Todo por un mismo precio: para eso están “lo medios” (y los servicios). Mientras, a millones de seres humanos en el mundo los intoxican con cruzadas informativas de la corporación mediática. Personajes que la juegan de democráticos pero lo que hacen es proteger a la CIA y recaudar millones de dólares; porque nada mejor para ocultar a los macabros servicios de inteligencia de Estados Unidos que hacerlos totales, frivolizarlos, pues si están en todas partes no están ninguna; cuando la verdad es que, desde sus orígenes, donde están, matan, torturan y atentan contra los proyectos con vocación de independencia.
Por Víctor Ego Ducrot (*) / Pocas revelaciones sobre la CIA hubo y habrá como las aportadas por el estadounidense Philip Agee en su libro de 1975 “Inside the Company: CIA Diary”, editado en 1975 por la casa Penguin. Había nacido en 1935 y murió en enero 2008 en La Habana. Fue agente de esa central a partir de 1957 y a lo largo de más de una década desarrolló misiones de todo tipo en distintos puntos “calientes” de América Latina. Se retiró en 1968 y en 1978 fundó y dirigió una revista que fue emblemática a la hora de desnudar las actividades secretas de Washington, “CovertAction Quarterly”, denominada “CovertAction Information Bulletin”. Muchos de los artículos más destacados fueron publicados en 2003, en dos colecciones ubicables en Amazon: “Covert Action: The Roots of Terrorism” y “Bioterror: Manufacturing Wars The American Way”.
Unos años antes, en 1949, en plena post Segunda Guerra Mundial y en el contexto del comienzo de la Guerra Fría, Harold Adrian Russell Philby, más conocido como Kim Philby (1912-1988) asumía como primer Secretario en la embajada británica en Washington. Allí se desempeñó como enlace con la CIA, que acaba de ser fundada, en 1947. El problema para británicos y estadounidenses consistía en que Philby en realidad era un destacadísimo agente soviético; había ingresado al Partido Comunista en sus tiempos de estudiante en el influyente Trinity College, de Cambridge. Muchas de sus revelaciones, casi todas oficiosas, hasta fueron llevadas a la literatura y el cine: en “El factor humano” de su amigo y sí agente británico, el notable escritor Graham Green; y en la película “El cuarto protocolo”, dirigida en 1987 por John Mackenzie e interpretada por Michael Caine y Pierce Brosnan.
Ni antes ni después de esos dos casos históricos aparecieron muchas más revelaciones auténticas sobre la CIA. El caso del escurridizo y supuestamente australiano Julian Assange es sintomático en cuanto a las sospechas que ha levantado desde su aparición pública, como así también la de su famoso WikiLeaks, para muchos seguidores esos temas, una creación ambos, Assange y su sitio de la propia CIA, la que desde finales del siglo XX desarrolla una doble estrategia: de auto blanqueo, para ocultar con más eficacia su actividad “en serio” y articular sus función estatal y para estatal al servicio de la estructura del poder institucional de Estados Unidos con su nuevo rolo alternativo pero simultáneo en la comunidad internacional de los servicios de inteligencia privados, muy al uso de las grandes corporaciones globales en sus guerras por mercados e influencias.
A fines de la semana que finaliza en diversos medios – entre ellos en el ruso RT – se pudo leer que “el portal de filtraciones Wikileaks ha comenzado (este martes) a difundir miles de documentos de un programa encubierto de ‘hacking’ (ataque cibernético) de la CIA, como parte de una serie de siete entregas, llamada ‘Vault 7’, que ha definido como ‘la mayor filtración de datos de inteligencia de la historia’. Según ha informado la organización, la CIA perdió recientemente el control de la mayoría de su arsenal de ‘hackeo’, incluyendo malware, virus, troyanos, sistema de control remoto y documentación asociada, entre otros. Esta extraordinaria colección de varios cientos de millones de códigos dan a su poseedor la capacidad de ‘hacking’ íntegra de la CIA», explica Wikileaks en el comunicado. Así, el archivo parece haber estado circulando de forma no autorizada entre antiguos hackers y proveedores del gobierno, uno de los cuales le ha proporcionado fragmentos a Wikileaks”.
Inmediatamente, en nuestra TV – siempre rápida para darle la voz a “especialistas”, “peritos” y otros personajes de la mediocre producción mediática corporativa de nuestro país, aparecieron voces que explicaban cómo cada vez que alguien ve televisión desde su “smart TV” u opera de sus celulares de última generación de la marca Samnsung, la CIA esta controlando lo que ese alguien ve o hace con su telefonía móvil. El hackeo y las pinchaduras cibernéticas son instrumentos que la CIA y otras agencias de inteligencia y seguridad del mundo entero utilizan pero la frivolidad con que se abordó el tema aquí en los últimos días – uno de mis nietos, en este caso mi nieta mayor estaba viendo una película en casa desde Netflix y en una tele Samsung, y no creo que ella sea espiada para saber que hace el ISIS en Mosul por ejemplo, descontando que el mundo debiera estar al tanto de que el ISIS o IE pertenece a la misma CIA – sólo apunta a ocultar las verdades acerca de esas macabras oficinas del poder, y encubrir algunos de sus negocios privados.
Porque ¡oh casualidad!: “WikiLeaks quiere unir fuerzas con los gigantes tecnológicos para enfrentar a la CIA. El portal dedicado a filtrar información confidencial dio a conocer miles de documentos de la agencia de inteligencia de Estados Unidos, acusándola de tener todo un arsenal de herramientas para ganar acceso a iPhones, dispositivos Android, televisores inteligentes y automóviles. La publicación «Vault 7» de WikiLeaks también indicó que la CIA detectó vulnerabilidades en iOS y Android y las mantuvo en secreto para poder seguir explotándolas y tener acceso a los dispositivos. CNET no puede verificar si los documentos son auténticos o han sido alterados. Julian Assange, fundador de WikiLeaks, dijo el jueves que su organización trabajará con gigantes tecnológicos como Apple, Google y Samsung para solucionar los vacíos de seguridad antes de publicar más detalles sobre el programa de hackeo de la CIA. ‘Tenemos un montón de vulnerabilidades, que queremos desmantelar antes de pensar en publicarlas’, dijo Assange en una conferencia de prensa transmitida por Periscope. ‘Vamos a trabajar con algunos de estos fabricantes para tratar de obtener los antídotos’”, se afirmaba en los últimos dos días desde distintas agencias internacionales de noticias.
El jueves pasado, por ejemplo, la española EFE consignaba: “Apple y Samsung contestan a WikiLeaks que ya son seguros. Google no ha comentado la supuesta falta de seguridad de su sistema Android para móviles. Apple y Samsung reafirmaron ayer su “compromiso” con la privacidad de sus usuarios ante la masiva filtración de documentos de WikiLeaks, que describen un supuesto programa secreto de ciberpirateo de la CIA destinado a penetrar en teléfonos inteligentes y ordenadores conectados a Internet. ‘Aunque nuestros análisis preliminares indican que muchos de los temas filtrados fueron ya arreglados en la última versión del sistema operativo iOS, continuaremos trabajando rápidamente para enfrentar las vulnerabilidades identificadas’, señaló Apple en un comunicado divulgado por el portal tecnológico TechCrunch. El fabricante de los populares iPhones y iPads subrayó que ‘está profundamente comprometido con la protección de la privacidad y seguridad’ de sus clientes y les instó a ‘descargar siempre las últimas actualizaciones’ para asegurar el mayor nivel de protección. Asimismo, también figuran los televisores de Samsung, que pueden convertirse en micrófonos encubiertos mediante un software supuestamente elaborado por la CIA en colaboración con el MI5, el servicio de contraespionaje de Reino Unido. La compañía surcoreana salió también al paso de estas revelaciones y remarcó que es una ‘prioridad proteger la seguridad y privacidad de sus aparatos” y señaló que “va a investigar de manera urgente estas cuestiones’. Por el momento, Google no ha ofrecido comentarios al respecto de este presunto espionaje en los teléfonos que emplean Android. La firma coreana Samsung ha decidido expandir sus negocios en Estados Unidos y trasladar a este país algunos negocios que desarrolla en México, informó ayer The Wall Street Journal”.
Y este sábado, conforme también a la mayoría de las agencias, fue noticia en el mundo que Corea del Sur, “una de las grandes estrellas de la economía asiática sumó ayer un nuevo capítulo a su inédita crisis institucional con la caída de la presidenta Park Geun-hye, destituida por la justicia bajo cargos de abuso de poder. La Corte Constitucional confirmó la decisión contra la presidenta luego de que en diciembre pasado, el Parlamento la apartara del cargo. Park quedó desde entonces en la cuerda floja por permitir que una amiga personal lucrara desde el gobierno y participara de decisiones ejecutivas para las que no tenía ningún cargo ni autoridad oficial. El fallo histórico y unánime de la Corte agravó la inestabilidad política y ahondó la división nacional que generó el caso. La decisión generó protestas y choques con la policía, en los que dos simpatizantes de la ex presidenta murieron. Entre las acusaciones contra la líder conservadora figuran corrupción, abuso de poder y abandono de sus funciones. Para los magistrados fue decisivo que permitiera la injerencia de su amiga Choi Soon-sil, a quien conoce desde hace 40 años, en cuestiones del gobierno, y que ésta usara esa relación para presionar a grandes empresas para que donaran dinero a sus fundaciones. Por ese mismo escándalo fue detenido recientemente el número uno de la firma multinacional Samsung, que participó con decenas de millones de dólares del esquema de contribuciones”.
¿Cómo concluirá esta saga de intrigas y sospechas? ¿Para cuál de los tantos actores definitiva jugarán personajes como Assange? Dudas, tan sólo dudas. Una de las pocas certezas es que el mundo, sus habitantes de a pie, sin acceso a las marquesinas del poder mediático siguen sufriendo las infamias desplegadas por la CIA, por sus agentes de verdad y por aquello que la juegan de buenitos; porque como en toda operación policial aparecen el cana bueno y el cana malo.
(*) El autor es doctor en Comunicación por la UNLP. Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Periodista y escritor. Director de AgePeBA.