huevo de serpiente es un modelo injusto y lacerante que encierra a Clarín y a las corporaciones mediáticas que cumplen con un fin. Y cuando la “información” se transforma en letanía machacante, entonces pierde efecto y se vuelve en contra. Aunque sea de eso deberían enterarse los dizque opositores de la TV, porque si no estarán trabajando para la Gendarmería.