Acorralada por la crisis, la asamblea de accionistas aprobó por unanimidad el ajuste exigido por el Gobierno nacional para acceder a la segunda parte del crédito de 450 millones de pesos.
El gobierno de Mauricio Macri aprovechó la crítica situación de SanCor para avanzar con un duro plan de ajuste y flexibilización laboral sobre la cooperativa, como caso testigo de todo el sector lácteo.
La asamblea extraordinaria de accionistas, integrada por productores, síndicos y directivos, cedieron hoy a las condiciones que impuso Macri para liberar los 250 millones de pesos que restaban del fideicomiso de 450 millones.
Según informó el diario Página/12, la decisión le otorga el poder al Consejo de Administración para que “negocien las condiciones, contrataciones y cláusulas contractuales”, lo que en los hechos significará despidos y el cierre de al menos cuatro plantas consideradas “ineficientes”.
Con la primera parte del préstamo de salvataje, Macri había logrado que los trabajadores resignaran un 15 por ciento de sus salarios y luego avanzó sobre el bono extraordinario que las empresas pagan por cada trabajador desde 2009, destinado al fondeo de la obra social gremial.
Además, la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) tuvo que aceptar discutir puntos centrales del convenio colectivo como regímenes de licencia, accidentes y enfermedades, polifuncionalidad o multitareas y presentismo.
La firma espera conseguir ahora el ingreso de un socio privado que aporte capitales para retomar la totalidad de la producción en las doce plantas que quedarían en pie, si se confirma el cierre de las cuatro que están paralizadas, que son Brinkmann y Coronel Moldes (en Córdoba), Coronel Charlone (Buenos Aires) y Centeno (Santa Fe).
No obstante, la planta santafesina podría salvarse del golpe de gracia macrista si finalmente es adquirida por otra empresa láctea o avanza la segunda opción de conformar una cooperativa con sus operarios, que recibirían la fábrica en concepto de indemnizaciones.