Incontables miles, una marea de mujeres con todas sus diversidades tomaron las calles de Buenos Aires e hicieron suya la Plaza de Mayo, histórico ámbito de expresión popular. Todas las reivindicaciones contra el sistema de poder del “macho predador” se hicieron presentes en una movilización que superó todas las expectativas, en volumen e intensidad y como parte del programa global de lucha por el Día Internacional de la Mujer: por la igualdad y la libertad, por el aborto seguro, contra la discriminación, la violencia y el femicidio, que en Argentina provoca más de una víctima por día.
De los movimientos de género, de sectores sindicales y políticos, con la creatividad que caracteriza a los colectivos humanos cuando se expresan por su derechos, incontables miles de mujeres, pero también acompañadas por varones, se manifestaron esta tarde en el centro de la Capital Federal, marchando desde Congreso a la Plaza de Mayo, después de una jornada completa de ruidazos y paros de mujeres, culminando así un seré de jornadas, que comenzaron el lunes con la multitudinaria protesta de los docentes – en su mayoría mujeres -, y las que el gobierno de la derecha lumpen de Cambiemos estuvo en el centro de las críticas.
“El neoliberalismo es femicida y ¿acaso amenaza Florencia Varela con convertirse en la Ciudad Juárez del Conurbano bonaerense?”. “’Los gobiernos de Macri, de Vidal y de Garro traen más miseria, por lo tanto más violencia contra las mujeres’, reflexionó Florencia Saintout”. “Para que las mujeres hagan tronar el escarmiento, las migrantes víctimas de la xenofobia macrista se ‘levantarán como un gigante dormido’”. Esos son los títulos de algunas de la notas con que AgePeBA, cubrió esta jornada día de #NiUnaMenos en el #DíaInternacionalDeLaMujer.
“Como portentoso proyecto contra el poder “macho burgués”, violento y apropiador, que deberá desplegarse en todo su espesor e intensidad organizativa, con la multiplicad de diversidades en que se presentan las sociedad, los pueblos, las multitudes, los tumultos revoltosos de este siglo XXI, que cuenta con el doble filo de las nuevas tecnologías culturales y comunicacionales: armas eficaces si son usadas en términos políticos, como lo hicieron las víctimas de lo que culminó como una matanza de jóvenes presos por parte de “la Bonaerense” asesina, esta vez en Pergamino el jueves último, para convocar a la resistencia de sus familias, en cada caso todas mujeres, novias, madres y hermanas (¡una vez más!), y en tanto auxiliares de los cuerpos; o fetiches idiotizantes, que es lo que propone el bloque dominante para el mundo de la interconexión telefónica y digital. Ese despliegue será un nuevo tipo de partido o movimiento o como se llame lo que surja, con abierto debate en torno a los diagnósticos y líneas a seguir y valiente disposición al centralismo y la unidad de acción cuando las decisiones fueron tomadas para cada uno de sus frentes, sean estos sindicales, estudiantiles, sociales y de identidades, culturales y educativos – y los que fueren -, inclusive de autodefensa en el marco de la ley, porque el presidente legal pero con ejercicio de facto Mauricio Macri ya anunció en el Congreso Nacional que los militantes populares no necesitan que el Estado los proteja, los cuide, les garantice su seguridad. En el marco de esos parámetros, el campo de la emancipación debe ejercer las más profundas discusiones e intercambios de puntos de vista, a veces encrespados; pero es inadmisible que siga incurriendo en la cultura de la roscas y los dedos electoralistas, herencias recibidas de la dictadura y de la democracia vigilada (neoliberal) que no logramos superar. Los esclavos que se levantaron contra el poder dominante en la Haití de “El reino de este mundo”, del cubano Alejo Carpentier, y las proclamas revolucionarias burguesas sin concesiones de fines del siglo XVIII que encerraban los maravillosos textos iconoclastas del Marqués de Sade, entre ellos “Filosofía en el tocador”, enseñan que la revueltas populares son orgiásticas o no son; y nuestra Historia, con las Madres y las Abuelas, y miles de de mujeres luchadoras, hasta esas hermanas, madres y novias desesperadas de Pergamino que claman ante la TV por justica para sus varones queridos, asesinados por la policía “hija de puta”, nuestra historia indica que aunque la palabra vanguardia haya pasado de moda, sí puede volver a utilizarse respecto de las mujeres y del movimiento que ellas encarnan en términos de esperanzas revolucionarias para los tiempos que viene. los acontecimientos colectivos se han precipitado, las más de las veces con dolor para los desposeídos, pero la irrupción definitiva del movimiento de mujeres vino a instalar el conflicto entre dominadores y sometidos en un nuevo plano, en una nueva categoría. Siglos de luchas y miles y miles de protagonistas, a veces notorias, las más anónimas – y por sólo citar algunos ejemplo que surgen al correr del texto: nuestras combatientes por la independencia y las guerrilleras que ofrecieron sus vidas junto a Fidel; en Vietnam; con Rosa de Luxemburgo; las que cabalgaron con Pancho Villa y Zapata por el México insurgente; las que acompañaron a Evita, junto a ella y después, en los ´70 –, a partir desde sus múltiples diversidades y temporalidades, desde sus propias historicidades en cuanto mujeres, todas confluyeron en el diseño de una agenda de cuya realización en buena media depende el futuro de la humanidad, sí de la agenda que proponen las mujeres”, decía esta agencia en una columna de ensayo el fin de semana pasado.
Y añadía: “No se trata aquí, por ejemplo, de enumerar todas, ni siquiera algunas de las tantas acciones y manifestaciones del presidente Mauricio Macri y su banda, que los muestran como verdaderos “machos” predadores. Lo que sigue es suficiente: “las pibitas quedan embarazadas para poder cobrar la asignación universal”, decía en octubre de 2011 el energúmeno servidor de Cambiemos, Miguel Del Sel. Ahora bien, no es cierto que “el macho burgués” predador siempre tenga cuerpo de varón, los hay con cuerpo de mujeres, como el caso de la esposa del presidente, la tal Awada, que se luce entre luminarias pero sigue siendo lo que es, un “macho” abusivo y apropiador de tal calaña que hace tiempo fueron conocidas sus andanzas como empresaria que recurría a mano de obra esclava. Y la gobernadora, apelando a su tonito de bondad virginal – la virginidad debe ser entendida como una construcción machista que en la cultura judeocristiana nace de una de las paparruchas más imbéciles que da el pensamiento mágico, la de María que parió a Jesús no porque unos nueve meses antes retozó como es debido retozar, con José o con cualquier otro, aunque pudo haber retozado con otra e ingeniársela después para concebir, sino porque fue encandilada por un pene divino de un dios ignoto -; esa gobernadora, María Eugenia Vidal, chupa cirios desde la cuna, debe creer que ello la salva de su responsabilidad por tantas iniquidades de políticas represivas, abusadoras de los otros y las otras, obstinadamente contrarias a las necesidades de los pobres – ya que estamos: “la Bonaerense” una vez más mata, como el otro día en la Comisaría Primera de Pergamino -; que ello la salva y tan sólo por pertenecer a la galería de “machos” con cuerpo de mujer, en la que figuran desde Margaret Thatcher, la teutona Merkel, la abatida Hillary, la patética María Julia Alsogaray (¿se acuerdan de aquel ejemplar?). Pero seamos justos, el poder del “macho”, violento y apropiador en nuestro país es preexistente a la calamidad Macri – Cambiemos y con las debidas excusas por las extrapolaciones y las desmedidas síntesis, se puede afirmar que aquí, como en el mundo todo de la cultura a la que pertenecemos, la del capitalismo dependiente, ese poder es atávico, tanto que se incrusta entre nosotros a partir del momento que nos constituimos como un “nosotros” en los tiempos largos de la Historia, signados por la expropiación no sólo de lo producido socialmente por mujeres y varones, sea esa producción material o simbólica, sino de los cuerpos mismos; y en esa dialéctica expropiatoria, las mujeres sufren una doble expoliación o violación permanente, la del sistema mundo capitalista en sí y la de los varones o “machos”, que lo diseñaron a su imagen y semejanza. Es decir, el capitalismo cosificador, el de la alienación según definía el alemán Herbert Marcuse en “Eros y Civilización”, de 1955; “El hombre unidimensional”, de 1964; “Un ensayo sobre la liberación” y “Psicoanálisis y política”, 1969; y el poder del “macho burgués”, violento y apropiador forman parte de una misma trama siniestra, que es aquella que aparece cuando de lo conocido surge lo desconocido, cuando los roles beatificados por la cultura muestran sus otras caras posibles: al amoroso novio que golpea y asesina, el abnegado padre que abusa de su hija, el presidente que con cara desencajada habla de moral y transparencia en el Congreso de la Nación, apestando a cuentas offshore, a los millones de Correo Argentino y de Avianca, y tantos y tantos negociados que aprendió desde su cuna, tal cual un nene de la patria contratista, un hijo dilecto de la dictadura, un nieto primoroso de “la Fusiladora”. Otra vez: poder del “macho burgues”, violento y apropiador, y capitalismo”.