Con el beneplácito de Israel y sus socios “occidentales” EE.UU. finalmente cumplió con su designio y lanzó un bombardeo asesino contra Siria. El control absoluto de Siria ya había sido anunciado hace años por el entonces presidente George W. Bush, tras su masacre en Irak. La estrategia no varió ni variara: campañas de mentiras comandadas desde Washington para justificar futuros ataques. EE.UU. ha bombardeado en la madrugada de este viernes la base militar desde la que, según estimaciones de la Casa Blanca, las fuerzas del Gobierno sirio llevaron a cabo el ataque químico en la provincia de Idlib; “estimaciones” que seguramente tendrán la misma “seriedad” que aquellas falsedades sobre arsenales con las que justificaron la incursión asesina sobre Bagdad.
El Ejército de EE.UU. ha lanzado desde dos destructores varias decenas de misiles de crucero contra la base de Shayrat, situada en la provincia siria de Homs, en represalia a un supuesto ataque químico perpetrado este martes en la provincia de Idlib. Las autoridades estadounidenses han lanzado 59 misiles de crucero tipo Tomahawk en torno a las 4.40 horas de este viernes hora local siria.
El ataque ha sido llevado a cabo desde dos destructores, el USS Porter y el USS Ross, que se encuentran en el Mediterráneo. Los misiles de crucero iban dirigidos contra la base aérea del Ejército sirio de Shayrat, en la provincia de Homs. El bombardeo de Washington ha provocado graves daños materiales a la base aérea siria, según ha señalado el Ejército de Damasco. Seis militares sirios han perdido la vida tras el ataque, según el Estado Mayor sirio.
El ataque ha tenido como objetivo la instalación militar desde la que, según estimaciones de la Casa Blanca, las fuerzas del Gobierno sirio llevaron a cabo el ataque químico contra la localidad de Jan Sheijun, en la provincia de Idlib. El ataque fue autorizado por el presidente Donald Trump, quien ha invitado a todas «las naciones civilizadas» a unirse a EE.UU para «terminar con la matanza» en Siria.
Según el canal de televisión Al Mayadeen, los militares sirios lograron evacuar la mayor parte de sus aeronaves antes del ataque de EE.UU., mientras que unos vehículos militares que quedaban en la base fueron dañados. La televisión estatal siria ha calificado el bombardeo estadounidense de «acto de agresión».
Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, también ha tildado de «una agresión contra un país soberano» el bombardeo de EE.UU. contra la base militar siria, que, según él, va «contra las normas internacionales con una excusa ficticia», según lo ha citado su portavoz Dmitri Peskov.
Además, Putin ha matizado que el ataque no solo es «un intento que tiene el fin de distraer la atención de la comunidad internacional respecto a las múltiples víctimas entre la población civil» en Irak, sino también «provoca daños significativos en las relaciones ruso-estadounidenses, que ya se encuentran en malas condiciones», según indicó Peskov.
Por su parte, las autoridades de Israel, Reino Unido, Japón y Turquía han mostrado su apoyo al bombardeo estadounidense. Mientras que Tel Aviv la ha tildado de «respuesta adecuada a una brutalidad inconcebible» y Estambul de «positiva», Francia la ha calificado la acción de «advertencia» para un «régimen criminal», aunque ha evitado expresar su apoyo explícito.
El Ministro de Relaciones Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, ha calificado las acciones de EE.UU. de respuesta «comprensible» ante el fracaso del Consejo de Seguridad de la ONU a la hora de adoptar una posición contundente hacia el ataque en Idlib, según la página web del Ministerio.
Ante el potente ataque de Washington, las autoridades chinas han instado a evitar «un mayor deterioro» de la situación en Siria. A través de la representante oficial del Ministerio de Exteriores chino, Hua Chunin, Pekín afirmó su apoyo y «respeto al Gobierno de Al Assad».
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, ha asegurado que el bombardeo contra Siria fue planeado por la Casa Blanca antes de que se conociera el ataque en Idlib. Washington sencillamente aprovechó la ocasión, ha proseguido la vocera de la Cancillería rusa, para realizar el planeado lanzamiento de misiles contra el país árabe y «hacer una demostración de fuerza».
Irán ha condenado el ataque «destructivo y peligroso» de EE.UU., advirtiendo que tales medidas fortalecerán a los terroristas en Siria y complicarán la situación en el país y en el conjunto de la región, informa la agencia ISNA citando a un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores.
A su vez, Indonesia, que ha condenado enérgicamente el uso de armas químicas, ha hecho lo propio con las acciones unilaterales de «cualquiera de las partes», incluido el uso de misiles Tomahawk, según el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Armanatha Nasir.
Por su parte, Francia se ha limitado a calificar el ataque de «advertencia» para un «régimen criminal». China insta a evitar un «mayor deterioro» de la situación en Siria.
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Los Gobiernos de Israel, Reino Unido, Japón, Turquía, Australia y otros países han mostrado este viernes su total apoyo al ataque de EE.UU. a una base militar en Siria durante la pasada madrugada. Tel Aviv la ha calificado de «respuesta adecuada a una brutalidad inconcebible» y Estambul de «positiva».
El vocero presidencial de Turquía, Ibrahim Kalin, expresó el apoyo de Ankara a los lanzamientos de misiles estadounidenses, subrayando que los ataques químicos y convencionales dirigidos contra los civiles «no quedarán impunes» y que debe establecerse sin demora una zona de exclusión aérea y otras zonas seguras en Siria.
Por su parte, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha celebrado el ataque de EE.UU. al Gobierno de Bashar al Assad. «El presidente Trump ha enviado hoy un mensaje fuerte y claro de que el uso y la proliferación de armas químicas no será tolerado», ha afirmado Netanyahu. En este mismo sentido, el Gobierno de Españaha calificado el bombardeo como una «respuesta medida y proporcionada a la utilización por el ejército sirio de armas químicas contra la población civil del país»
Asimismo, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha señalado que «apoya la decisión del Gobierno estadounidense» de bombardear la base siria, aunque también ha anunciado que Tokio ha comenzado a recopilar activamente información sobre el conflicto para analizar el futuro desarrollo de la situación.
Por su parte, Francia se ha limitado a afirmar que tuvo conocimiento de la intervención militar estadounidense. Aunque París no ha mostrado su apoyo explícito al ataque, ha considerado la acción como una «advertencia» para un «régimen criminal».
En una linea similar a la de París, Berlín ha expresado que tras el incidente de este viernes, es necesario llegar a un proceso de paz bajo la supervisión de la Organización de Naciones Unidas (ONU). «No importan ya las razones que llevaron a EE.UU. a atacar infraestructuras militares sirias. Lo importante ahora es trabajar en conjunto para resolver la situación bajo los auspicios de la ONU», ha declarado el ministro alemán de Exteriores, Sigmar Gabriel.
En este mismo sentido se expresó el ministro de Exteriores holandés, Bert Koenders, quien aseguró que su país va a presionar hasta conseguir rebajar la tensión en el conflicto sirio. «El ataque de EE.UU. es una advertencia firme al régimen de Al Assad. Ahora lo importante es lograr una distensión lo antes posible», ha declarado Koenders.
No obstante, tanto el presidente de Francia François Hollande como la canciller alemana Angela Merkel anunciaron en una declaración conjunta que la responsabilidad del desarrollo de la crisis en Siria recae únicamente sobre Al Assad.
Pocas horas después del ataque, el presidente ruso Vladímir Putin ha calificado el ataque contra la base militar siria como «una agresión contra un país soberano» que va «contra las normas internacionales con una excusa ficticia», según lo ha citado su portavoz Dmitri Peskov.
También desde Moscú, el presidente de la Duma Estatal, Vyacheslav Volodin, ha condenado la agresión militar estadounidense contra el Ejército sirio, que ha calificado como «respiro para el Estado Islámico» en Siria. Frente a esta situación, como ya se advirtió, una de las primeras medidas que ha tomado el Kremlin ha sido la de suspender la cooperación con EE.UU. sobre la prevención de incidentes en espacio aéreo sirio.
Por su parte, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, ha comparado «el acto de agresión» de Washington con la invasión de Irak, país que fue invadido en 2003 sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. «Al menos entonces de alguna manera trataron de mostrar ‘pruebas materiales'», ha agregado Lavrov.
Desde el Gobierno ruso también se ha considerado que este ataque de EE.UU. «favorece los intereses del EI, Al Nusra y otros terroristas», ha apuntado el portavoz presidencial ruso Dmtri Peskov. En este sentido, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, ha denunciado que la Casa Blanca aprovechó la ocasión para «hacer una demostración de fuerza» y que el lanzamiento de misiles de crucero fue planeado «de antemano».
Por su parte, el primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev, ha recalcado que el ataque de Trump a Siria «demuestra su falta de independencia respecto de las decisiones que toman las élites en Washington».
En defensa de Damasco también se ha declarado China, que ha afirmado su apoyo y «respeto al Gobierno de Al Assad». «Instamos a las partes interesadas a la moderación y creemos que no hay que darse por vencidos para encontrar una solución política a esta crisis», ha señalado la portavoz oficial del Ministerio de Exteriores chino, Hua Chunin.
Asimismo, Irán ha condenado el ataque unilateral estadounidense y considerado que «estas medidas sólo fortalecen a los terroristas en Siria y que, en consecuencia, complica la situación en el país y en la región» de Oriente Medio.
También Indonesia, que condenó el uso de armas químicas en Siria, mostró su preocupación por la acción militar unilateral de cualquiera de las partes involucradas en el conflicto, «eso incluye el uso de misiles Tomahawk en respuesta a la tragedia» de la localidad de Jan Sheijun», afirmó el portavoz del ministro indonesio de Exteriores, Armanatha Nasir.
A raíz de estos acontecimientos, Bolivia solicitó una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU. Durante el encuentro, Sacha Sergio Llorenti Soliz, Representante Permanente del Bolivia ante la ONU, denunció que el ataque a Sira supone una violación «escandalosa» de la carta de la ONU y advirtió en el hecho de que EE.UU. se convierta en el «fiscal, juez y verdugo».
La madrugada de este viernes, desde los destructores USS Porter y USS Ross ubicados en el mar Mediterráneo, el Ejército de EE.UU. lanzó 59 misiles de crucero Tomahawk contra la base aérea del Ejército sirio de Shayrat, que se sitúa en la provincia siria de Homs. El ataque se produce contra la instalación militar desde la que, según estimaciones de la Casa Blanca, las fuerzas del Gobierno de Bashar al Assad llevaron a cabo el ataque con armas químicas contra la localidad de Jan Sheijun, en la provincia de Idlib.
Según testigos del ataque, el Ejército sirio anticipó el bombardeo y supuestamente tuvo la posibilidad de evacuar al personal militar y retirar equipamiento de la base aérea. No obstante, el ataque con misiles se cobró la vida de al menos diez soldados sirios.
Curiosamente, poco después del bombardeo se reportó un ataque de militantes del Estado Islámico contra las posiciones del Ejército sirio en la carretera que une las ciudades de Homs, Furqlus y Palmira.
Según el gobernador de la provincia siria de Homs, Talal Barazi, la base aérea atacada con 59 misiles de crucero Tomahawk estadounidenses,llevaba a cabo operaciones de apoyo al Ejército sirio en su lucha contra los terroristas yihadistas del EI.