El aumento indiscriminado de los medicamentos en los últimos diecinueve meses tiene que ver con una política violatoria de la ley, que ajusta en salud y elimina controles de precios para beneficiar a los grandes laboratorios. Las consecuencias ya están a la vista con el incremento de la mortalidad infantil en la ciudad de Buenos Aires y enfermedades como la tuberculosis en San Isidro.
Un estudio realizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), el Centro de Estudios Políticos para Personas Mayores (Ceppema) y la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (Algec) reveló que los medicamentos más usados por la población aumentaron un 100% promedio desde que asumió el Gobierno de Mauricio Macri.
Por ejemplo, el Atenolol, utilizado para el tratamiento de la hipertensión arterial, taquicardias y otras enfermedades cardiovasculares, pasó de 67 a 225,4 pesos (236,4%); mientras que el Acenocumarol, que es un anticoagulante necesario para evitar accidentes cerebro-vasculares, incrementó su valor de 60 a 179 pesos; y el Fluticasona+salmeterol, recetado para personas asmáticas o con Enfermedades Obstructivas Crónicas (EPOC), aumentó de 449 a 1084 pesos.
Consumidores Libres maneja los mismos datos. Según informó ayer, durante los diecinueve meses del macrismo, los medicamentos de venta libre aumentaron hasta un 236%. En tanto, la suba promedio, sobre un total de 48 fármacos relevados, fue del 132%.
“Son los medicamentos que más se venden en la seguridad social, en el PAMI y las obras sociales”, señaló el titular de la a asociación, Héctor Polino, y agregó: “el problema está en los laboratorios y en la Secretaría de Comercio Interior del Gobierno nacional que no está controlando”.
Nicolas Kreplar, ex viceministro de salud de la Nación y actual presidente de la Fundación Soberanía Sanitaria, recordó que “hay una ley que declara a los medicamentos como bienes sociales”, por lo que el Gobierno “debe regular los precios” para “asegurar la accesibilidad”.
“El Estado nacional ajusta con menos cobertura en el PAMI, menos programas públicos como el Remediar, entonces hay menos población que accede a los medicamentos y lo que hace el mercado es aumentar los precios para sostener su nivel de rentabilidad con aquellos que pueden pagar”, explicó.
Para Kreplar, el secretario de Comercio, Miguel Braun, debería sentarse con los representantes de la industria farmacéutica y decirles “ustedes no pueden aumentar los precios porque no es un bien transable, es un bien social, un derecho”. Sin embargo, el Gobierno decide “abandonar” a la población, en especial “a los pacientes con enfermedades crónicas”, que son los más afectados por estas políticas.
“Esto significa aumento en la mortalidad y aumento de las complicaciones por enfermedades prevenibles”, subrayó el ex funcionario y puso como ejemplo el aumento de la mortalidad infantil en la ciudad de Buenos Aires, que trepó del 6,0 en 2015 al 7,2 por mil en 2016, algo “relacionado directamente con el aumento de la desigualdad”.
En otro de los distritos más ricos del país, San Isidro, se detectaron un total de 43 casos de tuberculosis, una enfermedad que avanza a medida que se profundiza la pobreza y la indigencia.
La diputada Teresa García, del Frente para la Victoria (FPV), indicó días atrás que en la villa La Cava los casos se multiplicaron desde 2016 y denunció recortes en la compra de medicamentos de prevención por parte del Gobierno de Macri.
“Son cinco medicamentos que actúan en conjunto, y en su compra se bajaron las cantidades, las dosis de cuatro de ellos y se aumentó la de uno solo de ellos, el más barato y el que tiene menos eficacia”, sostuvo la legisladora.