Respecto de la fuga: los balances cambiaros del Banco Central marcaron salidas de capitales por 3.200 millones de dólares en el primer trimestre, por otros 2,607 millones en el segundo trimestre y por 3.822 millones en el tercero. Pero el diario La Nación no pierde ni perderá las mañas a la hora de informar con capciosa malicia. Así titula una nota: “En el año del fin del cepo, las reservas del BCRA crecieron en 13.208 millones de dólares”. Exitosa gestión, ¿no? Y como saben sobre manipulación informativa inmediatamente aclaran: “El endeudamiento público compensó la demanda de dólares del sector privado en 2016; déficit de US$ 15.835 millones de dólares en la cuenta corriente cambiaria”. Sin embargo la agenda para la cadena privada televisiva, radial y digital ya fue instalada.
Pero qué curioso. Hace pocos días, casi en vísperas de la Navidad pasada, el 31 de diciembre, se sabía lo siguiente: El propio Indec de Macri informaba que la deuda externa creció un 7,15% en un año. La emisión de bonos y títulos que trepó a 69.693 millones de dólares. En 2015, el stock de bonos y títulos públicos era de USD 45.736 millones
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) daba a conocer que la deuda externa bruta total -pública y privada- llegó a los USD 188.778 millones de dólares al cierre del tercer trimestre de 2016. El aumento es de unos USD 13.500 millones respecto a igual período del año pasado, de los cuales los últimos 2.126 millones de dólares corresponden exclusivamente al período junio-septiembre, de acuerdo al informe trimestral del Balance de Pagos (BDP).
Con respecto a la distribución de la misma por tipo de acreedor, el Indec informó que del total de 188.778 millones de dólares, el 65,2% de la deuda corresponde al sector público no financiero y al Banco Central (BCRA), el 33,0% al Sector privado no financiero y el 1,8% restante al Sector financiero.
Así el sector público no financiero y Banco Central deben 123.003 millones de dólares y el sector privado no financiero tiene un pasivo externo de 62.311 millones de dólares.
El organismo aclaró, en relación al cómputo de la deuda en default, que a partir de este trimestre «se han incorporado los flujos de intereses devengados sobre la deuda que no había ingresado en los canjes 2005 y 2010 (holdauts) y que no fueron considerados como Deuda externa desde el primer trimestre de 2005 hasta el primer trimestre de 2016».
El sector público no financiero, es decir el Gobierno nacional y los provinciales, explican el incremento de la deuda externa bruta y en particular por la emisión de bonos y títulos que trepó a 69.693 millones de dólares.
En 2015, el stock de bonos y títulos públicos era de 45.736 millones de dólares. Por su parte, la cuenta corriente del Balance de Pagos durante el tercer trimestre mostró un déficit de 2.970 millones de dólares, contra un rojo de 4.231 millones que se había producido en el tercer trimestre del año pasado. De esta manera, se redujo un 29,8% el déficit por el intercambio de bienes, servicios y rentas entre la Argentina y el exterior.
¿Y el comercio? Por el lado de la balanza comercial, el intercambio de bienes pasó de tener saldo negativo el año pasado a un superávit de 2.016 millones de dólares. Las exportaciones del tercer trimestre de 2016 alcanzaron USD 15.757 millones de dólares, sólo un 1% inferiores a las de igual período del año anterior debido a la caída de las cantidades exportadas, ya que los precios en dólares no registraron variaciones, pese a la devaluación de más del 50 por ciento.
Por su parte, las importaciones aumentaron en cantidades pero con caídas en los precios, y cerraron el trimestre en 13.741 millones de dólares.
La cuenta financiera tuvo un saldo favorable de 19.963 millones de dólares que representa una baja de 62% comparando con igual período de 2015. las reservas internacionales se ubicaron en USD 29.902 millones y mostraron una reducción de 563 millones de dólares entre junio y septiembre.
Este sábado, en tanto, el diario Página 12 consignó que, “en 2016, se realizaron emisiones en moneda extranjera por un total de 52.600 millones de dólares. Como 4931 millones fueron Letras del Tesoro que vencieron a lo largo de ese año, el stock restante asciende hasta 47.700 millones, de los cuales siete de cada diez fueron emitidos por el Estado Nacional. Las colocaciones a cargo del equipo de banqueros del Palacio de Hacienda llegaron hasta los 34.642 millones. La reinserción del país en los mercados internacionales aceitó también operaciones de provincias por 7042 millones y emisiones de las grandes empresas que acumularon 5879 millones. Un informe del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala indica que la deuda de mercado argentina muestra un crecimiento de 32 por ciento. El ministro de Finanzas, Luis Caputo, asegura que el incremento en los niveles de endeudamiento no presenta riesgos para sustentabilidad del sector externo. El funcionario buscará el próximo jueves concretar la primera colocación del año en el mercado internacional por hasta 5000 millones. La operación será complementada esa misma jornada con una emisión en moneda local equivalente a 2000 millones de dólares y la integración de un préstamo de corto plazo con seis bancos extranjeros por 6000 millones de dólares, lo que totalizará 13 mil millones”.
En el artículo titulado “Una mochila de plomo que seguirá creciendo”, el periodista de ese Tomás Lukin escribe: “Como 4931 millones fueron Letras del Tesoro que vencieron a lo largo de ese año, el stock restante asciende hasta 47.700, de los cuales 34.642 millones fueron emitidos por el Estado Nacional. El resto correspondió a emisiones de provincias y grandes empresas”.
Y añade: “El quiebre con la lógica del desendeudamiento que le permitió al gobierno anterior ampliar el espacio para impulsar políticas de expansión de la demanda interna y el regreso a los mercados financieros con el nivel de endeudamiento anual más importante de las últimas dos décadas para un país en desarrollo fue complementado con un profundo proceso de desregulación de los movimientos de capitales (“quite de trabas”, en el lenguaje oficial). El ministro Caputo aseguró el jueves que la reinserción plena del país en la lógica del sistema financiero internacional no solo no incrementa la vulnerabilidad sino que permitirá desarrollar el mercado de capitales local y mejorará las condiciones de financiamiento para las pequeñas y medianas empresas. “La deuda con el sector privado y organismos internacionales es la más baja de la región, está lejísimos de cualquier número preocupante”, asegura el funcionario que exprimió al máximo los escasos niveles de endeudamiento externo heredados”.
“El recetario que propone Caputo tiene como consecuencia natural una expansión en la oferta de crédito para las pymes. “Vamos a poner mayor foco en el mercado local que internacional. Queremos empujar el desarrollo del mercado local de capitales”, aseguró el funcionario ascendido a ministro tras la salida del gobierno de Alfonso Prat-Gay. “Aunque existen discusiones sobre si tendríamos que pagar un punto más o un punto menos, las tasas que paga la Argentina, las provincias y las grandes empresas son las más bajas en mucho tiempo pero las pymes no tienen acceso a esas condiciones. Hace un año estábamos en default. El debate sobre los puntos de la tasa nos importa muchísimo pero más nos interesa que haya financiamiento”, consideró Caputo durante un encuentro con periodistas al minimizar que, a pesar de las abultadas colocaciones y concesiones a los inversores financieros internacionales, las tasas de interés que paga el país sean más elevadas”, agrega la nota de Página 12.
“Más allá del éxito del sinceramiento, lo más importante es que hay un montón de plata regularizada que estaba afuera escondida no declarada y nuestra expectativa es que paulatinamente la gente va a traer estos fondos para financiar al gobierno, sector privado o pymes”, consideró Caputo que también celebró que la inclusión de bonos en pesos del país en un índice de referencia del JP Morgan ampliará la demanda de títulos locales. Incluso si el proceso de liberalización y endeudamiento no resulta en un escenario de mayor inestabilidad macroeconómica, el recorrido prometido por el funcionario como consecuencia del ingreso de fondos del blanqueo y la llegada de inversores financieros extranjeros desconoce el rol que juega el consumo interno para impulsar la demanda de crédito entre los empresarios argentinos. Pero, además desconoce los escasos niveles de bancarización de las pymes locales y la renuencia del sistema financiero para financiar proyectos productivos a mediano plazo y tasas accesibles. Los bancos prefieren financiar los más créditos personales y operaciones de comercio exterior. Recién cuando el Banco Central o la Superintendencia de Seguros establecieron exigencias para que las entidades financieras destinen una porción del crédito a la economía real fue que el financiamiento destinado a esas actividades comenzó a incrementarse. Esas medidas no resultaron en un boom inversor pero ampliaron las herramientas disponibles en un mercado reducido y sesgado”, finaliza.
Desde un ángulo editorial bien diferente, La Política On Line (LPO) sostiene también este sábado: “El Blanqueo disimuló la fuga de capitales en diciembre. El Banco Central reveló que sin el blanqueo el déficit cambiario de diciembre sería de US$ 3 mil millones. El balance cambiario de diciembre mostró que gracias al impacto del Régimen de Sinceramiento Fiscal, que generó ingresos por US$ 4.092 millones destinados al pago de las deudas impositivas” el último mes del año logró un superávit de 1.034 millones de dólares en el contexto de un récord de operaciones cambiarias por 53.352 millones de dólares. El volumen récord operado en diciembre marcó un promedio diario de 2.668 millones de dólares «en el marco de un mercado cada vez más flexible e impulsado por los ingresos extraordinarios de la exteriorización de capitales, destacó el Banco Central, un 59% más que el diciembre anterior”.
Y resalta: “Esto también equivale a decir que, de no ser por los ingresos de Blanqueo, diciembre habría terminado el año con un déficit de 3.058 millones de dólares, lo que también sería un récord. En el primer trimestre, en la medida en que se iban levantando los cepos el déficit fue de 1.481 millones de dólares, la mitad del resultado de diciembre sin contar el efecto extraordinario del Sinceramiento Fiscal. En el segundo trimestre, el signo se revirtió y hubo superávit en el balance de cambios por 1.744 millones de dólares. Esta tendencia llegó hasta julio que también fue superavitario por 889 millones de dólares. Pero en agosto y septiembre volvió a ser deficitario por 503 y 311 millones de dólares respectivamente. Y en octubre y noviembre volvió a ser superavitario con 136 millones y 400 millones de dólares. El punto es que si en este conjunto de operaciones se registran ingresos de divisas por deudas tomadas en el exterior, exportaciones de bienes y servicios e inversiones extranjeras en el país, mientras que por el lado de los egresos se computan importaciones, pagos de servicios de deuda y la formación de activos externos, lo que en la calle se conoce como fuga de divisas. Sobre este último punto, los balances cambiaros del banco central marcaron salidas de capitales por 3.200 millones de dólares en el primer trimestre, por otros 2,607 millones en el segundo trimestre y por 3.822 millones en el tercero”.