El líder de la minoría José Guimaraes lamentó que la Cámara de Diputados brasileña viva hoy apartada del mundo real, ante la decisión de enterrar la denuncia por corrupción pasiva contra el presidente brasileño, Michel Temer.
Esta Casa parece sorda para oir los reclamos de los brasileños, que en su gran mayoría desaprueban este gobierno y piden que Temer sea investigado, insistió el legislador del Partido de los Trabajadores (PT) al intervenir durante la prolongada sesión que ayer exoneró al gobernante de ser juzgado por el Supremo Tribunal Federal (STF). Así informó este jueves la agencia Prensa Latina.
Según resultados de diversas encuestas, entre el 81 y el 93 por ciento de la ciudadanía consideró que los parlamentarios deberían admitir la acusación presentada contra Temer y el 79 por ciento dijo que quien respaldara al gobernante es también cómplice de la corrupción.
Sin embargo, el plenario de la Cámara baja aprobó anoche por 263 votos a favor, 227 en contra y dos abstenciones el informe del relator Paulo Abi-Ackel, del Partido de la Social Democracia Brasileña, favorable al archivamiento de la denuncia ofrecida por la Procuraduría General de la República (PGR) a la Corte Suprema.
Al dirigirse “al Brasil real”, Guimaraes denunció que el gobierno de Temer gasta mucho y mal, está desmoralizado dentro y fuera del país, y se mueve sin rumbo porque no tiene condiciones éticas, morales ni políticas para gobernar.
Poco después de finalizada la sesión, el propio parlamentario coincidió con la opinión del líder de la bancada del PT en la Cámara, Carlos Zarattin, quien apreció que la votación favorable a Temer fue “una victoria manca del gobierno, que no consiguió unificar su base”.
El Ejecutivo, apreció Zarattini, salió profundamente debilitado de este episodio, mientras la oposición lo hizo fortalecida y dispuesta a continuar resistiendo las llamadas “reformas” impulsadas por Temer, entre éstas la del sistema de pensiones.
Guimaraes, por su parte, aseveró que para los oposicionistas fue “una derrota con sentimiento de victoria y del deber cumplido”, al lograr mantenerse unidos.
Michel Temer fue acusado de corrupción pasiva por el procurador general Rodrigo Janot con base en la delación premiada del propietario del frigorífico JBS Joesley Batista, quien grabó en marzo último una comprometedora conversación con el mandatario en la residencia oficial, el Palacio de Jaburu.
En el audio Temer avalaba el pago de sobornos para comprar el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados y uno de los artífices del proceso de impeachment Eduardo Cunha, quien cumple una condena de más de 15 años de cárcel por corrupción, lavado de dinero y evasión fiscal.
Además, indicaba a su ex asesor especial y ex diputado federal Rodrigo Rocha Loures como intermediario para resolver los requerimientos de la empresa JBS, a cambio de lo cual la entidad pagaría durante 25 años una “propina” semanal de medio millón de reales, que presuntamente beneficiaría al inquilino del Palacio de Planalto.
Rocha Loures fue filmado por la Policía Federal mientras recibía y luego huía con prisa llevando una maleta negra cargada de dinero, en el que constituía el primer pago de la JBS.
De ese modo, Michel Temer se convirtió en el primer presidente en la historia de Brasil en ser acusado por corrupción pasiva en pleno ejercicio de su mandato.