Tras haber sido identificado el cadáver de Araceli Fulles, Fuentes confiables y allegadas a los ámbitos policiales indicaron desde el anonimato que en el caso Araceli está involucrada una trama de complicidades que alcanza a políticos territoriales bonaerenses y que entre los sospechados hay policías y delincuentes que recaudan para diversas cajas políticas, y de distintos signos, ya en plena campaña electoral todas. Alertan que el partido de San Martín y casi todos los distritos del Conurbano se han convertido en áreas bajo dominio de las bandas criminales, con la anuncia del sistema político en su conjunto y que se trata de un venenoso caldo de cultivo para ewl femicidio planificado. El padre de la víctima desde el primer día venía diciendo que la policía no investigaba. Los investigadores ratificaron que los restos hallados en una casa de José L. Suárez pertenecen a la joven desaparecida. El dueño de la vivienda ya había declarado varias veces y fue uno de los últimos en ver a Araceli con vida, pero la fiscalía lo dejaba sistemáticamente en libertad. Denunciaron que la Bonaerense plantó indicios, como el de la cartera de cosméticos, para distraer y contaminar la escena del crimen. Puntos de venta y consumo de paco, al servicio de las recaudaciones políticas, entre las sospechas fundadas.
Los restos humanos encontrados en una casa de José León Suárez pertenecen a Araceli Fulles, según confirmaron desde la fiscalía a cargo de la investigación del caso. El hallazgo se realizó durante la tarde de ayer al cabo de un allanamiento a la vivienda. Seis personas fueron detenidas y una permanece prófuga. El dueño de la casa ya había declarado en otras ocasiones en la investigación y la casa había sido revisada por uniformados sin que hallaran rastros. En el lugar, hasta cerrada la noche, se concentraban autos policiales, medios de prensa y curiosos. Familiares de Araceli fueron convocados y permanecieron en la vivienda allanada, además de la fiscal y equipos de la Policía Científica.
Desde las cinco y media de la tarde de ayer, equipos de la Policía Científica registraban la vivienda ubicada en Alfonsina Storni al 4400, del barrio Lanzone. La casa pertenece a un hombre que ya había sido identificado como uno de los últimos que vio a Araceli entre el sábado 1º y el domingo 2 de abril. El hombre ya había declarado como testigo al inicio de la búsqueda y en otras cuatro oportunidades, la última ayer por la mañana ante la fiscalía que lleva el caso. Por la tarde, cuando desde la fiscalía se lo volvió a citar para ampliar ciertos puntos de la declaración, ya no fue hallado.
La policía allanó la casa y encontró partes del suelo removido y cemento, dando la impresión de que se había intentado tapar con un contrapiso la tierra removida. Al excavar en la parte removida hallaron restos de un cuerpo de mujer que inmediatamente se sospechó que pertenecían a Araceli.
Seis personas, dos de ellas hermanos, fueron detenidas. Cuatro sospechadas de haber estado con ella en las últimas horas del sábado, y el dueño de la casa permanece prófugo. Otras dos personas fueron detenidas acusadas de haber alertado al prófugo de que lo buscaba la policía.
El padre de Araceli y al menos un hermano estuvieron en el lugar donde la policía ya había realizado allanamientos los días posteriores a la desaparición de Fulles.
Araceli fue vista por última vez el 2 de abril, cuando salía de un asado en el barrio Lanzone. Ella misma subió fotos con dos amigos a su muro de Facebook el sábado por la tarde y después asistió a un asado. Según informó la propia familia días más tarde, el último dato directo con el que contaban era el Whatsapp en el que Araceli le decía a su mamá, Mónica Ferreyra, a las 7.11 del domingo avisándole que volvía y preparara el mate. No se informó si está confirmado que el mensaje fue escrito por ella.
Después, todo se sumergió en las penumbras de la burocracia y la sordera. El caso deambuló sobre la parsimonia de la búsqueda de personas, hasta hace pocos días, cuando la familia decidió forzar la marcha de los investigadores. Desde la familia, precisamente, el reclamo consistió en que la causa no ofrecía movimientos, no había contacto de los investigadores con ellos, no se notaba urgencia en los pasos de la búsqueda.
El martes 4 y el miércoles 5 ante la inercia que registraban, los familiares con amigos realizaron un corte en Márquez y Libertador en José León Suárez. En ese momento exigían que un fiscal se hiciera presente y tuviera contacto. Habían pasado tres días.
Los cortes tuvieron el efecto buscado. La búsqueda empezó a perder el perfil del clásico búsqueda de paradero, el formato policial que supone que aquella mujer que desapareció de la vista se fue de la casa intencionadamente y sólo resta que vuelva o de señales. El 11 de abril, alrededor de 300 policías realizaron rastrillajes y allanaron cinco viviendas en los barrios 9 de Julio, Billinghurst y La Cárcova, en José León Suárez, partido de San Martín.
No hubo resultados positivos. Los allanamientos, se sabe, tampoco son garantía de obtención de pruebas. Muchas veces porque no las hay, otras porque el allanamiento es al voleo, o con datos endebles; otras, porque los uniformados, habituados a aplastar pisotean todo, incluyendo las pruebas si las hubiera.
Una semana después, el martes 18, y en la misma zona, en un descampado en Vicente López y Lynch Pueyrredón, del barrio 9 de julio, fue hallada una cartera con cosméticos, que se reconoció como perteneciente a Araceli porque tenía la inscripción “Ara la morocha”.
A fin de la semana pasada, la familia decidió contratar un abogado privado que cambiara la carátula de la causa, que imprimiera otra velocidad a la búsqueda. Hasta ese momento era permeable la idea de que la joven hubiera sido secuestrada por una red de trata, y la quietud que registraba la familia en el caso dejaban abierto el campo a las críticas por desinterés judicial y o interés policial. A partir de ese momento, la búsqueda judicial cambió su ritmo.
Tres policías fueron desplazados por el crimen de Araceli. Son allegados de Darío Gastón Badaracco, el principal sospechoso de matar a la joven y dueño de la casa donde fue hallado el cuerpo, y están acusados por cómplices o encubrimiento. También fueron separados los policías a cargo del rastrillaje, uno es hermano de dos de los seis detenidos.
La familia de Aracelli Fulles espera el resultado de la autopsia para tener la confirmación oficial de lo que ya señaló la fiscal: el cuerpo encontrado en la casa de José León Suarez es el de la joven de 22 años que estaba desaparecida desde el 1º de abril. El principal sospechoso del crimen es Darío Gastón Badaracco, de 29 años, la última persona que vio a Araceli con vida. El hombre ya había declarado dos veces en la causa pero siempre en calidad de testigo; el jueves por la mañana testimonió por tercera vez y luego se dio a la fuga. La causa, caratulada ahora como homicidio agravado, ya tiene seis detenidos, todos allegados al sospechoso, que fueron señalados por cómplices o encubrimiento. También hay tres policías desplazados de sus funciones.
Baradacco trabajaba en un corralón de materiales en Zeballos 7365, también en José León Suarez. La primera pista que lo convirtió en el principal sospechoso fue encontrada en el camión que utilizaba para hacer los repartos, allí los investigadores encontraron cabellos y restos de ADN de la joven.
El Ministerio de Seguridad provincial indicó que por el asesinato de Araceli ya hay seis detenidos, todos del entorno del prófugo. Jonathan Rubén Avalos, de 29 años, y su hermano Emanuel, de 25 años; Marcos Antonio Ibarra, de 32 años, y Carlos Damián Cassalz fueron señalados como cómplices. También fueron arrestados dos compañeros de trabajo de Badaracco, Hugo Martín Cabanas y Marcelo Ezequiel Escobedo, acusados de encubrimiento.
A las horas de haber encontrado el cuerpo fueron separados de sus funciones tres efectivos de la Policía Bonaerense. Los policías desafectados son el subcomisario Hernán Hubert, de la seccional 8° de San Martín; José Erlein, de la comisaría 5° y el subinspector Elian Ismael Ávalos. Los dos primeros estuvieron a cargo del rastrillaje de la zona y el tercero, además de participar de la búsqueda de la joven, es el hermano de dos de los detenidos, Emanuel Ávalos y Jonathan Ávalos.
La última declaración de Badaracco despertó las sospechas de la fiscal Graciela López Pereyra, quien ordenó allanar nuevamente el domicilio del hombre, en Alfonsina Storni y 9 de Julio. Al fondo de la vivienda, entre los escombros de una obra precaria encontraron el cuerpo de Araceli, oculto bajo materiales de construcción. Si bien aún se espera la confirmación oficial de la autopsia, la fiscal ya confirmó que los tatuajes que presenta el cuerpo coinciden con los de Araceli.
El hallazgo de los estos de Araceli Fulles se produjo a veinte días de otro hallazgo, el del cuerpo de Micaela García, ocurrido el 8 de abril, cerca de la ciudad de Gualeguay, en donde fue vista por última vez con vida. La reacción por la muerte de la joven de Entre Ríos, de 21 años, fue masiva; inmediatamente se convocaron marchas bajo la consigna “Justicia por Micaela. Ni una menos” y cientos de miles de mujeres y hombres poblaron las plazas de todo el país.
Micaela salía del boliche King en la madrugada del domingo 2 de abril –la misma fecha en la que desaparecía Araceli–, cuando fue interceptada por Sebastián Wagner, quien abusó sexualmente de ella y la estranguló hasta la muerte. Ya antes de que encontraran su cuerpo, en distintas zonas del país se repitieron manifestaciones con la insignia #NiUnaMenos para visibilizar la búsqueda, apoyar a los amigos y familiares de la joven, y repudiar a la violencia machista. “Encontraron asesinada a Micaela. Estamos de duelo, tenemos bronca, furia y decepción por un Estado impotente y cifras escalofriantes: cada 18 horas ocurre un femicidio en nuestro país”, comienza el comunicado que presentó el colectivo NiUnaMenos en el Senado.
Para la ceremonia de despedida de Micaela quedó chico el Centro de Educación Física Nº 3 de Concepción del Uruguay. Se acercaron a despedirla compañeros de militancia de Movimiento Evita, compañeros de la facultad, amigos y familia. “La queremos despedir con alegría, como ella quería”, dijo su madre en el velorio. Entre las banderas de militancia y los cánticos emotivos, la voz del Indio Solari sorprendió a todos los presentes con la canción favorita de Micaela: Juguetes Perdidos. Cuando llegó su turno al micrófono, el padre de la “Negra”, Néstor García, recordó el principal deseo de su hija: “hagamos el país que Micaela soñó”. “Mica, tus sueños ya los empezaste a hacer realidad y se ven en el corazón de cada joven que está acá y que antes no estaba comprometido”.