El ministro de Trabajo tomó la posta del presidente y dijo que la clase obrera deberá “dejar de lado muchos privilegios”. Aunque aclaró que las modificaciones “no necesariamente” serán como en Brasil, todo indica que seguirán el mismo camino. Ningún trabajador puede dejar de ponerles un límite.
Mauricio Macri admitió anoche en una entrevista con un canal mendocino que buscará avanzar con la reforma previsional y laboral tras las elecciones legislativas de octubre. “Queremos tener más trabajo, crecer más, ser felices”, dijo al tratar de endulzar un retroceso que sólo implicará menos derechos para jubilados y trabajadores en beneficio de grandes empresas y sectores concentrados.
Tras las declaraciones presidenciales, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, señaló que “si hacemos una reforma laboral no se va a precarizar el trabajo de nadie”, pero cuando siguió hablando quedó en evidencia la mentira: “Nosotros tenemos que subir la vara, no bajarla. Subir la vara significa dejar de lado muchos privilegios, y hay muchos privilegios que son de los trabajadores, pero cuando estamos hablando de ese trabajador desocupado, de esa gente que está informalizada, ¿dónde están esos privilegios?”.
En este sentido, el funcionario apuntó contra los convenios colectivos de trabajo y las paritarias, y si bien aclaró que la reforma laboral de Brasil “no necesariamente es espejo para lo que ocurra en Argentina”, tampoco la descartó de plano.
Ya el mes pasado, cuando Triaca empezó a deslizar la posibilidad de una reforma, diferentes gremios advirtieron que Macri pretendía modificaciones similares a las impuestas por el golpista Michel Temer, que avasallaron los derechos laborales y pusieron al trabajador “casi en un marco de neoesclavitud”.
En una reciente entrevista con el diario Página/12, el secretario de Relaciones Internacionales de la Central Única de los Trabajadores (CUT) de Brasil, Maicon Michel, explicó que con la reforma de Temer “se retrocede más de 70 años en las relaciones laborales”.
“También buscan avanzar con una nueva legislación previsional, en donde proponen que los trabajadores tengan 49 años de aportes para recibir su jubilación, cuando ese número está en la actualidad en 35 años. Lo terrible es que con el nuevo régimen de trabajo intermitente, será mucho más difícil alcanzar los años de aportes obligatorios”, sostuvo el sindicalista brasileño y advirtió que son modelos que las derechas neoliberales quieren extender a toda América Latina.
La reforma que planea Macri para después de las legislativas fue marcada, incluso, por uno de sus sostenes mediáticos, el diario La Nación.
El matutino decía a mediados del año pasado que se debía modificar el esquema de indemnizaciones por despido para que sea cofinanciado entre empresas y trabajadores; flexibilizar las relaciones laborales, facilitando las desvinculaciones y minimizando sus costos; establecer menores cargas fiscales y nuevas formas de contratación más baratas; limitar la intervención del Ministerio de Trabajo en las negociaciones salariales y establecer paritarias por empresas; ente otros puntos.
Ponerle un límite a Cambiemos, pararle la mano a Macri, se ha transformado en una cuestión vital. Sólo los trabajadores y los jubilados podrán evitar que les quiten sus derechos de un plumazo.