Un policía de civil asesinó de un tiro en la cabeza a un chico de 14 años e hirió a otros dos menores. Familiares y vecinos intentaron incendiar la casa del efectivo y marcharon hasta la Comisaría 5ta. Se trata del segundo caso en tres días.
El asesinato de Rodrigo Alejandro Correa ocurrió anoche en la esquina de Ocampo y José Hernández, en Billinghurst, partido de San Martín. El policía de la Bonaerense que lo mató de un tiro, Hugo Daniel Pos, se encuentra detenido por “exceso de legítima defensa”, ya que alegó haber sido asaltado y tiroteado, aunque no se encontró ningún arma junto al cuerpo de la víctima.
Rodrigo, de 14 años, murió en el acto al recibir un disparo en la cabeza, mientras que otros dos menores de 14 y 16 años resultaron heridos. Uno de ellos recibió un balazo en el abdomen y el otro en una pierna. Ambos fueron trasladados al Hospital Castex, donde fueron intervenidos de urgencia y quedaron detenidos.
“Mi hijo no conocía a los chicos que están detenidos. Iba caminando con dos compañeritos por la calle y dicen que el policía salió disparando a los tiros y ahí le dio en la cabeza”, contó Irma Mansilla, madre del chico asesinado, y agregó: “Quiero justicia por mi hijo, lo mató como un perro”.
Enterados de lo ocurrido, familiares y amigos de los jóvenes se concentraron en el lugar del crimen y apedrearon a los peritos. Otro grupo de personas llegó hasta la casa del policía, que vive en las inmediaciones, e intentó incendiarla, por lo que se reforzó la seguridad frente a la vivienda con efectivos de la Jefatura Departamental de San Martín. Más tarde marcharon hasta la Comisaría 5ta.
Este caso de gatillo fácil se produce luego del asesinato de Cristian Toledo Medina, de 21 años, en el barrio porteño de Barracas. Por el hecho, ocurrido el sábado pasado, quedó detenido el efectivo Adrián Gustavo Otero, miembro de cuerpo de bomberos de la Policía de la Ciudad.
Los crímenes en manos de fuerzas represivas aumentaron de manera considerable con Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, pasando de una muerte cada 28 horas a una cada 25. De los 259 casos registrados por la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) desde diciembre de 2015 hasta diciembre de 2016, la mitad fue por gatillo fácil.