La empresa brasileña cederá su 33% a Ghella, la socia italiana en el proyecto. El Gobierno debe aprobar la operación. Se registra así un nuevo episodio de la conexión internacional de la patria contratista, lo que explica en buena medida los esfuerzos del poder corporativo para que gobiernos de CEOs, como el de Cambiemos, reemplacen al cuerpo social y político en el diseño y aplicación de políticas públicas. Este vaciamiento del Estado como sujeto cuenta con la complicidad objetiva de la partidocracia de múltiples identidades, pero todos tendientes a hacer de la política un bien de apropiación privada, herencia de las dictaduras que impusieron mediante la doctrina de la seguridad nacional el actual modelo neoliberal; pero esto último es harina de otro costal.
“Odebrecht, la empresa más cuestionada de América latina luego de haber admitido el pago de coimas millonarias en varios países, incluidos US$ 35 millones en la Argentina, tiene todo acordado para desprenderse de su participación en el soterramiento del tren Sarmiento, el proyecto de infraestructura en marcha más grande del país, con un presupuesto de US$ 3000 millones. De esa manera, espera deshacerse de las críticas que despertó en distintos sectores su permanencia en la iniciativa pese al escándalo que surgió en torno del Lava Jato, la megainvestigación de corrupción que se lleva adelante en Brasil, con ramificaciones en varios países. Según las últimas modificaciones accionarias del proyecto, Odebrecht tiene hoy el 33% del consorcio que ganó la construcción del soterramiento del Sarmiento. Esa parte pasará a la constructora italiana Ghella, que ya tiene el 37,4 por ciento. De manera que la firma europea se quedará con el 70% del consorcio. El resto será para Sacde, la empresa de Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Energía, que se quedó con los activos que pertenecían a Iecsa, la empresa de Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri. Ghella y Odebrecht presentaron ayer la documentación con los cambios accionarios en la UTE al Ministerio de Transporte, que maneja Guillermo Dietrich. Esa cartera tiene aproximadamente 25 días para dar su opinión con respecto a las modificaciones, dado que es la entidad a cargo de supervisar la obra”. Así informa este jueves el diario La Nación.
“La apertura de ofertas para soterrar el Sarmiento se hizo el 24 de mayo de 2006. En enero de 2008, la entonces presidenta Cristina Kirchner le adjudicó el proyecto al consorcio integrado por Odebrecht. Fuentes oficiales explicaron que la futura salida de Odebrecht no exime a la empresa de responsabilidades civiles o penales si se demuestra que pagó coimas para quedarse con la obra”, añade el mismo diario.
La Corte Suprema autorizó a los jueces Sebastián Ramos, Daniel Rafecas, Sebastián Casanello y Marcelo Martínez de Giorgi a viajar a Estados Unidos para buscar información relacionada con las causas por presunta corrupción de la multinacional brasileña Odebrecht con funcionarios argentinos.
Hace un año, varios medios daban cuenta de que Ghella es una estrella en el negocio de la obra pública argentina. Giandomenico Ghella, presidente de Ghella SpA y vicepresidente de L’Associazione nazionale costruttori edili (ANCE, la cámara de la construcción italiana), es uno de los tantos sujetos claves de este escenario y viejo amigo de la familia Macri.
El soterramiento de los 38 cruces viales a lo largo del trazado ferroviario de la línea Sarmiento fue licitado en 2007, y el ganador fue un consorcio integrado por la italiana Ghella, brasileña Odebretch y la argentina Iecsa (Macri).
En Italia ya quedaba constancia de que la expansión de Ghella ocurrió gracias a la ayuda financiera proporcionada por Export Banca, la entidad pública creada en 2010 para apoyar a las empresas que quieren internacionalizarse. Un caso emblemático de “patria contratista”, al mejor estilo de los Macri en Argentina.
Ghella participó en el tren Transiberiano, la ferrovía de Hong Kong, la línea férrea de alta velocidad de Milán a Nápoli y diversas obras en Guatemala, Costa Rica, Haiti, República Dominicana, Venezuela y la Argentina. También en Brasil: el consorcio CR Almeida-Ghella-Consbem se adjudicó en 2014 un contrato de obras civiles por el lote 2 de la ampliación de la Línea 2 del tren subterráneo de São Paulo.
Fundada en 1894, Ghella es una constructora de tamaño mediano, y no consiguió articular un esquema de financiamiento para el Sarmiento, de bancos privados italianos, a una tasa de interés compatible con las necesidades de la obra pública. Los esfuerzos de Macri de concretar proyectos de infraestructura padecen el obstáculo de la financiación, tal como se lo explicaron al ministro Guillermo Dietrich cuando se reunió en Italia con ejecutivos de las empresas colegas de Ghella: Eurispes, Astaldi y Condotte.
Aquel día, en la sede de Ferrovie dello Stato, la compañía nacional de ferrocarriles creada en 1905, la esperanza fue puesta en la apertura en Ciudad de Buenos Aires de una oficina de Italferr, sociedad de ingeniería del grupo estatal Ferrovie dello Stato que se asoció a Ghella para el proyecto en el Sarmiento.
Hace un año Urgente 24 publicaba: “El soterramiento es un capítulo del relanzamiento de la Agencia Metropolitana de Transporte, oportunidad en la que el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dijo: “Venimos trabajando juntos hace años, y hoy es una muestra más de eso». Es cierto: la constructora Ghella y la Administración Macri se conocen hace tiempo. El 15/07/2005, el entonces jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, llamó a licitación para la construcción de los canales aliviadores de la cuenca del Maldonado y el 07/08/2006 el Banco Mundial aprobó un crédito de US$ 130 millones. Tan inexplicamente como la demora en el soterramiento del Sarmiento cuando el BNDES ya había concedido el préstamo, la Ciudad de Buenos Aires recién recibió las ofertas para el Maldonado el 06/07/2007, compitiendo la brasileña Odebrecht contra las italianas SELI y Ghella. Quien triunfó fue Ghella pero la gestión de Jorge Telerman, sucesor de Ibarra, no le adjudicó las obras, enfureciendo a Macri porque esa adjudicación había sido una claúsula importante del pacto de transición que apoyó Macri. Además, Macri ambicionaba que Telerman adjudicara la obra para no tenerla que hacerlo él por un motivo de incomodidad acerca de ‘la nueva política’ que él prometía: Ghella ya estaba asociada a Angelo Calcaterra”.
Y seguía el mismo medio: “El viernes 237/11/2007, el periodista Luis Ceriotto escribió en el diario Clarín: «Angelo Calcaterra, el empresario que había adquirido la constructora y desarrolladora IECSA a su tío Francisco Macri, anunció ayer que vendió casi la mitad de la compañía a la constructora italiana Grupo Ghella, con la cual ya estaba asociado en algunos proyectos de obra. La unión de las dos compañías fue bautizada como grupo ODS, con una facturación conjunta que este año rondará -aseguraron- los 300 millones de dólares. En cuanto a Ghella, una constructora italiana que se remonta a fines del siglo XIX, hoy está timoneada por los dos herederos varones. Uno de ellos, Enrico Ghella, se instalará en Buenos Aires como director de ODS. Hoy día ODS lo integran sus controladas IECSA, Creaurban, Minera Geometales, Fidus Sociedad de Garantías Recípocas, Cincovial, CATE y sus sociedades relacionadas. Giandomenico Ghella, presidente de la empresa italiana, explicó la situación: ‘Italia es un mercado cerrado, con reglas y patrones establecidos, imposible para crecer’. En el inicio de 2013, Ghella ya tenía oficinas en 9 países de América Central y del Sur. En Venezuela participa, junto con Impregilo y Astaldi, en la construcción del sistema ferroviario nacional. Filippo Santelli escribió entonces en La Repubblica: «(…) Pero el mercado número uno, el año pasado, que representa el 40% de las ventas, es argentino. En 2007 Ghella ha adquirido una participación en Iecsa, la empresa de construcción en el país, ganando carreras para grandes obras de agua y alcantarillado, tales como el colector Maldonado. ‘El mercado de la infraestructura es difícil para una empresa como la nuestra, pequeños para el sector. Nos enfrentamos a gigantes multimillonarios, los chinos pueden garantizar a los clientes las líneas de crédito por 10 mil millones de euros tal vez de materias primas’, dijo Giandomenico”.