Desde que llegó al Gobierno municipal con la alianza Cambiemos hace catorce meses, la gestión de Garro brilla por su ausencia, sobre todo en los barrios más alejados del centro de La Plata. Sus fotos visitando obras como las del Arroyo del Gato, iniciadas por el Gobierno anterior, o los carnavales de la República de los Niños intentan ocultar una realidad que viven miles de vecinos: basura en la puerta de la casa, alimañas, baches y calles oscuras.
Por Gabriela Calotti (*) / El abandono del Municipio en numerosos barrios de los alrededores del casco urbano de la ciudad es espeluznante: basurales que generan la presencia de roedores y todo tipo de alimañas que ponen en riesgo la salud y la vida, baches que ya se convirtieron en pozos o cráteres peligrosos para la circulación, inclusive en caminos tan transitados como el Belgrano, falta de luminaria que genera además temor en los vecinos por la inseguridad y un ajuste económico que incluye despidos, forman un combo nefasto para empezar el año.
La situación no exceptúa a numerosos barrios platenses donde los baches, las pérdidas de agua, la falta de iluminación y las veredas con basura desparramada hasta en las calles son una evidencia cotidiana, pese al millonario convenio que Garro firmó con la empresa ESUR S.A. sin pasar por el Concejo Deliberante.
Esta es la forma en que el Gobierno municipal de Cambiemos que dirige Julio César Garro lleva adelante una gestión que empeoró el panorama, aun contando con fondos por los aumentos en los impuestos municipales y con el dinero por “capitalidad” que recibió de Vidal, que en catorce meses endeudó a los bonaerenses como nunca.
Recorrida por los barrios
El Retiro, Olmos, Gorina, Romero, Los Hornos, Barrio Santa Ana, Barrio Malvinas y Altos de San Lorenzo son algunos de los puntos de la ciudad donde más acuciante es el deterioro de los servicios municipales que pone en peligro la salud de sus habitantes, de transeúntes y de quienes circulan en motos o autos.
“Queremos que vengan a limpiar el barrio, que está lleno de ratas. Volvieron las ratas. Es un asco. Después del último temporal que hubo, que se cayeron ramas, no han venido a sacarlas”, afirmó a Contexto Estela, una vecina de El Retiro que ahora tiene una nena de un año y medio y un varón de doce.
En 2005 Estela tenía también una nena de once años que murió de hantavirus, y a partir de entonces, esta mujer, que trabaja de lunes a viernes, nos cuenta que vive “con lavandina y alcohol”.
“Desde el año pasado la situación empeoró. Antes los chicos de las cooperativas limpiaban los baldíos. Con los vecinos logramos que se limpiara un baldío en 58 y 155 donde depositaban autos como chatarra y las ratas salían de ahí, pero ahora los camiones de las cooperativas están tirando la basura ahí y está a cinco cuadras del barrio”, explicó.
Hantavirus, diarreas, cortes de luz y agua no recomendable
A raíz de tres casos de hantavirus detectados en febrero en diversos barrios de la ciudad, aunque la prensa no precisa exactamente dónde, el Gobierno de María Eugenia Vidal se ufana de dar consejos para prevenir esa enfermedad viral aguda grave, causada por el virus Hanta que transmiten las ratas (colilargos) a las personas. Esas ratas eliminan el virus por la saliva, las heces y la orina.
Y aunque las autoridades expliquen de qué se trata, si el Municipio no se hace cargo de mantener limpios todos los barrios de la ciudad, colocando, por ejemplo, canastos para que los vecinos puedan depositar allí la basura y se haga una recolección cotidiana, ninguna publicidad bien paga en algún medio local evitará la propagación de esas enfermedades mortales.
Suena irónico escuchar que otro consejo oficial se refiere al agua que pudiera estar contaminada o a “evitar transitar por lugares donde haya barro porque es probable que allí exista orina de roedores”.
“Hay lugares a oscuras, que están feos y además tenemos un arroyo. No sabés lo que es”, asegura refiriéndose al arroyo Pérez. “Acá hay muchas criaturas. Tenemos agua corriente, pero hay muchos casos de diarreas. Fijate que las mangueras cruzan por el arroyo y el agua filtra”, es decir que algún grado de contaminación tiene.
El Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE) del CONICET hizo un estudio en distintos barrios de la ciudad y encontró parásitos intestinales en los niños que dan cuenta de contaminación en el agua, que en algunos lugares no es apta ni siquiera para usos recreacionales.
Las lluvias, las inundaciones no sólo aumentan el riesgo de contraer enfermedades como el hantavirus, sino también la leptospirosis, transmitida igualmente por la orina de roedores, entre otros animales, y que necesita sí o sí antibióticos para su tratamiento.
Basurales a cielo abierto en medio de los barrios
En 514 entre 160 y 161, en el límite entre Gorina y Romero, hay un basural a cielo abierto detrás de unas rejas, a tan sólo media cuadra de la plaza Las Rosas, donde el lunes, en plena tarde de calor, había niños jugando. A metros de allí, en 515 y 161, había otro basural en la esquina y a tan sólo una cuadra un gran pozo en la calle que pone en riesgo la vida de quienes circulen en moto por barrio de noche y no lo vean, constató Contexto en una recorrida por la zona.
Por 149, desde 32 a 35, no sólo hay varios basurales en las esquinas, sino unos pozos que dan miedo. Parece que las máquinas para pavimentar de Garro se están ocupando solamente de arreglar los alrededores de la Plaza Moreno y de la bajada de la autopista, para todos los funcionarios de la alianza Cambiemos que ahora son funcionarios de la provincia y no ya del Gobierno de C.A.B.A.
En Gorina, a partir del frigorífico y hasta la plaza Las Rosas, habría que hacer un concurso de pozos. Saliendo ya por la avenida 520 y en el cruce de las calles 155 y 529, en pleno barrio Santa Ana, la calle estaba inundada. A unos metros se veían los caños de desagüe preparados para un barrio cerrado.
La calle 137 desde 32 a 520 no sólo es sumamente angosta y vienen prometiendo ensancharla, sino que está llena de pozos peligrosos. Y como si fuera poco en las últimas semanas arreciaron los robos en el vecindario, comentaron vecinos a Contexto.
En Altos de San Lorenzo tampoco pasan a levantar la basura. Desidia o abandono, los vecinos ya no saben cómo adjetivar su vida cotidiana.
Cruzando Villa Elisa desde el Centenario hasta el camino General Belgrano va todo bien. Allí hay casas quintas enormes con autazos en la puerta. Pero al tomar el Belgrano yendo hacia El Rincón hay pozos de temer en la intersección de las calles 406 y 462.
En la zona de 80, de 30 a 137, el panorama de basura, caños rotos y pérdida de agua y pozos es también una postal cotidiana.
Y sin embargo, Garro aumentó los impuestos municipales
Los ediles de Cambiemos, del Frente Renovador y de los unibloques Acuerdo Ciudadano Platense y Alternativa Vecinal Platense respaldaron en octubre pasado con sus catorce votos –contra los ocho de la oposición del FpV-PJ y FpV-PJ Nacional y Popular– un incremento que va del 30 al 300% para diversos impuestos locales a partir de 2017. Fue al aprobar la Ordenanza Fiscal impositiva que, en particular, aumenta la Tasa SUM en casi un 30%, pero exceptúa de varios gravámenes a emprendimientos inmobiliarios, constructoras, colegios profesionales y polos comerciales.
El más relevante es la Tasa de Servicios Urbanos Municipales (SUM), que es un gravamen solidario que incluye como contraprestación del Municipio el mantenimiento de calles y veredas, barrido, alumbrado y limpieza, y aumentará un 27,45% en promedio, pero según ediles del FpV es una tasa “engañosa”, porque en realidad el aumento en algunos casos de ese impuesto que cobra la Agencia Platense de Recaudación (APR) será del 50%.
“Te digo la verdad: enfrente de mi casa pasa una zanja con caños porque no tenemos cloacas, y salen de ahí las ratas. La vi en la vereda de mi casa cruzando de zanjón y zanjón. ¡Y mirá si entra! En mi casa vivo con lauchas. No sé de qué manera matarlas. Se comen el veneno y vuelven. Vivo con lavandina y alcohol en gel porque vivo con terror”, aseguró Estela, que toma “todos los recaudos necesarios” ante la inacción municipal.
“Yo tengo para comprar lavandina pero hay otras familias que viven al borde de la vía en casas muy humildes y que viven de una cooperativa, que no tienen para comprar un litro de lavandina o un alcohol”, sentenció la vecina de El Retiro que fue tajante al afirmar que “el Municipio no se hace cargo” de lo que está ocurriendo en los barrios alejados del centro platense.
(*) Nota publicada en Diario Contexto.