“Aún no podemos cuantificar las pérdidas pero los daños son irreparables”, reconoció un productor de la Cooperativa Nueva Esperanza. A la adversidad climática del fin de semana le suman las problemáticas que padecen en torno al acceso a la tierra, las tarifas energéticas, los insumos para la producción y los costos de los invernáculos. El fenómeno climático golpeó con especial énfasis a los productores florihortícolas del Cordón Verde, que quedaron devastados, con sus invernáculos destrozados, la producción malograda, sin electricidad ni provisión de agua. Las ráfagas de 100 kilómetros se ensañaron con los productores flori-hortícolas, que sufrieron grandes pérdidas. Las organizaciones que agrupan a los agricultores familiares mantuvieron cortes parciales en la ruta 2, a la altura de El Peligro.
Integrantes de la Mesa Regional de Productores Familiares y de la Unión de Trabajadores de la Tierra reclamaron la presencia urgente de las autoridades. Hasta allí concurrieron funcionarios municipales, provinciales y nacionales quienes se reunieron con representantes de los horticulores.
La Provincia ofreció brindar sin costo 4 rollos de nylon por productor para rearmar los invernáculos. Los productores solicitaron un subsidio de 100 mil pesos para volver a poner en producción al menos media hectárea. Se planteó un cuarto intermedio hasta el jueves para realizar los relevamientos y resolver qué medidas de emergencia se tomarán. La situación de los productores es desesperante, ya que la tormenta arrasó invernáculos, viviendas, maquinaria y automóviles. Sin luz, que permite la provisión de agua para consumo humano y riego, la situación empeora con las horas. Las pérdidas en algunos casos son totales.
“A la crisis que atraviesa el sector desde hace años, se suma ahora la pérdida en la producción y los invernáculos. Necesitamos que el estado municipal, provincial y nacional actúen rápidamente para paliar los daños, ya que estas gravísimas pérdidas dejan a las familias al borde de la ruina. Aún no podemos cuantificar las pérdidas pero los daños son irreparables”, reconoció hoy un productor de la Cooperativa Nueva Esperanza.
Las zonas de Abasto, Etcheverry, El Peligro, Colonia Urquiza, El Pato, Parque Pereyra, Estancia Chica sufrieron daños en más del 70 por ciento de la producción bajo cubierta. En tanto, las hortalizas a campo no corrieron mejor suerte. “En El Peligro la destrucción es total”, manifestaron productoras de la Asociación La Primavera. “En nuestra quinta todos los invernáculos de flores y hortalizas se dañaron y la producción de zapallitos a campo también. Estamos sin luz, ni agua, en la vivienda se voló parte de los techos”. “Aquí el daño es total”, aseguraron productoras de la Asociación Tierra Fertil y de Estancia Chica que cuentan con quintas de 10 y 20 invernáculos en predios de dos hectáreas.
A la adversidad climática del fin de semana le suman las problemáticas que padecen en torno al acceso a la tierra, las tarifas energéticas, los insumos para la producción y los costos de los invernáculos.
Los productores y productoras que cortaron un ramal de la ruta 2 están desolados. Esperanza es arrendataria. trabaja con sus hijos, alquila 3 hectáreas, paga 7.000 pesos de alquiler y 3.000 de luz. La quinta cuenta con 20 invernáculos de 70 metros x 4 y 80 metros x 4. En 2016 renovó el nylon de su producción bajo cubierta y aún está pagando 8000 pesos por mes por esa inversión. Este fin de semana perdió toda la producción. “Un invernáculo de 80 metros cuesta aproximadamente 90.000 pesos, sin contar la mano de obra”, sacan cuentas los vecinos de El Peligro. La tormenta arrasó con toda su producción en muchas quintas de la zona. El rollo de nylon cuesta entre 2.800 y 3.200 pesos y se necesitan al menos dos rollos para un invernáculo de 50 x 4 metros. La bandeja de 200 plantas de tomate tiene un costo de 1.000 pesos. Se requieren al menos 2 bandejas por surco. Para la desinfección del suelo el costo de agroquímicos supera los 10.000 pesos. Los productores familiares que son arrendatarios, no tienen acceso al crédito por lo que viven endeudados con las financieras. No hay forma de solventar los gastos sin esos créditos. “Yo pago 12.000 pesos por mes a la financiera y si me retraso, me cobran una mora de 50 pesos por día”, asegura una productora que se acercó a la reunión.
En el Cordón Hortícola Platense se emplaza más del 60 por ciento de los invernáculos del país. Esto dimensiona la gravedad de la situación. Según datos aportados por investigadores de la Facultad de Cs. Agrarias y Forestales de la UNLP y el Conicet la mayor concentración de productores se da en los cultivos de tomates y pimientos, donde unos 30 quinteros medianos y grandes se reparten el 50 por ciento de la producción. El resto de las hortalizas recae en los agricultores familiares, sobre todo bolivianos, que manejan más de un 80% de la producción. El modelo tecnológico imperante concentró la producción en La Plata que hoy se posiciona como la región hortícola más importante del país. La fuerte concentración de la producción genera impacto negativo en el uso de bienes comunes como la tierra, el agua, la mano de obra y las condiciones de hábitat de los productores. Ahora se le suman las inclemencias climáticas del fin de semana que ponen en riesgo la producción y el abastecimiento de alimentos frescos, como así también la subsistencia de los productores familiares, en su mayoría arrendatarios y medieros, que sin acompañamiento del Estado, difícilmente puedan reponerse de las cuantiosas pérdidas.