Desde Dujovne y Espert hasta Fraga, pasando por Prat Gay y Melconian. Los economistas ligados al macrismo ponen en evidencia el verdadero pensamiento político sectario y discriminador de Cambiemos. Todo en línea con las políticas de ajuste, mano dura y represión desplegada por el presidente Mauricio Macri, a costa de los trabajadores. Lo siguen sus gobernadores, como María Eugenia Vidal en Buenos Aires y Gerardo Morales en Jujuy.
Por Carlos López / El economista ultraderechista José Luis Espert esta semana se despachó en una entrevista con Noticias: “El peronismo es una mafia”, dijo el hombre que pide al gobierno más despidos y menos gasto público. Luego, redobló la apuesta cuando afirmó que a los peronistas “hay que encerrarlos y decirles basta”.
Desde la asunción de Macri, el país se sumerge en una alianza política y económica que promete inversiones extranjeras que nunca llegan, con miles de despidos y peores condiciones laborales. Sin embargo, para Espert “el presidente tiene un pronóstico que a mí me parece acertado”, y consideró que “este año vamos a crecer”, tal como lo vienen anunciando semestre tras semestre desde la Casa Rosada.
Y lo peor está por venir. Los economistas de Cambiemos se alinean uno tras otro al pensamiento de Espert. El flamante ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ya antes de asumir hizo parecer menores los dichos de sus pares de la derecha argentina. En el terreno económico el nuevo hombre de Macri propone “importar para bajar los precios», recordadas políticas del ex presidente Carlos Menem y que hoy vuelven a preocupar seriamente a pymes y gremios.
Además, el año pasado durante su participación como columnista en el programa Odisea Argentina, que conduce Carlos Pagni en TN, Dujovne, casi como una burla a los miles de argentinos que sufren la crisis económica simplemente explicó que «el segundo semestre va a ser mejor que el primero, porque es el segundo semestre”.
Más contundentes aún fueron las publicaciones que el nuevo ministro hizo durante los últimos años en su cuenta de Twitter, la cual luego de su designación fue bloqueada inmediatamente. Se burlaba en la red social de las reivindicaciones de nuestro país por la soberanía en las Malvinas son argentinas.
De la misma manera, expresó su rechazo a la comunidad trans cuando dijo a mediados de 2012 que “hay un trava en (el programa) 678 que se llama Sacayan. No se me ocurre el chiste, pero es un poco gracioso”. El tuit hacía referencia a la militante trans asesinada, Diana Sacayán.
Por su parte, el nuevo presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, reconocido como el padrino político de Alfonso Prat Gay, en una de sus tantos exabruptos contra los argentinos, criticó en mayo del año pasado al gobierno kirchnerista por «hacerle creer a un empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior». En julio de ese mismo año, el economista calificó como meros «cálculos teóricos» los altos índices de pobreza que generó el gobierno de Mauricio Macri durante los primeros meses de Cambiemos al poder.
En una cínica explicación recomendó tomar “con pinzas” la información sobre la pobreza. “Ese cálculo de que hay un millón más de pobres, es un cálculo teórico. Son gente que pasó de estar muy cerca del límite en la parte de arriba a estar muy cerca del límite en la parte de abajo. No es que se ha empeorado tanto. Es un cálculo un poquito teórico. A mí me gustaría saber qué tan pobres son los pobres», remató.
Fraga dice desconocer a los pobres, pero él mismo formó parte de un gobierno que generó durante la década del 90 la mayor indigencia en la historia argentina. Fue presidente en dos oportunidades del Banco Central, entre julio y noviembre de 1989 por primera vez y entre junio de 1990 y enero de 1991 por segunda vez, ambas durante la presidencia inicial de Carlos Menem.
Fraga ocupa en el Banco Nación el lugar que dejó Carlos Melconian, otro economista que para no ser menos al despedirse de sus empleados dejó bien en claro que “ya no se pueden subir salarios y jubilaciones”. El “sinceramiento” de la economía que Cambiemos puso en práctica sólo demuestra hoy pérdidas salariales de hasta el 20 por ciento y una abrupta devaluación con una posterior inflación que superó el 40 por ciento. Además del tan celebrado por Macri «sinceramiento fiscal», que permitió a los poderosos de los grandes grupos económicos, muchos amigos de la familia presidencial, blanquear décadas de evasión tributaria.
Pocos días antes de las elecciones presidenciales de 2015, el ex ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, anunciaba en TN que «el dólar va a estar más cerca de los 9,50 pesos si hacemos las cosas bien, o más cerca de 16 si hacemos las cosas mal». Preso de sus palabras, la devaluación récord y la megainflación de Cambiemos, lo dejó expuesto.
Es que aunque se fue por la puerta de atrás, el hombre guiado por Elisa Carrió aprendió de entrada el libreto macrista. En febrero pasado ya alertaba que «no vamos a dejar la grasa militante, vamos a contratar gente idónea y eliminar ñoquis». Además de su odio hacia la militancia, lo paradójico fue que precisamente el gobierno de Mauricio Macri permitió el ingreso a la política nacional de actores como Piter Robledo, la cara bonita PRO de 25 años que despidió trabajadores sin titubear para poblar de amigos la Subsecretaría Nacional de Juventud.
Con el mismo ímpetu Prat Gay se refirió positivamente al ajuste macrista cuando participó el año pasado en Nueva York del Consejo de las Américas. Allí, el economista no sólo insistió en que la inflación bajaría en el segundo semestre de 2016, sino que también explicó que «el trabajo sucio está mayormente hecho».
Descaradamente, los economistas de Cambiemos se burlan cuando impulsan políticas económicas contra la clase trabajadora. El propio presidente calificó con un excelentísimo ocho a su primer año de gestión. Y este año, fiestas de por medio comenzó la segunda etapa del “trabajo sucio”, profundizando la represión y la criminalización a los inmigrantes latinoamericanos, para expulsarlos del país. Pero lejos de esto, los grandes saqueadores del país, siempre quedarán.