Un juez lo encontró culpable de corrupción pasiva y lavado de dinero en el marco de la causa Lava Jato. Tras el golpe de Michel Temer, el ex mandatario siempre denunció una persecución judicial, política y mediática para impedir su candidatura en las elecciones presidenciales de 2018. Si la condena fuera confirmada no podría presentarse.
El ex presidente brasileño, Luiz Inágio Lula da Silva, fue sentenciado este miércoles a nueve años y seis meses de prisión por el juez de primera instancia Sergio Moro, en el marco de la causa Lava Jato.
Moro lo encontró culpable de los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero. Según la acusación de la fiscalía, el ex mandatario habría aceptado de la empresa OAS un apartamento de tres pisos en Guarujá, en la costa del estado de Sao Paulo, a cambio de favorecer a la empresa en sus negocios con la petrolera estatal Petrobras.
Sin embargo, el inmueble en cuestión no está a nombre de Lula sino de la constructora. El ex presidente negó todas las acusaciones y exigió que se exhiba alguna prueba de ellas.
Tras el golpe de Estado de Michel Temer contra Dilma Rousseff, Lula siempre denunció una persecución judicial, política y mediática para impedir su candidatura en las elecciones presidenciales de 2018, ya que el único elemento en su contra surge de una delación forzada de los dueños de OAS detenidos.
La defensa del ex mandatario apelará esta sentencia ante la Cámara Federal de la cuarta región. Si la condena fuera confirmada, el candidato más popular de Brasil no podría presentarse en los próximos comicios.
Eso es, precisamente, lo que busca la derecha golpista brasileña para poder profundizar y perpetuar las reformas neoliberales de Temer.