La situación del ilegítimo ocupante del Ejecutivo brasileño no estaba definida este lunes temprano pero sí complicada. Mientras en declaraciones al diario Folha de São Paulo se hace el guapo, al golpista lo putean en varias lenguas en las calles de casi todo el país y la Corte Suprema lo tiene atado a una decisión que podría serle terminal.
Michel Temer dijo que si lo quieren afuera del gobierno, lo tendrán que «derribar». Guapería sin fundamento fue la que eligió el corrupto golpista para defenderse durante una entrevista publicada este lunes por el diario Folha de São Paulo.
“Mientras se esfuerza en evitar una desbanda de los partidos que integran la alianza de gobierno, el presidente brasileño Michel Temer reiteró hoy que no renunciará porque hacerlo sería admitir su responsabilidad en el escándalo de sobornos de la empresa JBS y, desafiante, advirtió que deberán destituirlo para que deje el Palacio del Planalto”, afirma aquí La Nación al recoger la nota de su colega brasileño.
«Yo no voy a renunciar. Si quieren, que me derriben, porque si yo renuncio sería una declaración de culpa», resaltó el cada vez más acorralado mandatario en entrevista al diario Folha de São Paulo.
Anoche, en búsqueda de una demostración de fuerza, Temer se reunió con sus ministros y algunos líderes de los partidos políticos que forman la coalición gubernamental. Originalmente se había convocado a una cena con todos los integrantes de la alianza, pero ante la baja adhesión, el presidente la canceló y en su lugar organizó un encuentro informal.
Por ahora, los dos principales socios del oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y el Demócratas (DEM), garantizaron su respaldo al atribulado mandatario. Su postura está condicionada a lo que pasado mañana decida el Supremo Tribunal Federal (STF), a quien Temer le solicitó suspender la investigación que inició la semana pasada la Procuraduría General de la República (PGR) por intento de obstrucción de la Justicia, corrupción pasiva y asociación ilícita.
En tanto, a los repetidos reclamos de elecciones directas en las calles, se sumó el pedido de juicio político contra el presidente anunciado por la Orden de Abogados de Brasil. El mandatario debió cancelar una cena con aliados por falta de adhesión.
“Fuera Temer. Esa fue la consigna voceada por los miles de manifestantes que se movilizaron en San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia y otras diez capitales, mientras el mandatario permanecía en la residencia oficial reunido junto al núcleo duro de su gabinete, con el cual analizó una estrategia para sobrevivir a una crisis que puede ser terminal. El escenario para el mandatario no podría ser más complicado: la Orden de Abogados de Brasil, una institución reconocida por su compromiso democrático, votó abrumadoramente para presentar un pedido de “impeachment” en su contra en el Congreso y Temer debió cancelar una cena con caciques del aún socio Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) por falta de adhesión. Sindicalistas, trabajadores sin techo y partidos de izquierda se concentraron en San Pablo, junto al Museo de Arte, en la Avenida Paulista. “El pueblo brasileño quiere votar, el pueblo brasileño es el dueño de este país, no la red Globo, el pueblo quiere votar diputados, senadores y al presidente” afirmó Vagner Freitas, titular de la Central Unica de los trabajadores ante 20.000 personas, según el cálculo de los organizadores”, consigna este lines el diario Página 12.
“El viernes Temer mantuvo una reunión con el ministro de Defensa Raúl Jungmann y autoridades militares al cierre de la cual se informó que quedó prohibido realizar protestas frente a los palacios del Congreso y de la Presidencia. La influencia militar ha ido en aumento junto con la erosión de la administración Temer: en los últimos meses el comandante del Ejército, general Eduardo Villas Boas, brindó tres entrevistas de contenido político, en las que aseguró que las Fuerzas Armadas no piensan en volver al poder. Desde hace años que un alto jefe castrense en funciones no hacía afirmaciones de este tipo. Tampoco era usual ver efectivos del Ejército custodiando el Palacio del Planalto, sede del Ejecutivo”, consigna ese diario.
La crisis que acorrala al presidente estalló el miércoles pasado cuando la prensa informó que el empresario Joesley Batista, dueño del frigorífico JBS, denunció a Temer ante el Supremo Tribunal Federal donde presentó la grabación con un diálogo entre ambos. En el audio el gobernante aparentemente avala el pago de un soborno para comprar el silencio de su aliado, Eduardo Cunha, preso por su participación en el escándalo investigado en la causa Lava Jato.
Temer y Cunha, los dos del PMDB, fueron quienes comandaron la estrategia desestabilizadora que derrocó a Dilma Rousseff. Los aliados de Temer en esa faena antidemocrática fueron el ex presidente Fernando Henrique Cardoso y Aécio Neves, del PSDB.
El socialdemócrata Neves, derrotado por Dilma en las presidenciales de 2014, también fue grabado mientras pedía sobornos a los representantes de JBS, por lo que el Supremo lo separó de su cargo legislativo.
El portal del diario Folha habló con fuentes del gobierno que reconocieron la preocupación existente frente a la crisis que tiene en vilo a la administración. Una persona cercana al gobernante dijo que la OAB es una “institución influyente” y la decisión de impulsar el impeachment puede impactar en la opinión pública que ya tiene una imagen negativa del mandatario, ya que solo el 9 % de los brasileños lo respaldan según una encuesta del mes pasado.
En la noche del domingo fue suspendida una cena de Temer con los caciques del PSDB, partido que tiene cuatro ministros en el gabinete, que según rumores analiza la posibilidad de abandonar el gobierno. La ausencia del PSDB fue interpretada como una noticia negativa para el mandatario antes del inicio de una semana en la que se pondrá a prueba su capacidad para sobrevivir en el cargo. En rigor de verdad, cada semana puede ser la última.
“Michel Temer pasó el domingo hablando por teléfono y tratando de convencer a sus aliados para rogarles que no se precipiten. El pedido de impeachment por parte del poderoso Colegio de Abogados del Brasil lo tomó por sorpresa”, dice el artículo del periodista brasileño Eric Nepomuceno, también publicado hoy por Página 12.
“Se supone que el miércoles 24 el Supremo Tribunal Federal decidirá si acepta o no el pedido de Michel Temer para suspender las investigaciones de su conducta nada republicana. Será uno -uno- de los días decisivos para su futuro. Si la Corte Suprema rechaza el pedido, los partidos aliados abandonarán de una vez el barco que naufraga. Temer habrá perdido su utilidad, y ya no tendrá qué hacer en el sillón que usurpó y ocupa de manera absolutamente ilegítima. Bajo bombardeo incesante, las reacciones del presidente acosado son más bien patéticas. Ayer, por ejemplo, anunció que haría una cena para recibir el apoyo de ministros, diputados y senadores, incluyendo los líderes de los partidos aliados en el Congreso. Horas después, suspendió la cena, por un motivo comprensible: ausencia absoluta de adhesiones. Con los barcos abandonando a la rata, su situación es cada vez peor. Roberto Freire, el bizarro ministro de Cultura, dejó el gobierno. Para la cartera, no es ninguna pérdida: Freire es una nulidad bajo cualquier punto de vista. Para el gobierno, sin embargo, esa pérdida es grave, por ser la primera. El ilegítimo ocupante del sillón presidencial ya recibió mensajes claros y sinceros de los aliados que lo mantuvieron políticamente hasta ahora: si no logra una clarísima reversión del cuadro en las próximas horas, no podrá contar con ningún otro partido que el suyo. En términos concretos, si no logra revertir la situación estará definitivamente perdido. Interlocutores directos del presidente admiten, de manera clara -y desleal- que Temer todavía no se ha dado cuenta de la gravedad del cuadro. Está presionado, sabe que la situación es delicadísima, pero cree que con los dos pronunciamientos realizados empezó a aclarar el horizonte”, afirma el destacado colega brasileño.