El dato surge del balance cambiario de febrero, que mostró otra baja en sectores productivos y una aceleración de las denominadas colocaciones “de portafolio”, que el volumen creciente del negocio para los buitres debería llamarse de “de mochila” o mejor aun “de contenedor”. Durante febrero, apenas uno de cada cinco dólares ingresados al país por extranjeros tuvo como destino una inversión en la economía real, dato que se conoció ayer al difundir el Banco Central (BCRA) el balance cambiario de ese mes.
El informe muestra que del total de US$ 588 millones ingresados por no residentes sólo US$ 98 millones tuvieron algún destino productivo. Los US$ 491 millones restantes, por el contrario, se volcaron a inversiones de portafolio o financieras, para aprovechar el diferencial de rendimiento que sigue ofreciendo el país frente a similares en un mundo aún caracterizado por los bajos retornos.
“Los dólares llueven desde el exterior, pero una porción muy ínfima hace un aporte concreto a la economía. ‘Sólo una quinta parte de la inversión extranjera estuvo ligada al aparato productivo y podría tener impacto directo sobre actividad o empleo. No es una buena noticia para un gobierno que necesita reactivar’, observa Amílcar Collante, del Centro de Estudios Económicos del Sur (Cesur)”, comenta este miércoles La Nación; y si lo dicen ellos, que forman parte de la trama saqueadora, ¡qué nos espera!.
“El mapeo que deja al respecto el blanqueo impositivo no permite ser muy optimista: los fondos vinculados al sector inmobiliario o la infraestructura, cuyo período de suscripción con dinero sincerado caducó el último fin de semana, apenas captaron US$ 300 millones, es decir, 0,3% del total exteriorizado hasta fin de año. Y es público que el grueso de lo emitido por el Estado y las provincias va a tapar agujeros fiscales, a la vez que la mayor parte de las empresas están usando el dinero conseguido por esta vía para cancelar deuda tomada a mayor costo años atrás, lo que es virtuoso pero tiene mínimo o nulo impacto en los niveles de actividad”, añade “el diario de los Mitre”.
Para Collante, la demora en el arribo de los «dólares productivos» tiene varias causas. «Están pesando las dudas políticas, dadas las próximas elecciones de medio término, y las relacionadas con la capacidad para cumplir con los objetivos fiscales y de inflación», dice.
Otro factor que desalienta el ingreso de IED es el escaso rédito que los inversores pueden sacarles a sus billetes, dados la marcada tendencia a la apreciación que muestra el peso y el costo argentino. «El inversor externo que pone dólares quiere llevarse más dólares de los que invirtió. Así de simple. Y los costos altos que tiene el país con relación a otros mercados desalientan las apuestas a sectores exportadores o volcados a la sustitución de importaciones», explica Hernán Hirsch, de FyEConsult, consigna la misma fuente.
Y claman los devaluadores: “El informe cambiario confirmó que esta temporada veraniega estuvo signada por el fenómeno del dólar barato. En el primer bimestre del año fue récord tanto la demanda de dólares por parte del público (entre enero y febrero totalizó los US$ 4855 millones) como el déficit turístico que, en valores netos, llegó a los US$ 2163 millones. Ambos registros suponen nuevos máximos históricos, estimulados por la estabilidad nominal del dólar”.