Así fue divulgado en las últimas horas por la red social Twitter. “Poco después de las cuatro de la tarde de ayer, en plena avenida Jujuy de la Ciudad de Buenos Aires, un pibe murió de un disparo en la frente. El policía de civil que lo perseguía le disparó a quemarropa, dicen los testigos, cuando tenía las manos en alto. ‘El pibe venía corriendo por la calle Jujuy, un policía de civil lo venía gatillo003corriendo y el pibe se subió a un camión en la parte de atrás para salir rápido. El policía le grita alto, el pibe se baja del camión, pone las manos en alto, se da vuelta, y el policía de civil le pega un tiro en la frente. El tiro fue uno solo. Hay testigos. En plena luz del día”, alertó un comunicado del Frente Popular Darío Santillán difundido ayer”. Asó informaba el 22 de diciembre pasado, el sitio Cosecha Roja, el mismo que hace horas anunció la muerte de la víctima, una más de la violencia policial e institucional.
En su oportunidad, el medio citado publicaba el texto que pasamos a reproducir.
El asesinato fue casi en la esquina de la avenida con Carlos Calvo .“Fuimos testigos de como fusilaron a un tipo que ya se encontraba indefenso”, contó en Facebook una mujer que tomó fotos de la escena. “Y de cómo después plantaban pruebas, como actuaron rápido estas lacras para encubrir otro gatillo fácil. Ver la impunidad con la que actuaron después del asesinato, mientras no llamaban a la ambulancia y el tipo agonizaba. Nos empujaban arriba de la vereda a todas las personas que vimos la situación y los que se pararon a repudiar lo que hacían.”
“Lo balearon al pibe cuando ya se había detenido y había levantado las manos. Le pegaron un tiro en la frente”, contó otro usuario. “Plantaron una escena falsa con un arma y varias balas para hacerlo pasar como un enfrentamiento”, agregó.
Un artículo escrito Diego Rojas cita a varios vecinos. “El hombre joven, de pelo pelo lacio por los hombros (“para mí tenía pinta de paquerito”, dice uno de los testigos) corría por medio de los autos, como si escapara. Detrás otro hombre joven lo perseguía. Ambos habían bajado de un colectivo. Uno le había robado a otro un celular. El perseguidor le gritaba y alertó a un policía de civil que apareció por la esquina de Carlos Calvo y sacó un arma. Entonces las versiones difieren. Uno de los testigos dice que el joven intentó subirse a la parte trasera de una camioneta, el otro testigo no podría asegurar ese movimiento. Lo cierto es que el de civil con el arma gritó: “¡Alto, policía!” y el joven entonces se detuvo y levantó las manos. En este punto otra vez los relatos difieren. Un testigo dice que tiró el arma, el otro no notó que llevara un arma. El joven también tiró al piso el celular que había robado. Ambos testigos coinciden que levantó las manos, en señal de rendición”.
Tanto ese artículo cómo los demás relatos que circularon durante la noche de ayer, coinciden en un punto: al pibe le dispararon cuando tenía los brazos en alto y no representaba ningún tipo de peligro para nadie.
“La mayoría de los vecinos no querían hablar con nadie”, escribió el periodista Juan Funes en Página 12. “La dueña de un comercio ubicado a metros de la escena del crimen, muy alterada, no quiso dar información. “Los policías ya me presionaron”, se justificó. Pocos pudieron ver lo que pasó efectivamente, pero todos los que estuvieron en la zona al momento del hecho coincidieron en un detalle: se escuchó un sólo disparo”.
La versión policial fue que pibe forcejeó con el agente de civil y se le “escapó” un disparo
de su arma reglamentaria. Según publicaron varios usuarios en las redes, luego del gatillo003bfusilamiento en la calle marcaron varios círculos, quizás con la intención de fraguar un enfrentamiento.
“¡Hijos de puta, ratas!” grita una morocha al lado mío; lleva un cochecito con un bebé y otro niño de rulitos agarrado al cochecito. “¡Asesinos, lo fusilaron!”, agrega una rubia. “¡Ratas!”, participa el niño con voz finita. No tardo demasiado en entender que los destinatarios de los insultos son los policías. Un muchacho en musculosa discute fuertemente con uno, pero no entiendo lo que dice. Un hombre con uniforme de barrendero le grita a un rati: “¡Qué! ¡Me van a disparar a mí también, ahora!”. “¿Llamaron al Same, por lo menos?”, grita un muchacho adelante mío y le dice a una chica: “llamá vos, capaz que estos hijos de puta ni siquiera llamaron a la ambulancia”. “¿Qué pasó?”, dice la chica, mientras busca el celular. “Lo fusilaron, era un chorro, pero lo fusilaron de una”. “¡No sirven para nada, hijos de puta, ratas!”, sigue la morocha. “Y el cana que le disparó se hizo humo, ¿dónde está?; además de asesinos, cagones”, apoya la rubia. “¡Ratas!”, grita el niño. “¿Qué, esas están defendiendo al chorro?”, dice una señora que sale de un comercio cercano. “Señora, ¿qué es peor, robarse unas monedas o dispararle a alguien en la cabeza?””