La ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que desde los tiempos de su exilio a fines del ’70 pasó a engrosar las filas numerarias de los servicio de inteligencia de EE.UU., y el propio presidente Mauricio Macri negaron toda participación de la Gendarmería en los hechos y hasta la propia presencia de Santiago Maldonado en el lugar de represión a los mapuches. También alentaron la difusión de pistas de búsqueda a todas vista falsas. Sin embargo son numerosos los testimonios e indicios de que la versión gubernamental es falsa, desde familiares de la víctima hasta organismos de Derechos Humanos y elementos de la propia Justicia que investiga (tardíamente) dan cuenta de ello. Por qué Macri y su ministra hacen lo que hacen en este caso puntual: porque ensayan el plexo de argumentaciones político y sobre todo mediáticas establecidas para el despliegue de prácticas terroristas de Estado en tiempos no de dictadura sino de “democracias” formales y vacías.
Por Carlos López / Diferentes organismos de Derechos Humanos siguen reclamando la aparición del joven, y luego de comenzar las investigaciones por caminos alternativos al Estado, se llegó a la conclusión de que Santiago Maldonado no pude haberse ido por sus propios medios del lugar donde fueron reprimidos los mapuches. En este sentido los testigos indicaron que «ante la carga de los gendarmes, varios miembros de la comunidad atravesaron un río para escapar, pero Santiago Maldonado se quedó en la orilla, sin atreverse a cruzarlo y fue alcanzado allí por integrantes de Gendarmería que lo golpearon y subieron a una camioneta de esa fuerza», relató Roberto Cipriano de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), quien viajó junto a Nora Cortiñas, y Sandra Raggio especialmente para encontrarse con la familia del joven desaparecido, entrevistarse con el juez Guido Otranto, la fiscal Silvina Ávila y el defensor oficial Facundo Machado.
Machado confirmó esta semana pasada que la hipótesis más fuerte de la Defensoría es la participación de Gendarmería en la retención de Maldonado. Sin embargo, la ministra Bullrich desligó a sus fuerzas represivas de los hechos y apuntó directamente contra los mapuches en la lucha por tierras y derechos de identidad. La ministra no sólo faltó el miércoles pasado a la comisión de Derechos Humanos de Diputados, donde debía dar a conocer detalles de la represión a la comunidad mapuche, sino que además atacó duramente a los mapuches: “Separando lo que es la desaparición de Maldonado, nos encontramos con una situación de mucha violencia, de gente que pasa todos los límites de los comportamientos democráticos, que utiliza cuchillos, armas, molotov, que rompe todo”, relató Bullrich en una entrevista radial, porque la ministra tiene tiempo para atender a los medios amigos de Cambiemos pero no para dar respuestas ante los legisladores que denunciaron la gravedad de una situación producida por la mano dura del macrismo.
La versión del gobierno de Macri fue desparramada por todos los medios nacionales para intentar imponer una mentira, justificando en palabras de Bullrich que “no sabemos si Santiago estaba en esa protesta. La mayoría tenía la cara cubierta”, como así también responsabilizando a la comunidad mapuche de no permitir la búsqueda estatal del joven que jamás comenzó. Lejos de esta visión, en Página/12 se dio a conocer un parecer muy distinto, en el que testigos aseguran que Maldonado «llevaba consigo una mochila pequeña con sus pertenencias y sus documentos, que no se encontró. Cuando cerca de 30 efectivos uniformados de la Gendarmería comenzaron a disparar, varias de las personas presentes en el lugar corrieron hacia el río, a unos 100 metros al este de la comunidad. Algunas lograron cruzarlo y escapar. Varios testigos vieron correr a Santiago para resguardarse de los disparos. No logró cruzar el río y se refugió bajo un árbol. Desde el otro lado del río, quienes pudieron huir vieron a Santiago quedarse agazapado allí entre 20 y 25 minutos, hasta que lo perdieron de vista y pudieron escuchar la voz de dos de los gendarmes que habían logrado reducir a alguien, exclamando “acá tenemos a uno” y a otro gendarme decir ‘estás detenido’”.
El joven oriundo de 25 de mayo salió de su casa para realizar un viaje por varias provincias argentinas y llegar hasta Chile. Cuando pasó por Chubut se comprometió con la causa de los mapuches, por lo que se acercó a la comunidad para apoyar el reclamo que mantienen por la posesión de sus tierras y el reconocimiento de sus derechos ancestrales por parte de los gobiernos chileno y argentino, algo que lejos de ocurrir se ha convertido en una ofensiva represiva del Estado nacional, luego de contar previamente con el aval del gobierno de Michelle Bachelet.
Los mapuches alertan sobre la constante represión que sufren al reivindicar sus demandas y desde distintas áreas oficiales crecen la medidas de hostigamiento y violencia contra las organizaciones sociales y sindicales que despliegan planes de lucha por sus reivindicaciones. Por ejemplo y en ese contexto, la gobernadora María Eugenia Vidal reforzó la presencia policial en las calles en 190 puntos estratégicos para ordenar operativos como la represión a choferes de colectivos interurbanos en La Plata y a los estudiantes secundarios frente a la Municipalidad de Berisso
La impunidad del aparato estatal montado por Bullrich desde el Ministerio de Seguridad, y los engaños noticiosos de los medios de comunicación PRO imponen un manto distractivo sobre una situación alarmante, ya advertida por organismos como la ONU.
Santiago Maldonado sigue sin aparecer luego de ser visto por última vez en la brutal represión que Gendarmería llevó adelante contra la comunidad mapuche Lof en Resistencia de Cushamen, en Chubut. El gobierno de Mauricio Macri busca responsabilizar a los propios mapuches sobre la falta de información del joven de 28 años y propone responder a los familiares y amigos con más violencia y represión estatal para callar las protestas a horas de las elecciones PASO. Desde diversos organismos de derechos humanos exigen la inmediata aparición con vida de Maldonado, mientras que los testigos apuntan a los efectivos de Gendarmería como los principales sospechosos de la desaparición forzada del joven de 28 años oriundo de 25 de mayo y que se encontraba realizando un largo viaje por el país.
El 1 de agosto no fue un día más para la familia de Santiago Maldonado. Ese día fue la última vez que se vio al joven de 28 años cuando intentaba escapar de la brutal represión que la Gendarmería desplazó contra la comunidad mapuche Lof en Resistencia de Cushamen, Chubut. Pero antes de esto ya la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el gobierno de Cambiemos desplegó una política del negacionismo y ataque contra los mapuches, al enfrentarse públicamente con los integrantes de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM). A principio de mes, el propio Mauricio Macri mandó a perseguir y detener a los integrantes de la comunidad de lonko Facundo Jones Huala, el líder mapuche detenido hace más de un mes en el penal de Esquel, en un trabajo logístico en el que se utilizaron fuerzas policiales federales y provinciales, luego de aceptar el intercambio de información con Chile.
La propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) exigió una acción urgente para encontrar a Santiago Maldonado. El Comité del organismo internacional emitió un comunicado en el que pide que el Estado argentino tome «una estrategia integral y exhaustiva para la búsqueda y localización, tomando en cuenta los datos proporcionados por los miembros de la comunidad mapuche Pu Lof presentes durante la acción represiva». Asimismo, reclamó la búsqueda de los responsables de su desaparición y recomendó que los efectivos de Gendarmería se abstengan de participar de la búsqueda, lo que va en contra del argumento utilizado por la ministra Bullrich, quien aseguró que no pudieron encontrar al joven porque la comunidad mapuche no contribuyó a permitir el paso de los efectivos en sus tierras. Esto fue tomado por la colectividad como una burla debido a que precisamente las fuerzas represivas de Macri son las apuntadas de detener ilegalmente al joven en el momento de la brutal represión sobre la ruta 40.
En el cierre de campaña hacia el domingo, Macri prometió esta semana en Córdoba «darle batalla sin cuartel, hasta el final, al narcotráfico. Entramos cada día a más barrios, tiramos los bunkers abajo”. Esa frase resume el engaño discursivo con el que se ha manejado Cambiemos durante los casi dos años de gestión.
Si hasta el ministro de Educación y candidato a Senador por la provincia de Buenos Aires para las PASO de este fin de semana, Esteban Bullrich, no ocultó su alegría por la diaria detención de pibes de sectores populares, simulando que con ello el gobierno tiene una política de seguridad efectiva. Los nuevos discursos para el nuevo modo de Terrorismo de Estado.