El titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos se pasea por la TV con el bla bla del pluralismo del gobierno, pero la careta es tan trucha que se le cae solita: en Radio Nacional se lleva a cabo una persecución ideológica que incluye el despido de 21 trabajadores de planta permanente que fueron directores de otras tantas radios durante la gestión anterior.
La resolución fue tomada por el presidente de RTA, Miguel Pereyra, e incluye a aquellos que ejercieron cargos directivos durante la gestión anterior. En un comunicado, los 21 trabajadores denunciaron que “es evidente que estamos ante una situación de persecución ideológica instrumentada incluso con el nefasto simbolismo de listas negras, que retrotrae a épocas que creíamos superadas en nuestro país. La mayoría de los y las despedidas fuimos designados/as directores/as tras participar de concursos públicos de oposición y antecedentes. Todos fuimos sacados del cargo de director/a tras la asunción de las autoridades de la alianza Cambiemos”.
Entre los cesanteados se encuentra Ernesto Espeche, ex director de Radio Nacional Mendoza (cargo al que accedió por concurso), ex director de la carrera de Comunicación de UnCuyo y doctor en Comunicación por la UNLP. La lista también incluye a Pablo Ferrero (La Pampa) – Elena Corvalán (Salta)– Jorge Ramirez (Rosario) –Maria Eugenia Cisneros (Córdoba)– Ariel Loreto (Ushuaia)– Omar Turconi (Bahia Blanca) – Ramiro Rearte (Tucumán) – Federico Sanchez (Zapala) – Lorenzo Hernandez (Río Turbio) – Itumelia Torres (Iguazú) – Carlos Mendez Bogado (Las Lomitas) – Verónica Sesin (Santiago del Estero) – Sebastian Abraham (SS de Jujuy)– Martin Illanez (La Rioja) – Wences Rubio (San Luis) – Carlos Echeverría (Bariloche) – Matías Ciampini (Neuquén) – Pablo Zamorano (Ing Jacobacci) – Ghittoni Horacio (Paso de los Libres) – Rus Claudia (Mendoza LV8).
“Esta es una verdadera lista negra diseñada para castigar a quienes adscriben a ideas o valores diferentes a las de la alianza gobernante, y para disciplinar al resto de los trabajadores y trabajadoras. Esas listas fueron confeccionadas desde la conciencia del peor revanchismo, al estilo de épocas oscuras que parecen regresar”, denunciaron los trabajadores.
Asimismo, señalaron que “estas prácticas se llevan a cabo mientras el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, habla de pluralidad de voces y respeto por el derecho a la libre expresión en los medios públicos, pero como se ve, sus palabras se dan de bruces con la realidad. Desde el Estado y las corporaciones que hoy lo instrumentan, han inaugurado la era de las máscaras: lo que llaman pluralidad es censura; lo que enuncian como «de todos» es solo para unos pocos; lo único que comunican son amenazas, prohibiciones y telegramas de despidos”
En este sentido, denunciaron que una vez más las autoridades del área de comunicación del gobierno de Cambiemos violan el articulado vigente de la ley 26522, de Servicios de Comunicación Audiovisual, dado que una decisión de esta naturaleza debería haber sido tomada por el directorio de RTA, y no solo por su presidente.
También advirtieron que estos despidos “vienen a sumarse a una serie de acciones llevadas adelante por las actuales autoridades que han provocado un desmantelamiento de las radios púbicas de todo el país, no solo en la infraestructura (que tanto costó recuperar después de años de olvido), sino también en los contenidos”. “Así, mientras se habla de federalismo y de respeto por las voces locales, las emisoras del resto del país han sido obligadas a emitir programación local solo por una frecuencia, dado que la otra debe retransmitir a LRA1, Radio Nacional Buenos Aires”, agregaron.
Para los trabajadores cesanteados, el vaciamiento de los medios públicos “toma la forma de un plan sistemático: achicaron las horas de producción propia, perforaron el piso de calidad artística de los contenidos, restringieron la participación de los oyentes y en muchos casos reubicaron a los trabajadores en tareas aleatorias que no guardan relación con su formación profesional. El despido de personal, en ese contexto, es un punto de llegada de una política fríamente organizada más que un hecho caprichoso o desafortunado”.