El cuadro de honor del desastre al que conduce Mauricio Macri y su gobierno de CEOs. Las cifras de la desprotección social y la entrega del patrimonio de los argentinos podrían extenderse mucho más. Pero para muestra sobra esos tres botones; que claro tan de moda como los tiras o la yuta están, para vigilar y castigar.
El poder adquisitivo de los trabajadores privados y estatales fue en julio un 7,5 por ciento menor al observado en noviembre de 2015. Desde el Instituto Estadístico de los Trabajadores que depende de la UMET advierten que el salario real formal mediano está lejos de recuperar la senda ascendente. “El aumento de los salarios en el año le va a ganar por goleada a la inflación”, prometió la semana pasada el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Contra los pronósticos oficiales, los investigadores explican que si bien la comparación interanual contra 2016 arroja valores positivos, ello responde a que se realiza contra el peor momento del año pasado y no a un crecimiento genuino que coloque al salario real por encima de 2015.
Durante los primeros veinte meses de la gestión de Cambiemos el salario real mediano acumuló, en promedio, un retroceso del 6 por ciento. Los investigadores del IET estimaron que la contracción es equivalente a dejar de percibir 1,2 salarios. Es decir, que si se hubiera mantenido el poder adquisitivo de noviembre de 2015, los trabajadores registrados habrían gozado de 1,2 salarios más de lo que efectivamente percibieron.
El salario real alcanzó su punto más bajo de la gestión macrista en julio de 2016 cuando anotaba una caída del 10,9 por ciento. Desde entonces comenzó a recuperar parte del terreno perdido hasta enero, cuando el poder de compra fue 2,2 por ciento menor al de noviembre de 2015. Luego los ingresos volvieron a deteriorarse. El dato de mayo revela un empeoramiento de 4,4 puntos porcentuales respecto a enero. Las estimaciones preliminares del IET para junio y julio arrojan un estancamiento desde entonces.
Los precios minoristas registraron un incremento del 2,0 por ciento en julio, motorizados por los aumentos en los hoteles durante las vacaciones de invierno, el rubro indumentaria y calzado, las subas autorizadas a la medicina prepaga y el alza en los combustibles. La medición realizada por el Instituto Estadístico de los Trabajadores representa una aceleración frente al 1,2 por ciento que había marcado en junio y acumula durante los primeros siete meses del año una suba del 15 por ciento. En la comparación interanual el indicador registra una escalada del 24,2 por ciento mientras que la proyección del ritmo de inflación observado en lo que va de 2017 arrojaría una suba de precios del 27,1 por ciento. La cifra no solo supera en diez puntos porcentuales la cota superior de la meta oficial del 12-17 por ciento sino que está significativamente por encima del 20 por ciento que comenzaron a publicitar como objetivo desde el Poder Ejecutivo.
Junto con la estimación de la inflación percibida por los trabajadores registrados, el IET de la UMET difundió un IPC de los jubilados. La inflación para ese segmento de la población ascendió el mes pasado a 1,5 por ciento y acumula un aumento del 25,9 por ciento contra julio de 2016.
Durante el mes pasado, el rubro que más subió en el IPC de los trabajadores fue esparcimiento. El alza del 4,7 por ciento estuvo impulsada por el encarecimiento de precios de los alojamientos en los destinos turísticos por las vacaciones de invierno. El segundo aumento en relevancia fue en “indumentaria y calzado”, que registró un incremento del 3,3 por ciento en un contexto de crisis sectorial por la apertura importadora. El podio lo cierra el rubro salud, donde la escalada del 2,7 por ciento la explican los aumentos en las cuotas de las prepagas autorizados por el Gobierno. También afectó a la dinámica de precios la suba en los combustibles a partir del alza del dólar, que impactó de lleno sobre el ítem transporte y comunicaciones, donde la variación mensual fue del 2,5 por ciento. Por su parte, “Alimentos y bebidas” trepó 1,3 por ciento de la mano de las subas en lácteos y cárnicos. Como no hubo cambios en las cuotas de los colegios privados incluidos en el relevamiento, “Educación” fue el rubro que menos subió (0,7) por movimientos de precios en útiles escolares.
El mes pasado la inflación fue más intensa en los hogares asalariados registrados de mayores ingresos. Las mediciones del IET arrojan que los precios para los trabajadores de menores ingresos subieron 1,58 por ciento mientras que el segmento con mejores salarios experimentó aumentos del 2,48 por ciento. “Eso se explica por el hecho de que los servicios públicos no subieron y los alimentos lo hicieron por debajo de la media (afectando proporcionalmente menos a los deciles bajos) y a que, por el contrario, las subas en prepagas, taxis, naftas y vacaciones de invierno afectaron más a los deciles más altos, que destinan una parte mayor de sus gastos a este tipo de rubros”, explica el informe difundido ayer. Sin embargo, en la comparación interanual, la inflación del 10 por ciento de los trabajadores de menores ingresos es la más elevada de todas al marcar una suba interanual del 27,2 por ciento, mientras que los sectores con remuneraciones más altas perciben una inflación del 23,0 por ciento. La brecha entre extremos se ubica alrededor de los 4,2 puntos porcentuales. La razón de la inflación más intensa del primer decil es la suba de servicios públicos.
Cuando se retrotraen los registros hasta el comienzo del gobierno de Mauricio Macri, la inflación acumulada de los asalariados formales fue del 67,1 por ciento. Sin embargo, la inflación de los trabajadores de menores ingresos fue del 79,6 por ciento, esto es, 12,5 puntos porcentuales más intensa que la del promedio de los asalariados registrados, y 19,1 puntos porcentuales más alta que la del sector de mayores ingresos.
En cuanto al nuevo índice de los jubilados, el año pasado marcó una suba del 44,2 por ciento. Como el indicador se construye considerando las pautas de consumo específicas de ese sector de la población -mayores gastos en alimentos, servicios públicos y salud- el guarismo se ubica por encima del 42,1 por ciento que marcó el aumento general y del 40,6 por ciento experimentada por los asalariados registrados. El IPC de los jubilados acumula una suba del 25,9 por ciento interanual por encima del IPC del conjunto de la población (24,5) y asalariados registrados (24,2).
El diario Página 12 reportaba el martes que “la fuga de divisas por ahorro se ubicó en 7677 millones de dólares en el primer semestre de 2017, con un incremento de 28 por ciento respecto del mismo período de 2016 y de 152 por ciento en relación con 2015. En los primeros 19 meses de gestión de Mauricio Macri la fuga por atesoramiento acumuló 19.631 millones de dólares, una cifra que equivale a 4 de cada 10 dólares que tiene el Banco Central como reservas. El 18 por ciento de la demanda de dólares de junio se hizo por operaciones que superaron los 500 mil dólares. Los datos surgen de un documento del Centro de Economía Política (CEPA) al que accedió este diario y marcan que el rojo de las cuentas externas se aceleró con el correr de los meses. La fuga superaría los 3 puntos del PIB en 2017”.
El informe citado por el colega Federico Kucher precisaba que “los niveles de salida de divisas por ahorro ya se ubican en torno a los 1300 millones al mes. “La formación de activos externos del sector privado había sido de 3046 millones de dólares en el primer semestre de 2015, ascendió a 5996 millones en igual período de 2016 y alcanzó un pico de 7677 millones en 2017”, precisó el CEPA en un documento que lleva la firma de Magdalena Rúa. Agregó que “el promedio de salida mensual del primer semestre de 2017 fue significativamente superior al de semestres de años anteriores. Se registró una fuga de 1280 millones de dólares al mes este año, cuando era de 999 millones el año pasado y de 508 millones en 2015”. El estudio aclara que los datos fueron trabajados a partir del Balance Cambiario del Banco Central, en el cual la entidad registra los flujos de ingresos y egresos de dólares de la economía”.
Desde que asumió la gestión de Macri hubo un solo mes en que entraron más dólares por formación de activos externos del sector privado respecto de los que salieron. Fue diciembre de 2016 y la explicación fue el blanqueo de capitales. Se registró una entrada neta de 2015 millones de dólares. “Cabe aclarar que la importante entrada de capitales de ese mes se vinculó al régimen de sinceramiento fiscal que implicó la repatriación de fondos para el pago del impuesto especial”, detalló el documento. En el resto de los meses se anotaron picos de salida neta de divisas que alcanzaron los 2000 millones de dólares, al destacarse la fuga registrada en enero y febrero de este año.
El informe del CEPA detalló cuántos clientes acceden al mercado cambiario para dolarizar sus carteras. Precisó que en junio de este año se registraron compras de 780 mil cuentas. “Si se desagrega la composición de los clientes de acuerdo a las compras mensuales, se observa que más del 44 por ciento de las compras fueron realizadas por clientes que adquirieron hasta 10.000 dólares mensuales, en tanto que el 18 por ciento se debe a clientes que compraron entre 10.000 y 50.000 dólares, el 20 por ciento entre 50.000 y 500.000 dólares y el restante 18 por ciento superó los 500.000 dólares mensuales. Los actores preponderantes en este mercado son compradores mayoristas”, analizó.
El documento del CEPA alertó que la salida de capitales no es sólo por ahorro, sino que las cuentas externas muestran un mayor desequilibrio cuando se agrega el giro de utilidades y dividendos de las empresas multinacionales. “Si se contempla en conjunto la formación de activos externos y la remisión de utilidades y dividendos, durante el primer semestre de 2017 la fuga de capitales bajo estos dos conceptos sumó 8640 millones de dólares, un monto equivalente al total registrado por estos mismos conceptos para todo el año 2015”, mencionó Rúa. Indicó que entre diciembre de 2015 y junio de 2017, el total fugado entre formación de activos externos y utilidades y dividendos alcanzó a 23.778 millones de dólares, lo que representa una cifra equivalente a la mitad de las reservas internacionales del Banco Central (47.000 mil millones de dólares al cierre de julio).
“Estos 23.778 millones se explicaron por 19.631 millones de salida por ahorro neto y 4147 millones de dólares por utilidades”, detalló. “Es importante resaltar que esta enorme oferta de divisas es financiada por un proceso indiscriminado de endeudamiento externo, rasgo característico del modelo de acumulación por valorización financiera”, cerró. En el informe no se consideraron la pérdida de dólares por el desequilibrio de la cuenta turismo, lo que incrementa todavía más las distorsiones externas de la Argentina. Las consultoras estiman que este año el rojo por turismo será cerca de 15.000 millones de dólares. La cifra, casi 3 puntos del PIB, sería el déficit más elevado de los últimos 20 años.