Un cura crucificador de pibes en Humahuaca; la vida que tan sólo vale dos pesos, por tanta pobreza; y desde una moto por una pizza asesinan a un niño de tres años. ¿El Mateo de Pier Paolo Pasolini; el doctor Freud;la vigencia ruinosa de la Perversa Trinidad, en la que el poder económico concentrado es Dios Padre, la instituciones políticas burguesas son el Hijo y el aparato mediático cultural conforma al Espíritu Maldito, que todo lo justifica? ¿Quién puede ayudar a desmadejar esta tragedia que no es simbólica y por lo tanto tampoco bella, porque la daga guarda sus sombras entre los pliegues del asesino.
Por Víctor Ego Ducrot (*) / No se trata de casualidades si no de una maldita versión de la ley de la causalidad. Cundo un cura demente llamado Olmedo, con un gobierno demente como el de Jujuy en tanto cómplice cómplice, crucifica a un niño en Humahuaca – nada importan las explicaciones sobre el por qué ni las ideas del crucificador / verdugo -, casi al mismo tiempo que un adolescente – es muy probable que haya sido él – mata de una balazo a un bebé de tres años tras robarle el valor de una pizza de mierda a un padre desolado, y que la ONU nos cuenta lo sabido, que la mitad de nuestro piberío, de ellas y ellos, apenas si tienen para comer; pues entonces a qué viene tanto discurso, si apenas hay lugar para la vergüenza colectiva de una sociedad que permite tanta barbarie. Porque sí, porque estamos caminando sobre su borde y oímos sus ruidos incomprensibles, adivinamos sus gritos irremediables
“Lo bajaron de la cruz porque lloraba”, dice el título escalofriante de un artículo que publica este viernes el diario Página 12. Y sigue: “la convocatoria, impulsada por el cura Jesús Olmedo, fue apoyada por el Ministerio de Educación. Cinco personas crucificadas, atadas a cruces. Entre ellas un nene de nueve años. El acto lo presenciaron niños escolares. En otra oportunidad, el cura Olmedo ya se había crucificado (…). Cinco personas crucificadas, entre ellas un adolescente y un chico de nueve años; los brazos atados con sogas a las tablas horizontales, los cuerpos erguidos en medio de la Plaza Sargento Gómez, de Humahuaca, durante al menos 3 horas ante una multitud de alumnos de escuelas de todos los niveles. ‘Ahí tenemos a un chiquito crucificado, que dice que él quiere, porque hay muchos niños que están muriendo por las guerras, el terrorismo y el hambre en el mundo’, anunció el cura Jesús Olmedo, organizador de la Marcha por la Paz y la Justicia, realizada el miércoles. ‘Me están diciendo que el niño está derramando lágrimas de dolor y me preguntan si ya lo pueden bajar’, agregó luego, según contó a este diario una madre que estuvo presente en el acto (…) En diálogo con PáginaI12, Olmedo aseguró que “la madre del niño lo había autorizado”, y que el chico ‘lloraba porque hacía un poco de frío. Pero también lloran los hombres’. Uno de los momentos que más le sorprendió fue cuando el cura interrumpió su discurso para decir, ‘el niño está derramando lágrimas’, con el objetivo, según ella, de ‘explicarnos que lo iban a bajar porque tenía mucho frío y lágrimas de dolor. Recién después de pedirle permiso al cura lo bajaron’. Cuando el chico ya estaba en el suelo, Olmedo lo llamó al micrófono. La docente grabó un audio de ese momento, en el que se escucha cómo el cura grita eufórico: ‘Él ha estado crucificado pensando en los niños que están muriendo en la guerra. ¡Un aplauso muy fuerte para Gastón por haber estado 3 horas crucificado!’. ‘¿Quieres decir algo?’, le preguntó al chico. Como no respondió, el cura dijo: ‘No quiere decir nada. ¡El silencio es más fuerte que el grito!’”.
Anoche, desde esta página se informaba: “con críticas a la gobernador María Eugenia Vidal y al intendente, Martín Insaurralde, a la policía (Bonaerense y local) y a jueces y fiscales, vecinos de Lomas de Zamora protestaron y exigieron justicia por el crimen del niño de tres años. Paulo Agustín Bustamante fue asesinado de un balazo cuando dos ladrones asaltaron a su padre en Villa Centenario. Los vecinos aseguran que “es un barrio liberado” y exigen seguridad. Un grupo de manifestantes prendió fuego la casa de uno de los acusados. Vecinos de Lomas de Zamora se concentraron en la Plaza 17 de Agosto, a dos cuadras del lugar del crimen. ‘Nadie hace nada por la seguridad’, dijeron ante medios televisivos, y vecinos de Lanús que se sumaron a la marcha en solidaridad con la familia de la víctima contaron que los delincuentes no van presos porque ‘tienen plata para coimear a policías, fiscales, jueces y al intendente Néstor Grindetti’. El acusado es un menor de 16 años que se encuentra a disposición de la Fiscalía de Responsabilidad Juvenil N° 4 y fue reconocido por el padre de la víctima, Martín Bustamante, mientras que un segundo delincuente se encontraba prófugo. Bustamante contó que el miércoles por la noche había salido a comprar una pizza y en la esquina de las calles Timoteo Gordillo y Victorino de La Plaza, a una cuadra de Camino Negro y a tres de los Tribunales de Lomas de Zamora, los interceptaron los ladrones que ‘estaban escondidos’ detrás de un árbol. Los asaltantes le robaron el dinero y cuando se iban uno de ellos disparó un arma de fuego. El balazo impactó en la espalda del niño, quien murió poco más tarde en la Clínica Boedo”.
La aparición, hace algunos años ya, de una serie de artículos – la mayoría inéditos en castellano – de un creador insoslayable como lo fue (es) el poeta y cineasta italiano Pier Paolo Pasolini, quien mucho pensó, escribió y filmó sobre violencia, marginación y poder simbólico (esa serie incluye la entrevista que le hiciera el periodista Furio Colombo pocas horas antes de su asesinato, en noviembre de 1975) explora sobre algunos puntos contrapunteados desde lo trágico en el titulo de este intento de comprensión; y con toda la fuerza impiadosa con la que piensa alguien que, cómo otro genio del arte de su país, Luchino Visconti, fallecido un año después, reivindicaba sus atributos de homosexual, marxista y respetuoso de lo sagrado del cristianismo como tradición y cosmogonía.
Pasolini fue profesor de secundaria en distintas ocasiones y después de la Liberación, en 1945. Dejo para otra ocasión aquello que sostuvo en Tempo, en 1972 – “la libertad sexual por sí sola conduce a graves desequilibrios cuando se entiende como un ansia consumista”, es decir según su lógica, en “esnobismo pequeñoburgués”; aunque remataba para que no queden dudas sobre su militancia por la subjetividad liberada: “hacer el amor es bello, y también lo es hacerlo de manera excesiva, obsesiva, ‘anormal’”.
Pero sí pongo el acento, a propósito de la tragedia de hoy – es foco de angustia darse cuenta de que cada día contamos con una angustia colectiva desde la cual escribir -: “es una imbecilidad creer que el maestro ha de descender a ‘la simplicidad’ del mundo del niño, pues lo difícil siempre apasiona a los niños” (…). La escuela es una especie de gimnasio en el que el niño está obligado a hacer un ejercicio que sólo le aporta la capacidad para distinguir de inmediato lo respetable y lo distinguido de lo escandaloso y lo original (…). El buen pedagogo evita construir adultos ‘en serie’, y fomenta lo auténtico frente a los apriorismos. La función del formador es, pues, la de crear ‘el buen hábito de la introspección’ en el alumno, huyendo del ambiente de obediencia, que no hace sino infundirle la ilusión de la seguridad en la vida (…). La crítica debería ser lo primero que cultivase un niño, pues es la mejor manera para comenzar a desmitificar a los ídolos desde temprano, y despertar la pasión de crear (…). Pero la educación recibida ha sido: tener, poseer, destruir, para fabricar ‘gladiadores desesperados’”.
Es el mismo Pasolini quien, a partir de su eterno compromiso con los débiles, los desposeídos y los oprimidos, y contra los poderosos, tanto en el terreno político e ideológico como en el artístico -, podría interpelar a la demencia de la crucifixión jujeña, porque bien conocía “El porvenir de una ilusión”, el texto de Sigmund Freud que considera a la religión justamente como el núcleo de la ilusión misma, que tiende a la transfiguración de la realidad, para entender que la hazaña del cristianismo en tanto ordenador de sentidos dominantes consiste en haber hecho pasar al Otro vengativo por Otro del amor.
El cristianismo ha logrado hacer creer que ese Otro que castiga a muerte es un Otro de justicia y amor, es decir una ilusión perversa en tanto patológica, sobre la cual la tragedia del autoritarismo y la tortura se han montado desde hace siglos, desde la cruz, desde ese madero que nunca abrirá rumbos en la mar, desde la Inquisición y pasando por los genocidas políticos, hasta llegar a la dolida Humahuaca de esta muestra tristeza de hoy.
Lo que seguramente también entendía el gran Pasolini es que el poder burgués, expoliador de ilusiones, apeló a una contra versión de la Santísima Trinidad de los cristianos, nada menos que a la Perversa Trinidad, en la que el sistema de dominación económica y sus agentes (¿los CEOs de Mauricio Macri entre ellos?) le dan encarnadura al Padre; los políticos, los jueces, los fiscales, los policías y otros tantos en la trama de complicidad con el crimen de toda laya se convirtieron en el Hijo, y a la vez que el dispositivo cultural y mediático en el Espíritu Maldito, que todo lo justifica, casi concibiendo al Otro que mata como Otro que es justo.
No sé. Ojalá que sí. Que este intento de ideas haya servido para entender en algo el por qué dolor dolor que nos infringe un cura crucificador en Humahuaca, el pibe asesino de de otro pibe mas pibe aun, y que ninguno de ellos, como la mitad de todos los nuestros, apenas si tenga para morfar.
(*) Doctor en Comunicación por la UNLP. Profesor Titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Periodista y escritor. Director de AgePeBA.