La nadadora Ana Sofía Bernasconi y la remera Mariana Gallo fueron obligadas a bajarse de un avión por ir sin acompañante, pese a que sus discapacidades motrices no son inhabilitantes. Preparan acciones contra la empresa por prácticas violatorias del derecho nacional internacional.
Por Fernando M. López (*) / Aerolíneas Argentinas, a cargo del macrista Mario Dell’Acqua, será denunciada por la organización no gubernamental Acceso Ya, a raíz de la discriminación que sufrieron dos atletas paralímpicas cuando abordaron un vuelo con destino a la ciudad brasileña de Río de Janeiro.
El caso ocurrió el martes pasado en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. La nadadora Ana Sofía Bernasconi y la remera Mariana Gallo pasaron sin problemas el pre-embarque y los tramites migratorios. Les despacharon el equipaje y sus sillas de rueda para luego subirlas a la aeronave en un vehículo especial.
“Ya estábamos ubicadas en nuestros respectivos asientos cuando aparece un tripulante que no se identifica y nos dice que nos iban a desembarcar, sin darnos ninguna explicación”, contó Bernasconi a Contexto.
Recién después de mucho insistir, les aclararon que no podían viajar porque no tenían un acompañante que las asistiera para ir al baño o ante un eventual accidente. Los pasajeros que estaban a su lado se ofrecieron a oficiar de “acompañantes” y hasta una médica dijo que se hacía responsable por ellas, pero no hubo caso.
“La jefa de Cabina viene después de un largo rato y nos avisa que no iba a permitir que viajáramos sin acompañante por un tema de seguridad, que el vuelo no iba a salir hasta que nos bajáramos”, recordó la nadadora y agregó que, al mirar por la ventanilla, pudo ver que las sillas de rueda y las valijas ya estaban en la pista: “No nos dieron muchas chances”.
Una vez en tierra, los empleados del mostrador de embarque les comunicaron que habían cometido un “error” al dejarlas subir al avión y que les reprogramarían el vuelo para el día siguiente, previa autorización de un médico de la compañía.
Estuvieron tres horas y media esperando al profesional: “Cuando por fin llegó, no nos hizo ninguna evaluación. Lo único que hizo fue mirarnos y emitir un certificado expresando que no encontraba ningún impedimento de índole médica para volar. Pudimos viajar el miércoles desde Aeroparque”, señaló Bernasconi desde Brasil.
Según la atleta, este tipo de tratos discriminatorios “pasan de manera más frecuente de lo que parece”, aunque “no todo el mundo hace algo al respecto”.
“Estaría bueno que puedan solucionarlo de alguna forma, que uno no tenga que pasar un mal momento al subirse a un avión. Las cosas deben ser más claras y la empresa tiene que asumir su responsabilidad por la discriminación a la que fuimos sometidas”, subrayó.
Acceso Ya adelantó a este medio que, en principio, harán presentaciones ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), el Organismo Regulador de Sistema Nacional de los Aeropuertos (ORSNA) y la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).
“Si bien no hay una ley específica y las empresas se manejan con protocolos internos, existe una regulación para todos los aeropuertos del país que prohíbe los tratos discriminatorios y establece que se deben eliminar todas las barreras arquitectónicas para que tengan acceso las personas con discapacidad motriz o movilidad reducida”, explicó una de las abogadas de la ONG, Mariela Tesler.
La letrada dijo que en el caso de las atletas paralímpicas, Aerolíneas violó incluso los protocolos establecidos en su “Manual Comercial para Pasajeros Viajando con Asistencia Especial”.
“Estas chicas tienen una discapacidad motriz que no es inhabilitante, usan perfectamente sus miembros superiores y se manejan de manera autónoma. Por ende, ellas no tenían por qué subir al avión con un acompañante. Lo que queremos es que Aerolíneas Argentina cese con estas prácticas discriminatorias y que cumpla con la normativa nacional e internacional de protección de los derechos de las personas con discapacidad”, completó a Contexto.
Acceso Ya nació a partir de un caso similar en 2001, cuando la línea aérea Southem Winds privó a pasajeros con discapacidad a realizar un vuelo, basándose en un manual de operaciones de la empresa. Tres años después, la Justicia le ordenó el reemplazo inmediato de las cláusulas discriminatorias al considerar que ese manual restringía el libre acceso de las personas con discapacidad.
(*) Publicada por el diario Contexto. Su autor es periodista y docente de la Cátedra II de Historia del Siglo XX de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Editor de AgePeBA.