Lo aprobó por unanimidad el Consejo Directivo de la unidad académica platense que conduce Florencia Saintout. El mismo galardón ya fue entregado a Cristina Fernández de Kirchner, Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales y Álvaro García Linera.
“La licenciada Dilma Rousseff constituye un ejemplo de trayectoria político-académica, compromiso militante y coherencia en los principios y la acción. Y también, por esos motivos, ha sido y es ferozmente perseguida y atacada por parte del establishment en su propio país, en esa conjunción tan propia del momento actual latinoamericano, en donde confluyen los grandes medios masivos de comunicación, el sistema judicial como brazo político y los propios partidos neoconservadores”, dice en sus fundamentos el expediente presentado este martes en el Consejo Directivo de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP por la Agrupación Rodolfo Walsh.
La iniciativa, aprobada por unanimidad de los representantes de los distintos claustros de la unidad académica conducida por la decana Florencia Saintout, propone destacar a la ex presidenta brasileña con el máximo galardón que otorga esa facultad.
Rousseff, destituida el año pasado a través de un golpe de Estado parlamentario, se sumará así a la lista de Presidentes Latinoamericanos que ya recibieron el mismo premio: Evo Morales en 2009, Hugo Rafael Chávez Frías en 2011, Rafael Correa en 2012, Cristina Fernández de Kirchner en 2014 y el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, en 2016.
Mientras se define la fecha de entrega del galardón, la Facultad de Periodismo destaca la militancia política y académica de Rousseff en los inicios de la dictadura brasileña (1964-1985), proceso durante el cual fue secuestrada y torturada durante 22 días de manera ilegal y luego condenada por un tribunal militar a la pena de 6 años de prisión y 18 de inhabilitación política.
Con el triunfo de Luiz Inacio Lula Da Silva en 2002 y el Partido de los Trabajadores, en medio de una severa crisis económica, financiera y energética, Dilma es nombrada Ministra Nacional de Energía. Desde allí asumió una postura muy crítica a las privatizaciones que se produjeron antes del gobierno del PT y propuso universalizar la energía y refundar y expandir Petrobras.
En el año 2005 se convirtió en la primera mujer de Brasil en ocupar un cargo más elevado que el de ministro, al ser nombrada por Lula como Jefa de Gabinete, y en octubre de 2010 resultar electa como la primera presidenta mujer de ese país.
“Su gobierno se inicia en plena crisis internacional del 2008 pese a lo cual decide que su política sería sostener el bajo desempleo y mantener el salario junto al mercado interno. Cumplió: el salario mínimo pasó de 510 reales a 678 reales para el 2013. La Tasa de desempleo descendió al mínimo en la historia del Brasil, llegando al 5,5 en el año 2012”, resalta el documento que aprobó el máximo órgano de gobierno de Periodismo.
En el texto también se destaca la importancia de la continuidad de la lucha contra la miseria extrema que había comenzado durante el gobierno de Lula. Para el año 2012 la pobreza en Brasil se había reducido a la mitad (de 20 a 10 millones de personas).
“Este enorme proceso de lucha contra la pobreza se llevó a cabo con la concatenación de varios programas sociales, educativos y productivos que además tenían perspectiva de género y de otras situaciones de vulnerabilidad como la situación de los afrodescendientes”, sostiene la iniciativa.
Por otro lado, en términos de política exterior, se enfatiza la búsqueda de la unidad latinoamericana para la consolidación de un polo contrahegemónico de poder a través del fortalecimiento de la UNASUR y del MERCOSUR, y el apoyo a la idea de la multipolaridad a través del BRICS.
“En materia de Derechos Humanos, Dilma, como Lula; se topó con la Ley de Amnistía que impedía juzgar a los militares. Pero aun así, creó la Comisión Nacional de la Verdad, para que ‘la población, los jóvenes y las generaciones futuras, conozcan nuestro pasado, principalmente nuestro pasado reciente, cuando muchas personas fueron presas, fueron torturadas y fueron asesinadas’”, expresa el documento.
Uno de los puntos más destacados de la iniciativa es el referido a la lucha contra la concentración mediática en Brasil: “Durante décadas, debido a la lógica de concentración de los medios de comunicación, las organizaciones sociales comunitarias, sociales y culturales, las cooperativas de trabajo, las experiencias de participación social formales y no formales no tenían posibilidad de que su voz circulara y fuera escuchada ni entre los miembros de su comunidad inmediata, ni ante quienes deberían escuchar en las instancias estatales sus problemáticas. El proyecto político brasileño encabezado por Rousseff propuso precisamente lo contrario: brindar herramientas para la toma de la palabra y la construcción del propio relato de los sectores pobres y marginados de la sociedad”.