Alguien se hace cargo de semejante afirmación pero no responde a la siguiente pregusta: entonces, ¿a cargo de quién está la Casa Rosada? Y ese alguien no es cualquiera que sale por Twitter o Facebook a decir barbaridades, ni mucho menos un “militante k”, ni un dirigente sindical ni de movimientos sociales. Si nos atenemos a su título de primera plana de este miércoles ese alguien no es otro que el diario La Nación, la voz tradicional de la derecha más derecha argentina – con más alcurnia reaccionara digamos que el Grupo Clarín -, donde deben estar preocupados no sea cosa que el experimento Macri de restauración neoliberal se esté astillando. Uno de sus columnistas estrellas trata de poner paños fríos pero en páginas interiores vuelven a pasarle la cuenta a Mauricio, el hijo de Franco. En ese marco hay que armarse de paciencia, pues el ecuatoriano parlanchín vuelve al ruedo y así lo destaco el inefable La Nación. Veamos.
“Forzado por la polémica, el Gobierno despega a Macri del acuerdo con el Correo: Tras una semana de críticas, trató de acotar su impacto; Peña dijo que no hay conflicto de intereses y pidió la intervención de la Auditoría; el Presidente y Aguad fueron imputados”, dice a todo título la primera plana impresa de La Nación de este miércoles.
Si “el gobierno despega a Macri” quiere decir que Mauricio Macri no es del gobierno; pues entonces quién gobierna.
El diario de Mitre sigue afirmando: “después de seis días de duras críticas opositoras y un sugestivo silencio de aliados indispensables de la propia coalición Cambiemos, el Gobierno resolvió ayer salir a despegar al presidente Mauricio Macri del acuerdo judicial alcanzado por el Estado con la empresa Correo Argentino , objetado en duros términos por la fiscal Gabriela Boquin. ‘Es un tema técnico-judicial, como los miles de juicios en los que el Estado argentino interviene. Y creemos que no hay conflicto de intereses. Pero en un año electoral, esto se va a llevar al terreno político’, afirmó el jefe de Gabinete, Marcos Peña , en la quinta de Olivos, luego de la reunión de gabinete presidida por el Presidente. De inmediato, dijo que Macri «no intervino» en los términos del acuerdo y pidió a la Auditoría General de la Nación que «dé un veredicto técnico antes de suscribir una postura definitiva», lo cual fue rechazado más tarde por el titular de esa entidad, el peronista Oscar Lamberto (…)”.
La nota continúa, pero en ningún momento contesta el interrogante que dejó abierto con claridad su título.
Claro, para uno de sus columnistas estrellas, el ya veterano en estas lides Joaquín Morales Solá. El problema casi es menor. El título de su texto sostiene que, en el caso de Correo Argentino, tan sólo al gobierno le “faltó sensibilidad política para anticipar el conflicto: De poco vale ya la opinión de los expertos o la investigación técnica sobre el proyecto de acuerdo entre el Estado y la familia Macri por la deuda del Correo que arrastran desde 2001. Ese acuerdo se convirtió en un problema político espoleado por el duro dictamen de la fiscal general Gabriela Boquin. La oposición, sea kirchnerista o massista, espolea un escándalo sobre un eventual conflicto de intereses, que existe, en la realidad de los hechos, por la condición de empresario del Presidente (…)”. Y casi sobre el final dice: “Es ostensible, por otro lado, que el Presidente viene de una familia empresaria y que tiene muchos amigos y familiares que son propietarios de empresas. Sería injusto reclamarle que segregara a sus familiares y amigos de soluciones que el Estado brindaría en cualquier otra situación. El acuerdo último, bueno o malo, tiende a cobrar una deuda y no a olvidarse de ella, como sucedió durante los últimos doce años”.
Pero La Nación no se decide. Es lógico que a la derecha profunda del país comience a preocuparle la sustentabilidad del “experimento Macri” y alerta sobre aquel lugar de la política que suele ser dinamita: el económico.
En ese sentido reconoce el diario: “La lluvia de dólares desde el exterior sigue sin sentirse en la economía real. Los ingresos por inversiones directas retrocedieron en enero respecto del fin de 2016 y se confirma que les cuesta despegar. Los dólares que llueven del exterior, como consecuencia del proceso de endeudamiento abierto (tras la eliminación de las restricciones cambiarias y la reinserción del país en los mercados financieros internacionales), no se filtran aún hacia la economía real. La conclusión puede obtenerse de los datos que aportó el balance cambiario de enero, publicado ayer por el Banco Central (BCRA), al mostrar que -luego de tres meses consecutivos en alza- los ingresos por inversión extranjera directa (IED) se retrajeron en el inicio del año respecto del nivel al que cerraron 2016 (…)”.
Otro título y referencia de La Nación, y con esta cerramos: «’Sensaciones, no palabras’, el consejo que lanzó Durán Barba a los radicales. El asesor ecuatoriano se reunió con intendentes de la UCR y el peronismo de Cambiemos; elogios a Vidal, Sostuvo que el modo en que trabaja el Gobierno es ‘un modelo para el mundo’ y que no hay un equipo como el de Mauricio Macri ‘en ningún otro país’. Advirtió que Cambiemos puede incorporar dirigentes de todos los espacios, siempre que Pro conduzca. Insistió en que la política se comunica mejor «con sensaciones, no palabras» y que, respetando esas técnicas, el macrismo no perdió unas elecciones en doce años. Para rematar, no se anduvo con chiquitas: afirmó que, con el equipo de Pro, María Eugenia Vidal hubiera ‘barrido’ a Donald Trump en las elecciones norteamericanas. Todo eso, en un bocado, debieron asimilar los intendentes bonaerenses del radicalismo y algunos peronistas recientemente llegados a Cambiemos que ayer tuvieron su primer contacto con Jaime Durán Barba, el asesor electoral estrella del macrismo. Fue en el foro de intendentes que se realizó en Vicente López, con la presencia del Presidente y la gobernadora bonaerense (…).
Así es de trágica y ridícula la Argentina de la era Macri.