Ni los niños, ni los ancianos (a los que les «revisan» las pensiones de Anses); ni siquiera los discapacitados (a quienes directamente quieren dejar sin derechos). No. Los únicos beneficiados con el gobierno de Cambiemos son los hombres de negocios. Si no, ¿cómo se explica una deuda a una tasa irrisoriamente alta a pagar en cien años?
Por Cecilia Valdez / A través del Ministerio de Finanzas, el gobierno de Mauricio Macri anunció la emisión de un bono en dólares a cien años por u$s 2750 millones con un cupón de interés de 7,125% y un rendimiento de 7,9%, en el marco de una jugada especulativa que salió mal: se esperaba que el banco de inversión Morgan Stanley cambiara la calificación de las acciones de Argentina que cotizan en la bolsa de Nueva York de «mercado de frontera» a «mercado emergente», algo que finalmente no sucedió. Todo ello sucedía la semana pasada.
Varios son los interrogantes sobre la nueva toma de deuda -entre ellos por qué y para qué-, en especial si se tiene en cuenta que en veinte meses de gestión, el macrismo ya endeudó al país por casi 100 mil millones de dólares, superando así a la gestión económica de la última dictadura militar.
«Esta operación se enmarca en el objetivo del Gobierno Nacional de asegurar el financiamiento en las mejores condiciones posibles para el crecimiento de la economía y la generación de empleo», dice un comunicado de prensa del Ministerio de Finanzas, a cargo del ex Deutsche Bank y JP Morgan, Luis Caputo. La nada misma. No hay una especificación concreta sobre el uso que se hará de los dólares prestados.
El economista Ernesto Mattos explicó, en diálogo con AgePeBA, que el gobierno «necesita financiamiento para cubrir el déficit, pero no especifica para qué se toma esta deuda, por ende los fines no están claros» y agregó: «si uno dijera que esta deuda se toma para construir una carretera que va a unir una provincia con otra y va a tener mayor fluidez, por ejemplo, estaría justificado que ahora se esté pagando una inversión que va a beneficiar a generaciones futuras, pero como esto no está claro, no se sabe a quién beneficiará».
Respecto a los beneficiarios, tal como advierte Alfredo Zaiat en una columna publicada el pasado 19 de junio en Página12, en caso de confirmarse la tasa de interés del 8,25 por ciento anual que deberá pagar Argentina en cada año de los próximo cien, se concretará «la operación financiera más rentable para… los grandes fondos de inversión internacional». «Los demandantes privilegiados de esos bonos son fondos de pensión que buscan elevadas rentabilidades por plazos larguísimos. Es un negocio diseñado para esos administradores del dinero de trabajadores esperanzados de obtener una jubilación decente en la etapa laboral pasiva. La dimensión del negocio es tan rentable para los financistas –no para Argentina- que según operadores de la city, luego de difundirse la noticia, en apenas una hora, se habrían generado órdenes de compra por más de 3.000 millones de dólares», especificó el periodista.
Para entender mejor por qué los únicos que salen ganando son los fondos de inversión, cabe plantear la decisión de Macri y su equipo en los términos más bien generales:
a) Si el endeudamiento se realizara para grandes obras de infraestructura, ¿por qué no se anunció? Si así hubiera sido, incluso podría entenderse como una estrategia electoral, teniendo en cuenta que se este sábado cierra la presentación de listas de candidatos para las legislativas y que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner viene de realizar una amplia convocatoria en Arsenal, en la que apuntó fundamentalmente a las políticas económicas llevadas a cabo por el gobierno en detrimento del bienestar general de la ciudadanía.
b) Si el endeudamiento se realiza para gastos corrientes, ¿por qué se toma una deuda en dólares y no en pesos a través del Banco Central? «Asegurar el financiamiento en las mejores condiciones posibles para el crecimiento de la economía y la generación de empleo», no es una respuesta concreta.
Podría pensarse que el Gobierno esperaba una recategorización por parte del Banco Morgan Sanley a «mercado emergente», algo que podría haber aumentado las inversiones internacionales del país (que tanto quiere Macri). Pero la especulación falló y al menos por un año más, el país mantendrá su categoría de «mercado de frontera».
«Jugaron con esa posibilidad, pero la realidad es que el mismo mercado no reconoce que los avances en la economía argentina hayan sido propiamente de intereses de ellos: no tiene bajo déficit, buena proyección de crecimiento, y está realizando un ajuste económico», señaló Mattos.
Asimismo, el economista detalló que Argentina, en enero de 2017, tomó préstamos en tres tramos al 6,6% a diez años, mientras que ahora lo hace al 8% en un siglo y afirmó: » es irrisorio que consigas menos dinero a una tasa mucho más alta que la que conseguiste hace tres meses atrás en un plazo mucho menor».
Un endeudamiento internacional implica el intercambio de consumo presente por consumo futuro en tanto y cuanto el dinero se utilice para generar un capital productivo. Es decir, si no hay una inversión real y concreta queda planteada la duda de cómo se va a pagar esa deuda durante los próximos cien años. Mauricio Macri no aclaró por qué ni para qué comprometió las finanzas nacionales a pagar en tan largo plazo, pero la respuesta está a la vista: los únicos beneficiarios serían los lobos de Wall Street y los amigos del gobierno que hacen de la política un negocio.
A partir de ahora, tal como señaló Mattos, «hay costos e intereses que hay que pagar todos los años durante cien años, porque se puso en la proyección a futuro del país un número negativo, que resta todos los años, que es el que hay que conseguir para pagar los intereses de la deuda».
Alguien en la red social del pajarito dijo que el juez norteamericano que exigirá a la Argentina que salde su deuda aún no nació. Tiene razón.