Las corridas de efectivos policiales, de carros de asalto e hidrantes, como así también el despliegue de numerosos efectivos de la Guardia de Infantería arrojó un saldo de más de una decena de detenidos y un numero en la noche tarde del viernes impreciso de heridos (cerca de 50) por contusiones y disparos de balas de goma.
Después de esas golpizas y detenciones la represión continuó en forma indiscriminada por las calles y en bares, en lo que fue un verdadero acto de cacería por parte de los agentes policiales.
La concentración de la Plaza de Mayo por aparición con vida del joven Santiago Maldonado y un clamor que pedía la renuncia de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ya había llegado a su fin, cuando efectivos policiales arremetieron contra jóvenes que protestaban en forma airada y en ocasiones con algunos actos de violencia y repudio a la política represiva del gobierno de Mauricio Macri, claro encubridor de la desaparición forzada, hace un mes, de Santiago Maldonado en la Patagonia, en el marco de una manifestación mapuche por tierras y otras reivindicaciones y contra las transnacional Benetton.
Cerca de la medianoche se reportaba más de una decena de detenidos y decenas de heridos. Los canales de Tv, en tanto, daban cuenta de cómo efectivos policiales se lanzaban en una verdadera cacería de jóvenes en las calles, e incluso en bares y entre transeúntes que no habían participado en los incidentes.
Se informaba también que cerca de una decena de efectivos policiales debieron ser atenidos por entre ellos mismos se intoxicaron con el gas pimienta que arrojaban para reprimir.
El diputado nacional por el Frente para la Victoria Adrián Grana denunció que la policía atacó a trabajadores de prensa y a manifestantes que se retiraban «pacíficamente» de esa zona del centro porteño.