Dos fuertes explosiones se han escuchado a las 21:35 GMT del lunes en un estadio de la ciudad de Mánchester durante un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande. Los agentes de seguridad han llamado a la población a mantenerse alejada del lugar. La mayoría de las asistentes al concierto eran chicas menores de edad y mujeres jóvenes que habían ido a ver a la estrella del pop. El Estado Islámico, ISIS o Daesh, fue creado por la CIA, el MOSSAD y el MI6 para reventar a Siria. El profesor Michel Chossudovsky, economista canadiense y director del Centro de Investigación sobre la Globalización, en Montreal, ha recopilado 24 verdades que los gobiernos occidentales no quieren que la población conozca acerca de ISIS (o Estado Islámico) y Al-Qaeda. ¿Cómo es posible que sigan el juego de los Estados Unidos encaminado a crear un estado mundial policial? Las relaciones de Al – Qaeda con la CIA ya habían sido develadas en noviembre de 2001, en el libro “Bush & Bin Laden S.A” (Editorial Norma; Buenos Aires), de Víctor Ego Ducrot, director de esta agencia.
Las explosiones tuvieron lugar en el vestíbulo del estadio Mánchester Arena, que tiene capacidad para 21.000 espectadores y es uno de los mayores escenarios para espectáculos musicales en toda Europa. Debido a la explosión se cerró la estación de Victoria, una de las principales estaciones de ferrocarril de la ciudad, situada cerca del estadio.
Las personas que asistían al evento huyeron presas del pánico al escuchar unos ruidos que parecían «explosiones». Usuarios de Twitter informaron que se escuchó «un gran estruendo» en la parte final del concierto, después de lo cual se encendieron las luces y todos los asistentes abandonaron rápidamente el estadio, algunos de ellos llorando y gritando. Una testigo relató al diario ‘The Guardian’ que una explosión «bastante fuerte» sacudió el estadio, por lo que «todo el mundo gritó y trató de salir».
La Policía de Mánchester ha indicado que el ataque que ha dejado al menos 22 muertos (entre ellos niños) y 59 heridos fue perpetrado por un hombre que murió en el estadio. Las autoridades están investigando si el atacante tenía cómplices. Las autoridades británicas han confirmado que las explosiones en el Mánchester Arena fue un ataque terrorista.
La Policía realiza las detenciones de sospechosos tras el atentado. Algunos de los arrestos se han producido en las áreas de Chorlton y Ashton, situadas en el sur de Mánchester. Entre los sospechosos hay un hombre de 23 años.
Según el jefe de Policía de la región de Manchester, Ian Hopkins, el atacante «trajo y activó un artefacto explosivo improvisado».
La primera ministra británica, Theresa May, ha condenado el «horrible atentado terrorista» de Mánchester y ha afirmado que sus pensamientos están con las víctimas de las explosiones y con sus familias. May ha convocado este martes al comité de crisis COBRA en respuesta al ataque. La campaña electoral en el país ha sido suspendida debido a la actual situación de seguridad.
May ha declarado que la Policía cuenta con los datos sobre el autor del atentado, pero de momento la información no será divulgada. La primera ministra ha calificado el atentado con el «más grave jamás perpetrado en el norte de Inglaterra».
Ariana Grande es una cantante estadounidense que a sus 23 años ya se ha convertido en una de las más famosas estrellas del pop del mundo. Nacida en Florida, empezó su carrera a los 16 años en la serie juvenil ‘Victorious’ del canal Nickelodeon. En 2016 los American Music Awards la nombraron mejor artista del año. Sus dos álbumes más recientes fueron nominados al mejor disco pop vocal en los prestigiosos premios Grammy. Tras la explosión de este lunes, sus representantes confirmaron que Grande se encontraba segura, pero «en estado de histeria». Más tarde la cantante escribió en su Twitter que está destrozada por lo sucedido.
El Estado Islámico, ISIS o Daesh, fue creado por la CIA, el MOSSAD y el MI6 para reventar a Siria. El profesor Michel Chossudovsky, economista canadiense y director del Centro de Investigación sobre la Globalización, en Montreal, ha recopilado 24 verdades que los gobiernos occidentales no quieren que la población conozca acerca de ISIS (o Estado Islámico) y Al-Qaeda. ¿Cómo es posible que sigan el juego de los Estados Unidos encaminado a crear un estado mundial policial?
Los Estados Unidos han apoyado a Al Qaeda y a sus organizaciones afiliadas durante casi medio siglo, desde el apogeo de la guerra afgano-soviética.
La CIA creó campos de entrenamiento para al-Qaeda en Pakistán. En el período de diez años, desde 1982 hasta 1992, unos 35.000 yihadistas procedentes de 43 países islámicos fueron reclutados por la CIA para luchar en la jihad afgana contra la Unión Soviética.
Desde la época de la Administración Reagan, Washington ha apoyado a la red terrorista islámica. Ronald Reagan calificó a esos terroristas como “luchadores por la libertad”.
Los EE.UU. suministraron armas a las brigadas islámicas. Todo era para “una buena causa”: la lucha contra la Unión Soviética y el cambio de régimen, lo que llevó a la desaparición de un gobierno secular en Afganistán.
Los libros de texto yihadistas fueron publicados por la Universidad de Nebraska. Estados Unidos gastó millones de dólares para suministrar libros de texto repletos de imágenes violentas y enseñanzas islámicas militantes a los escolares afganos.
Osama bin Laden, fundador de Al Qaeda y hombre más odiado de Estados Unidos, fue reclutado por la CIA en 1979 al comienzo mismo de la guerra yihadista de Afganistán contra la Unión Soviética. Por aquel entonces, Bin Laden tenía 22 años y fue entrenado en un campo de entrenamiento de guerrillas patrocinado por la CIA.
Según el Profesor Chossudovsky, como antes lo sostuvo el libro “Bush &Bin Laden S.A (Norma; Buenos Aires; 2001), del director de esta agencia, doctor en Comunicación y profesor de Historia del Siglo XX de la UNLP, Víctor Ego Ducrot, Al Qaeda se encontraba detrás de los ataques del 11 de septiembre. De hecho, el ataque terrorista de 2001 proporcionó una justificación para librar una guerra contra Afganistán, bajo el argumento de que Afganistán era un estado patrocinador del terrorismo de Al Qaeda.
El Estado Islámico o ISIS era originalmente una entidad afiliada a Al-Qaeda, creada por la inteligencia de Estados Unidos con el apoyo del MI6 Británico, el Mossad Israelí, los servicios de Inteligencia de Pakistán y la Presidencia General de Inteligencia de Arabia Saudita (GIP o Ri’āsat Al-Istikhbarat Al-‘Amah.
Las brigadas de ISIS han estado involucradas en el apoyo a la insurgencia que los EE.UU. y la OTAN han dirigido contra el gobierno sirio de Bashar al Assad durante la guerra civil de Siria.
La OTAN y el Estado Mayor de Turquía fueron los responsables de la contratación de mercenarios de ISIS y Al Nusrah desde los inicios de la insurgencia siria, en marzo de 2011.
Según fuentes de inteligencia israelíes, publicadas en la web DEBKA, esta iniciativa ha consistido en: “Una campaña para reclutar a miles de voluntarios musulmanes en países de Oriente Medio y el mundo musulmán para luchar junto a los rebeldes sirios. El ejército turco aloja a estos voluntarios, los entrena y asegura su entrada en Siria”.
Hay miembros de las fuerzas especiales occidentales y agentes de inteligencia occidentales dentro de las filas de ISIS. Miembros de las Fuerzas Especiales Británicas y del MI6 han participado en el entrenamiento de los rebeldes yihadistas en Siria.
Especialistas militares occidentales contratados por el Pentágono han entrenado a los terroristas en el uso de armas químicas.
“Los Estados Unidos y algunos aliados europeos están utilizando a contratistas de defensa para entrenar a los rebeldes sirios sobre cómo asegurar los arsenales de armas químicas en Siria, según informó un alto funcionario de Estados Unidos y varios diplomáticos de alto nivel a la CNN”.
Las brutales decapitaciones realizadas por los terroristas de ISIS, forman parte de los programas de entrenamiento patrocinados por la CIA en campos de Arabia Saudita y Qatar y cuyo objetivo es causar pavor y conmoción.
Muchos de los criminales reclutados por ISIS, son presidiarios condenados liberados de las cárceles de Arabia Saudita, país aliado de Occidente. Entre ellos se encuentran ciudadanos Saudíes condenados a muerte que fueron reclutados para unirse a las brigadas terroristas.
Israel ha apoyado a las brigadas de ISIS y Al Nusrah de los Altos del Golán, en su lucha contra el gobierno de Al-Assad y las fuerzas chiítas de Hezbollah.
Combatientes yihadistas se han reunido regularmente con oficiales de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), así como con el primer ministro Netanyahu.
El alto mando de las FDI reconoce tácitamente que: “elementos de la jihad global dentro de Siria, miembros de ISIS y Al Nusrah, son apoyados por Israel”.
Los soldados de ISIS dentro de Siria, trabajan a las órdenes de la alianza militar occidental. Su mandato tácito es causar estragos y destrucción en Siria e Irak.
Una prueba de ello, la encontramos en esta foto, en la que el senador estadounidense John McCain se reune con líderes terroristas yihadistas en Siria.
Las milicias de ISIS, que actualmente son el presunto blanco de una campaña de bombardeos de Estados Unidos y de la OTAN bajo el mandato de la “lucha contra el terrorismo”, continúan siendo apoyadas secretamente por Occidente.
Fuerzas chiitas que luchan contra ISIS en Irak, así como miembros del propio ejército iraquí han denunciado repetidamente las ayudas militares suministradas por Estados Unidos a los terroristas de ISIS, mientras a la vez, combatían contra ellos.
Los bombardeos estadounidenses y aliados no están apuntando a ISIS, sino que tienen el objetivo de bombardear la infraestructura económica de Irak y Siria, incluyendo sus fábricas y refinerías de petróleo.
El proyecto de ISIS de crear un califato, forma parte de una agenda de política exterior de Estados Unidos, que pretende dividir Irak y Siria en territorios separados: Un califato islamista sunita, una República Árabe chiíta y la República del Kurdistán.
“La Guerra Global contra el Terrorismo” se presenta de cara a la opinión pública como un “choque de civilizaciones”, una guerra entre los valores y las religiones, cuando en realidad se trata de una guerra de conquista, guiada por objetivos estratégicos y económicos.
Brigadas terroristas de Al-Qaeda, patrocinadas secretamente por las agencias de inteligencia occidentales, se han desplegado ya en Malí, Níger, Nigeria, la República Centroafricana, Somalia y Yemen para llevar el caos a esos países y justificar una intervención militar occidental.
Boko Haram en Nigeria, Al Shabab en Somalia, el Grupo de Combate Islámico de Libia, (apoyado por la OTAN en 2011), Al Qaeda en el Magreb Islámico y Jemaah Islamiya en Indonesia, entre otros, son grupos afiliados a al-Qaeda que son secretamente apoyados por la inteligencia occidental.
Estados Unidos también está apoyando a organizaciones terroristas afiliadas con Al-Qaeda en la región autónoma Uigur de China. Su objetivo es desencadenar la inestabilidad política en el oeste de China.
La amenaza terrorista local, como la que hemos visto en EEUU o Europa, es una fabricación promovida por los gobiernos occidentales y apoyada por los medios de comunicación con el fin de crear una atmósfera de miedo e intimidación, que lleve a una anulación de las libertades civiles y favorezca la instalación de un estado policial.
A su vez, los arrestos, juicios y condenas de “terroristas islámicos” sirven para sustentar la legitimidad del Estado de Seguridad Interna de Estados Unidos y la creciente militarización de sus fuerzas de seguridad.
El objetivo final es inculcar en la mente de millones de estadounidenses que el enemigo es real y que la Administración de los Estados Unidos protegerá la vida de sus ciudadanos. Lo mismo podemos decir de países como Francia, Reino Unido o Australia.
La campaña “antiterrorista” contra el Estado islámico ha contribuido a la demonización de los musulmanes, que a ojos de la opinión pública occidental se asocian cada vez más con los yihadistas, sentando así las bases para un choque de religiones y civilizaciones.
Cualquiera que se atreva a cuestionar la validez de la “Guerra Global contra el Terrorismo” es calificado de terrorista y se ve sometido a las leyes anti-terroristas.
Se establece con ello, un primer instrumento para perseguir a cualquier tipo de disidente ideológico, asociándolo con el terrorismo.
Esta herramienta, podrá ser extendida posteriormente a cualquier otro tipo de disidencia ideológica.
La administración Obama impuso finalmente un consenso diabólico, con el apoyo de sus aliados y el papel cómplice del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La prensa occidental ha abrazado ese consenso de forma obediente y entusiasta; se ha descrito el Estado Islámico como una entidad independiente, surgida de la nada, un enemigo exterior que amenaza los valores “pacíficos y democráticos” del mundo occidental.
Se ha creado un enemigo que puede aparecer y actuar en cualquier momento, como un fantasma con el que asustar a la población cuando más convenga y empujarla a aceptar cualquier tipo de política represiva de las libertades y cualquier tipo de acción militarista al servicio de los grandes poderes occidentales.