¿Se acuerdan cuando Mauricio se burló de todos sentando a su perro en el sillón de la Rosada? Según varias encuestadoras hasta el “rope” se está hartando de Cambiemos. Pasen, lean y vean.
Mauricio Macri llega hoy al Congreso Nacional en un momento en que las encuestas le marcan un grave deterioro. En ese diagnóstico coinciden todas las consultoras: el gobierno y el propio Macri perdieron aprobación, los que opinan mal son más que los que opinan bien y no hay expectativas económicas.
Según publicó este miércoles Página12, Aresco, la encuestadora que lidera Federico Aurelio, registró en febrero una caída de ocho puntos en la imagen del primer mandatario, quedando por debajo del 40 por ciento de aceptación, contra un 57 por ciento que opina mal o muy mal. Cuando a los encuestados se les preguntó si están mejor o peor que antes, apenas el seis por ciento contestó que está mejor. Más de la mitad de los consultados sostuvo que no llega a fin de mes y casi todos los índices dan mal: inseguridad, inflación, empleo e, incluso, corrupción. El punto neurálgico de la caída de la administración Macri es la economía y, más en concreto, las altas tarifas, la pérdida del poder adquisitivo, la baja en las ventas, los despidos, pero el deterioro se produce además en momentos en que se disolvió el espíritu de luna de miel con el que llegó a la Casa Rosada. Cambiemos necesita resultados. Rápido. Federico Aurelio sostiene que “el cambio clave se dio en este mes de febrero. Macri perdió ocho puntos. Nosotros hasta ahora veíamos gran estabilidad en las mediciones con una evaluación equilibrada entre los argentinos que lo valoraban positivamente a Macri y los que lo valoraban negativamente. No se podía determinar con certeza en qué momento esta valoración positiva podía deteriorarse, pero siempre advertimos que eso iba a ocurrir si la sociedad no percibía hechos concretos de mejoría de su situación personal. Esta situación se modificó en el mes de febrero. El fallido acuerdo con el Correo Argentino, los errores en el cálculo de los haberes jubilatorios y el reconocimiento por parte del mismo gobierno de que no son infalibles y que cometen ‘errores’ golpeó la confianza de una parte de los argentinos que apoyaban al gobierno. De acuerdo a nuestra medición, la evaluación negativa de la gestión del gobierno llegó al 57 por ciento de los argentinos. El principal factor de la valoración negativa de la gestión de gobierno es la evaluación que hacen los argentinos sobre la situación económica del país y sobre su situación personal. Éstos hechos que sucedieron en febrero no son los principales responsables del malhumor social sino que fueron la excusa para manifestar la preocupación por la gestión de gobierno. Nos encontramos en un punto de inflexión para el gobierno: difícil que recupere la confianza generando solamente expectativas. El gobierno tiene el desafío de que en este 2017 la sociedad perciba la recuperación que se había prometido para el segundo semestre 2016”.
Manuel Mora y Araujo, de Ipsos Mora y Araujo, percibe una situación similar. “Sin duda lo ocurrido en febrero impactó. El gobierno de Macri está en un momento difícil. Más allá de las discusiones sobre los errores, las rectificaciones y demás, lo cierto es que las cosas no están saliendo bien y la situación no mejora con la rapidez con la que el gobierno esperaba. Por eso, está en un momento difícil y enfrenta el desafío de este año político-electoral en una situación menos cómoda de la que se anticipaba meses atrás”.
Eduardo Fidanza, de Poliarquía, no percibe un cuadro tan negativo. “El gobierno inicia el año parlamentario y electoral con luces y sombras. Entre los aspectos positivos puede mencionarse el éxito notorio del blanqueo, el descenso relativo de la inflación, el bajo nivel de conflictividad social y una tendencia a no presionar a periodistas y jueces. Puede haber casos en esta administración, pero no del modo sistemático en que lo hizo el kirchnerismo. Entre los aspectos negativos se destaca la propensión a los llamados errores no forzados, cierta vacilación a la hora de tomar decisiones y mantenerlas con convicción, la carencia de conducción y comunicación unificada en la política económica, entre otros. En este contexto, el tema del Correo y de las jubilaciones afectaron la imagen presidencial, aunque todavía es prematuro para saber si esa caída se profundizará o se revertirá”.
Hugo Haime, titular de Haime y Asociados, también percibe una caída fuerte en todos los índices de aprobación del Poder Ejecutivo. “La suma de acontecimientos negativos de febrero –incremento de tarifas, peajes, boleto de colectivo, más las idas y vueltas con el tema del Correo y el ajuste de las jubilaciones– impactaron fuertemente en la opinión pública. Es una situación similar a la de agosto 2016 cuando se anunció el incremento de tarifas de más del 500 por ciento. En ese momento también registramos una caída en la aprobación del gobierno, el que luego se recuperó. Pero ese era un tiempo de expectativas altas. Actualmente, al no registrarse mejoras en la situación actual del país ni en el bolsillo las expectativas, hay caída. Además, pocos son quienes creen que la inflación de 2017 vaya a estar cercana al 18 por ciento. Por el contrario, no la ven muy distinta a la de 2016 y también son pocos los que creen que los incrementos salariales deban ubicarse al mismo nivel que la inflación. En suma, una luna de miel que se ve interrumpida y que obliga al gobierno a mostrar mayores resultados en lo económico y laboral y además en evitar situaciones que impliquen conflicto de intereses entre grupos empresarios y el Estado”.
“Todos los parámetros de nuestra última medición fueron muy negativos para el Gobierno –coincide Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP)–. Más de la mitad de los encuestados dijeron que lo del Correo fue un acto de corrupción y que Macri conocía el acuerdo. O sea que no lo tomaron como un simple error. A esto hay que sumarle que nosotros ya veíamos que cada vez crece más la cantidad de personas que se autodefinen como opositores y cada vez cae la cantidad que se considera oficialista. Todo eso se profundizó en febrero”.
“El inicio del año político es el peor que recordemos desde el año 2003 –sostiene Artemio López, titular de Equis–. Ni Alfonsín, Menem o incluso De la Rúa tuvieron un balance tan desolador como Macri transcurrido un año. Analizado en materia productiva todos los sectores –salvo el agropecuario más concentrado– están ya en crisis plena, el consumo en sus niveles más bajos desde el año 2001, pobreza creciente y desempleo superando ya el 12 por ciento en los grandes conglomerados urbanos. Inflación y déficit duplicando los niveles recibidos y deterioro salarial promedio de 10 puntos analizando masa salarial, formal e informal. Como contrapartida un endeudamiento récord que en un solo año representó el 10 por ciento del PBI. En este contexto el caso Correo agrega un escándalo más. Yo diría que se instala ‘roban pero no hacen’, porque es un contexto de deterioro social galopante”.
“No dudo de que el cuadro de situación para el gobierno es complicado –sostiene Analía del Franco, de Analía Del Franco Consultores–. El descenso del nivel de aprobación del gobierno nacional y del Presidente –si bien de manera leve– se observa desde el mes de julio de 2016. Pero la situación más complicada se ha dado en los últimos 15 días, el descenso en su nivel de aprobación fue más pronunciado, siete puntos menos que en diciembre. Los desencadenantes de estos días son varios además de los más notorios como el caso del Correo Argentino y el descuento a jubilados. La segunda quincena de febrero ha sido siempre crítica para los gobiernos –y esta no es una excepción– el fin de las vacaciones y las compras escolares, son determinantes. Este año, además, con una CGT activa y en posición de demanda”.
“En el último mes –explica Ignacio Ramírez, director de Ibarómetro– se produjo un desplazamiento del centro del debate político de la Argentina: dejó de ser la herencia kirchnerista y pasó a ser el ‘desempeño macrista’. Hasta ahora, la imagen del Gobierno se sostenía en la eficaz reconstrucción comunicacional de la herencia, cierta dosis de expectativas en relación al futuro y, sobre todo, una extendida percepción de ‘intenciones positivas’ que se le atribuía al Gobierno de Macri y que protegía una suerte de ‘salud moral’ en su imagen. Este esquema, exitoso el año pasado, entró en crisis y por ello en las últimas semanas se observó la caída de imagen del gobierno más importante desde el inicio del actual ciclo político. Hoy, el estado anímico de la opinión pública muestra signos agudizados de incertidumbre y preocupación”.
Ramírez redondea: “el gobierno de Macri inicia el año político en situación problemática, está bajando la popularidad y disminuyen las expectativas de recuperación económica. Nuestra medición nacional de febrero indicó que solamente un 27 por ciento de la población de todo el país cree que se saldrá de la recesión en los próximos meses. Se desvaneció el plan que tenía el gobierno el año pasado, que se apoyaba sobre la promesa de una recuperación en el segundo semestre, lo que les daría envión para la campaña electoral. Ahora tendrán que seguir en la línea de comparar el presente con el pasado y de aprovechar las oportunidades que le brinde el Poder Judicial para desprestigiar al peronismo/kirchnerismo. Todo indica que marzo será un mes de manifestaciones antioficialistas que van a complejizar, aún más, el escenario sociopolítico. Hay que agregar que también llueven críticas de aquellos sectores económicos y de comunicación que han apostado fuertemente por esta administración. A esta altura es una obviedad que lo de la deuda del Correo estuvo mal manejado. El 66 por ciento de la población nacional, en nuestra encuesta de febrero, calificó de este modo el problema del Correo y su vinculación con la familia del Presidente”.
“El amor es eterno mientras dura –sentencia Fernando Zack, director de Analogías–. Durante el último trimestre de 2016 pudo observarse con claridad que el encantamiento de la luna de miel con Mauricio Macri comenzó a deteriorarse. A partir de octubre pasado, la imagen positiva del gobierno y de Macri comenzaron a caer lenta pero sistemáticamente. Tal es así que las últimas mediciones comienzan a mostrar que la imagen negativa del Presidente supera ampliamente a la positiva. En este contexto, sale a la luz el acuerdo con el Correo que profundizó el malestar social con el Gobierno ante una crisis que involucra directamente al Presidente, que arroja sospechas sobre su honestidad y, en consecuencia, golpea directamente en uno de los ejes sobre los que Cambiemos construyó su legitimidad social. Este acontecimiento puede significar un punto de inflexión en los apoyos colectados por el oficialismo ya que el acuerdo es rechazado también por los propios votantes de Cambiemos. 2017 no parece ser un año en el que vaya a haber grandes novedades en el plano económico. El Presidente y su coalición política deben tener presentes que la combinación de deterioro económico y corrupción puede ser letal para cualquier Gobierno”.
Pronósticos de cara a las elecciones
Según explica el periodista Raúl Kollmann este miércoles en Página12, los consultores están todos de acuerdo en que es muy difícil hacer un diagnóstico de cara a las elecciones legislativas de este año. Básicamente porque falta saber si habrá una polarización entre el peronismo-kirchnerismo y Cambiemos, en cuyo caso el perjudicado sería el Frente Renovador. O si no existirá tal polarización y el electorado se repartirá en tres tercios. O si Cambiemos, por la crisis, quedará atrás. En principio el peronismo tiene el problema de que no se sabe si habrá convergencia entre el kirchnerismo y el no-kirchnerismo. Cambiemos tiene el problema de que no cuenta con candidatos reconocidos para la provincia de Buenos Aires, el principal distrito. Y el Frente Renovador afronta la dificultad, además del peligro de la polarización, de que no está claro si su perfil es la de “opositor responsable” o alternativa al gobierno.
“La situación electoral es un tema muy lejano para la población –afirma Hugo Haime–. Hoy, independientemente de a quien haya votado, está preocupada, angustiada y llena de incertidumbre. Así como la aprobación presidencial a nivel nacional se ubica en los 36,5 por ciento, en el caso de la provincia de Buenos Aires dicha aprobación no supera los 35 puntos. Claro que allí el gobierno cuenta con la dirigente que mejor mide en todo el país, la gobernadora María Eugenia Vidal. Medido a nivel nacional hoy solo un 27 por ciento de los entrevistados declaran que votarían por candidatos del oficialismo para fortalecer al gobierno. En el caso de la provincia de Buenos Aires dicho número es algo menor. Lo interesante del fenómeno, tanto en el nivel nacional como en el provincial, es que mientras el gobierno busca polarizar todo el tiempo con el kirchnerismo, intentado recrear el escenario de segunda vuelta de 2015, hoy por hoy los números no lo acompañan. En la provincia de Buenos Aires medidos por formula CFK/Scioli vs Massa/Stolbizer vs Carrió/Jorge Macri, registramos la última semana una situación de empate técnico entre la dos primeras, mientras los candidatos del gobierno aparecen relegados. Es que la caída de las expectativas y la angustia económica solo se revierten con acciones concretas después de más de un año de gobierno”.
“El panorama electoral se presenta muy disímil entre los distintos distritos –sostiene Federico Aurelio–. Como viene sucediendo en las últimas elecciones legislativas los ojos van a estar puestos en la elección de la provincia de Buenos Aires. La existencia de tres fuerzas políticas con buen caudal electoral –el Frente Cambiemos, el Frente Para la Victoria y el Frente Renovador–, proyecta un ganador electoral con menos del 40 por ciento de los votos. Esta circunstancia hace que las tres fuerzas políticas están en carrera por distintos factores. El Frente Cambiemos, a pesar de estar transitando momentos de valoración negativa de la gestión de gobierno, pretenderá plebiscitar la gestión con el empuje de la gobernadora Vidal y se esforzará por mostrar lo más rápido posible signos de recuperación de la situación económica. El FPV, con la base de tener un piso electoral muy relevante, diseñará una estrategia electoral que le permita el triunfo a pesar de tener un techo de crecimiento. Por último, el Frente Renovador de Sergio Massa sabe que va a ser el principal destinatario de los votantes que si bien están desencantados con el oficialismo, no quieren que vuelva el kirchnerismo”.
Manuel Mora y Araujo coincide en que “el panorama electoral es incierto. Por un lado, el gobierno enfrenta las dificultades mencionadas. Por el lado de las fuerzas opositoras, el peronismo parece ansioso por encontrar elementos unificadores, pero no lo está logrando. El radicalismo parece ansioso por tener más protagonismo en el gobierno, y tampoco lo está logrando. El Frente Renovador zigzaguea entre actuar como fuerza responsable o como fuerza opositora, y no parece cosechar mayores beneficios. Por todo eso, es imposible anticipar cuál va a ser el clima de opinión predominante dentro de unos meses. De nuevo, oportunidad de protagonismo para las encuestas…”.
“Para el gobierno las chances electorales se vinculan con tres factores –analiza Eduardo Fidanza–: la evolución de la situación económica, el nivel de consenso al interior del peronismo y la calidad de los candidatos propios. Respecto de la economía, se sabe que la recuperación será lenta y acaso no sea suficiente para darle al oficialismo el impulso que necesita. Por eso, hay que estar muy atentos a los otros factores, que son políticos. El peronismo se presentará dividido, lo que disminuye sus posibilidades, porque repartirá el voto. Falta dilucidar qué ocurrirá con los candidatos del gobierno. A priori se sabe una cosa: el PRO no tiene figuras relevantes en el principal distrito, la provincia de Buenos Aires. Si el planteo es desde Cambiemos, por el contrario, la candidata más lógica es Elisa Carrió, que está afianzada como uno de los cinco dirigentes mejor evaluados del país. Tal vez la solución de ese vacío sea clave”.
La mirada de Artemio López es categórica. “Mauricio Macri, el representante nítido del proyecto neoliberal en su tercer ciclo de despliegue en el país con los efectos sociales y productivos ya señalados, y enfrente el liderazgo de Cristina Kirchner antagonista absoluta del modelo macrista y representante del modelo popular/democrático que signara 12 años de trasformaciones socioeconómicas, las más importantes desde mediados del siglo pasado. Dos modelos incompatibles, que mantienen un fuerte estado de antagonismo y polarización en la opinión publica, antagonismo parcialmente traducido a nivel dirigencial que en el caso de un sector de la oposición le ha brindado todas las leyes centrales que demandara Macri, logrando mayores niveles de acuerdo con el gobierno neoliberal que lo que sus votantes admiten. De ahí el desgaste que impacta de manera creciente sobre figuras opositoras Macri friendly. Dos proyectos incompatibles, dos liderazgos excluyentes a nivel nacional : Macri o Cristina”
Analía Del Franco considera que la situación es incierta. “Como no está en juego el Ejecutivo, el electorado se siente con más libertad para dar sustos o castigar si el rumbo del gobierno no es del todo satisfactorio. A modo de ejemplo en la provincia de Buenos Aires, un 54 por ciento del electorado prefiere votar para que en el Congreso haya más control al gobierno nacional, un 26 por ciento para que el gobierno tenga más apoyo y un 20 por ciento aún no lo tiene definido. El tema es que ese 54 por ciento, a priori opositor, se divide en varios espacios políticos”.
“El paisaje electoral aún no asoma en el horizonte de la opinión pública –señala Ignacio Ramírez–, con lo cual solo se pueden balbucear consideraciones muy preliminares con formato de incógnitas. ¿En qué lugar del mercado electoral terminará estacionando el zigzagueante Frente Renovador? El massismo tiene un escenario incómodo ya que puede quedar centrifugado por la polarización entre el oficialismo y la oposición peronista-kirchnerista. En relación al peronismo y al kirchnerismo, habrá que ver si consiguen consolidar un camino de confluencia, en cuyo caso ocuparán sin dudas el centro de gravedad de los votos opositores, o por el contrario se produce una diáspora de tribus y dirigentes favoreciendo la dispersión del voto opositor. En relación al oficialismo, ha logrado fidelizar una base de apoyo electoral interesante, pero enfrenta el desafío de articular un nuevo relato electoral; el “anti-kirchnerismo” sirvió para el balottage 2015 pero ahora no alcanza como motivación electoral. En síntesis, a nadie le sobra nada: la suerte del Frente Renovador dependerá de sus postergadas definiciones ideológicas, la suerte del oficialismo dependerá de sus, aún sin mostrar, credenciales de gestión y la suerte del peronismo-kirchnerista dependerá de su capacidad, o de su incapacidad, de construcción política”.
“Comenzado 2017 –evalúa Fernando Zack– las elecciones legislativas de medio término que tendrán lugar en Octubre próximo, serán una gran oportunidad para que la ciudadanía pueda manifestar su opinión respecto de lo hecho por Macri. El gobierno nacional estará ante el desafío de defender dos años de gestión y pedirle a los votantes que les permitan profundizar lo hecho que, hasta el momento, que ha exigido múltiples sacrificios a cambio de promesas de mejoras que tardan en llegar. Pero el mayor desafío lo tienen los sectores de la oposición. Las elecciones de medio término suelen ser esquivas a los oficialismos y terreno fértil para propuestas alternativas. De hecho, desde 2005 que ningún gobierno en ejercicio logra vencer en las elecciones legislativas de mitad de mandato. No obstante, vale decir que la dirigencia opositora cometerá un error si pretende enfrentar a Cambiemos legitimándose en logros de gestiones pasadas. Ninguna coalición podrá capitalizar la erosión en los apoyos a Cambiemos a menos que logre interpelar a la ciudadanía con un proyecto de país que proponga un mejor futuro”.
Para Ricardo Rouvier “el escenario preelectoral está determinado por la incertidumbre sobre las candidaturas, y se destaca el alineamiento o realineamiento del peronismo, sobre todo en el principal distrito. Allí hay presión para ir con varias listas a las PASO o en su defecto configurar una lista única con la dirección, y tal vez la candidatura, de CFK. Se tensa la cuerda entre un oficialismo en el territorio bonaerense que cabalgue sobre la imagen de Vidal y, por otro lado, la caída de la popularidad presidencial. Hay preocupación en el gobierno provincial de que lo que ocurra en Plaza de Mayo llegue a La Plata. Además, el Frente Renovador intenta un perfil diferenciado y meterse en la competencia entre el gobierno y la oposición. El oficialismo y la oposición van a examen. La situación socioeconómica será uno de los factores para influir en la decisión del ciudadano, pero no va a ser el único. También incidirá el atractivo, y convicción que provoquen los candidatos del oficialismo y de la oposición. Es decir, como siempre: intereses y valores estarán en juego”.