La élite estadounidense está invirtiendo su dinero en comprar terrenos en islas remotas o construir búnkeres. Para la mayoría de la población, la posibilidad de que tengamos que enfrentamos en el futuro a una sociedad apocalíptica solo forma parte de las teorías catastróficas de algunos visionarios o de los guiones de ciencia ficción. Pero, ¿por qué cada vez es más frecuente que los multimillonarios inviertan grandes cantidades de dinero en adquirir terrenos en islas remotas e incluso construir búnkeres?
La idea fue desarrollada recientemente por The New York en un artículo que muestra cómo los adinerados de Silicon Valley se están preparando para un eventual fin de la civilización. Sin embargo, esta preocupación no es solo la de una pequeña minoría. Reid Hoffman, co-fundador de LinkedIn, estima que más de la mitad de las élites adineradas de EE.UU. se están preparando para garantizar su supervivencia en el caso de una hecatombe mundial.
En este caso, la razón principal del temor a un apocalipsis está en el hecho de vivir y trabajar continuamente rodeados de tecnología. Sin embargo, otros autores que plantean el fin del mundo relacionan sus predicciones con problemas más concretos, como una crisis nuclear mundial o las consecuencias del cambio climático, aunque el argumento favorito sigue siendo la posibilidad de que se produzca una colisión de un asteroide o un cometa contra la Tierra.
En este último caso, ¿cuáles serían los territorios más seguros del planeta? Para el escritor Jim Dobson, que en un reportaje publicado en la revista Forbes elabora un mapa del mundo post-apocalíptico, es Nueva Zelanda. El país sería el único del mundo que crecería claramente en tamaño, convirtiéndose en una de las zonas más seguras de la Tierra.
Su predicción, elaborada a través de las teorías de reconocidos pronosticadores, como Gordon-Michael Scallion y Edgar Cayce, coincide con el destino favorito de los multimillonarios estadounidenses. De hecho, solo en 2016, más de 3.500 kilómetros cuadrados de terreno del país pasaron a manos de ciudadanos extranjeros, según datos de ‘The New Zealand Herald’. En el resto del mundo, según el mapa de Dobson, el escenario no es tan esperanzador.
En EE.UU., el aumento de la inestabilidad de la placa Norteamericana dará lugar a la creación de 150 islas en California y la costa Oeste retrocederá hacia el este. Por su parte, los Grande Lagos y la vía marítima de Saint Lawrence se unirán y continuarán su recorrido por el río Misisipi hasta el Golfo de México. Además, todas las áreas costeras desde Maine a Florida quedarán inundadas.
El aumento del nivel del mar tendrá también consecuencias nefastas en algunas partes del noroeste de Canadá. Sin embargo, otras regiones, como Quebec, Ontario, Manitoba, Saskatchewan y Alberta, se convertirán en auténticos ‘centros de supervivencia’, recibiendo a los migrantes que se desplacen desde Columbia Británica y Alaska.
El cambio más significativo se producirá en América Central, cuyo territorio se verá reducido a una serie de islas. Por su parte, en México, la mayoría de las zonas costeras quedarán también bajo el agua. Así, la costa de Baja California se convertirá en una serie de islas y también desaparecerá gran parte de la península de Yucatán.
En Sudamérica se producirá un intenso terremoto, además de una fuerte actividad volcánica. Así, amplias zonas del interior de Venezuela, Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia y Uruguay se hundirán bajo el agua, y la Cuenca del Amazonas se convertirá en un inmenso mar interior. No será el único, ya que otra gran masa de agua emergerá en el centro de Argentina. Destaca también una nueva inmensa masa terrestre que se unirá por tierra a Chile y Perú y que contará con otro nuevo mar interior.
Según el mapa de Dobson, Europa experimentará los cambios más rápidos y más graves de la Tierra. Así, la mayor parte de los países de Europa desaparecerán bajo el mar y, en el mejor de los casos, conservarán pequeños territorios a modo de islas.
Respecto a Rusia, que abarca territorios tanto en Europa como en Asia, se separará del resto de países del Este a través de un mar completamente nuevo, que surgirá de la fusión de los mares Caspio, Negro, Kara y Báltico, y que se extenderá hasta el río Jenisej, en Siberia. Este amplio territorio, ya situado en Asia, se mantendrá seguro.
El resto de Asia, una región muy sísmica, sufrirá cambios dramáticos, aunque verá nacer nuevos territorios. Así, el mar anegará grandes masas de tierra desde Filipinas hasta Japón y el norte del mar Bering, incluyendo las islas Kuril y Sakhalin. Por su parte, la región costera de China será empujada hacia el interior cientos de kilómetros.
El continente africano quedará dividido en tres partes completamente aisladas por el mar. El Nilo se ensanchará significativamente y una nueva vía fluvial dividirá el país, desde el Mar Mediterráneo hasta Gabón. Otro cambio significativo es que el Mar Rojo irá agrandándose, provocando que El Cairo desaparezca. Destaca también que el lago Victoria se fusionará con el lago Nyasa y fluirá hacia el Océano Índico.
Al contrario que el resto del mundo, la Antártida se convertirá en un territorio fértil y rico en agricultura. Se crearán nuevas tierras desde la península Antártida hasta la Tierra del Fuego, y desde el este hasta la isla de Georgia del Sur.