Y la referencia a las prendas interiores que tradicionalmente son de uso para el varón no es casual: esa misma derecha – que también está por fuera del partido Republicano, por eso las políticas de Washington sobre medios ambiente en los organismos internacionales siempre fueron bla bla – también es machista, misógina y discriminadora, pero eso apela a otra cuestión. Ahora, quizás, el apartarse de los tratados sobre Cambio Climático al ricachón con jopo rubio pasado de moda y trompita a la Porky – el famoso chanchito boludón de la fábrica de controles sociales Warner – pueda provocarle un dolor de cabeza doméstico.
En muchas ciudades y Estados se rebelaron contra la salida del Acuerdo de París anunciada por el presidente Donald Trump y reforzaron su compromiso con las medidas de protección del medioambiente. El presidente nanunció que su país abandona el pacto sellado por Obama – Trump y rompió el acuerdo de París contra el cambio climático
Al menos 61 alcaldes, que previamente se comprometieron a ignorar las políticas de cambio climático del presidente y representan a 36 millones de estadounidenses, adelantaron que aumentarán su presión y su alineamiento con las otras 194 naciones que adoptaron el acuerdo. Algo así como si una conglomerado de intendentes de municipios argentinos decidieran trazar una política exterior distanciada de la aplicada por Mauricio Macri.
“Seguiremos liderando. Estamos aumentando las inversiones en energía renovable y eficiencia energética”, aseguraron en una carta abierta los regidores de Los Ángeles, Nueva York, Boston y Chicago, que no son estados menores.
“Vamos a comprar y crear más demanda de coches eléctricos y camiones. Aumentaremos los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, crear una economía de energía limpia y defender la justicia ambiental”, subrayaron. “Y si el presidente –añadieron– quiere romper las promesas hechas a nuestros aliados consagradas en el histórico Acuerdo de París, construiremos y fortaleceremos las relaciones en todo el mundo para proteger al planeta de los devastadores riesgos climáticos”.
El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, liderará el compromiso de la ciudad con los objetivos del pacto internacional y trabajará con el resto de ciudades del país y del mundo. En su cuenta de Twitter, el alcalde de Nueva York, Bill Blasio, tildó la decisión de Trump de “horriblemente destructiva”, y llamó al cambio climático “un puñal dirigido directamente al corazón” de su ciudad. Hawai, Minesota, Washington, California, Alaska, Arkansas, Arizona, Kansas, Colorado, Maine, Carolina del Norte, Connecticut y Nueva York, entre otros estados, también se mostraron a favor de continuar con las directrices del acuerdo ecológico internacional.
De todas formas, sería necesario que los analistas – interpretadores varios de la corrientes que se expresan sobre el tablero internacional tomen todo ello con pinzas, pues desde las primeras discusiones sobre medio ambiente entabladas con el auspicio de la ONU hace dos décadas al menos, Estados Unidos siempre borro con el codo de la inacción lo firmado con el puño de los protocolos.
Trump desoyó los pedidos de aliados y empresas globales (lo de las empresas globales no es tan cierto ni sincero por parte de ellas, al menos de la inmensa mayoría) para que mantuviera el compromiso de la principal potencia mundial contra el calentamiento global. Dijo que el pacto “perjudica a Washington” y dejará de aplicar “las draconianas cargas financieras y económicas”.
Estados Unidos anunció que su país abandona el histórico Acuerdo de París firmado en 2015. Trump señaló el jueves que el Acuerdo de París es ejemplo de un trato desventajoso. “Es el último ejemplo de que Washington llegó a un acuerdo que perjudica a Estados Unidos, en beneficio exclusivo de otros países, dejando a los trabajadores y contribuyentes estadounidenses, a quienes amo, absorbiendo el costo en términos de pérdida de empleo, salarios, fábricas cerradas y producción económica enormemente disminuida”, aseguró el mandatario. Estados Unidos podría tener otro presidente cuando se formalice su salida, ya que no se materializará hasta dentro de casi cuatro años, el 4 de noviembre de 2020, un día después de las próximas elecciones presidenciales, según consta en las normas que rigen el pacto climático.
En los jardines de la Casa Blanca, Trump informó que “dejará de aplicar el no vinculante Acuerdo de París y las draconianas cargas financieras y económicas que el acuerdo impone”, a su juicio, a Estados Unidos. Eso incluye poner fin a contribuciones marcadas en el acuerdo a nivel nacional, así como al Fondo Verde para el Clima, que “está costando a Estados Unidos una enorme fortuna”. “El cumplimiento de los términos del Acuerdo de París y las onerosas restricciones energéticas que impuso a Estados Unidos podrían costar hasta 2,7 millones de empleos perdidos para el 2025”, estimó citando un estudio del centro National Economic Research Associates.
Aludiendo al mismo informe, advirtió que costaría 440.000 puestos de trabajo menos en el sector manufacturero, incluyendo la industria del automóvil, uno de los más afectados por la crisis financiera de 2008. “Este acuerdo es menos sobre el clima y más sobre otros países que obtienen una ventaja financiera sobre Estados Unidos”, dijo Trump y recordó sus argumentos sobre otros pactos internacionales, pero de una naturaleza totalmente distinta, como el acuerdo de libre comercio con México y Canadá que pretende renegociar.
El Acuerdo de París, en vigor desde el 4 de noviembre de 2016, es el primero global contra el cambio climático. Para que resultara efectivo era necesario su ratificación por parte de al menos 55 países representantes del 55 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Esa meta se alcanzó el 5 de octubre, cuando la Unión Europea (UE), que representa el 12 por ciento de las emisiones, entregó los documentos de ratificación del Acuerdo en la sede de la ONU. Firmado el 22 de abril como primer paso hacia la ratificación, el Acuerdo de París fue adoptado el 12 de diciembre de 2015 por 195 países signatarios de la Convención Marco de la ONU sobre cambio climático y la Unión Europea, en el transcurso de la 21 Conferencia de las Partes (COP21).