Los números confirman lo que nadie quiere asumir desde el gobierno de Mauricio Macri: la economía argentina lejos de crecer está cada semestre más cerca del fondo. El PIB sufrió la mayor contracción en lo que va del año, y en el acumulado anual la baja llega a 2,4 por ciento. Lo mismo ocurrió con la inversión, que se desplomó 8,3. Ya no hay segundo semestre que salve la gestión de Cambiemos.
La economía cayó en el tercer trimestre 3,8 por ciento en la comparación interanual, la mayor baja del año. Sin embargo, la comparación frente al segundo trimestre arroja una caída del 0,2 por ciento, cuando venía mostrando valores más negativos desde fines del año pasado.
En el acumulado, la caída de la actividad es del 2,4 por ciento. Durante el tercer trimestre, el consumo privado, que representa el 70 por ciento del PIB, cayó en relación al mismo período de 2015, al igual que las exportaciones y la inversión, mientras que creció el consumo público. El sector que peor desempeño tuvo fue construcción, seguido por las manufacturas, minería y comercio mayorista y minorista.
El Indec difundió ayer el informe del PIB del tercer trimestre. Si los datos se comparan con los de 2015, la situación actual es la peor del año, a raíz de la baja del 3,8 por ciento, superior a la merma interanual del segundo trimestre. En cambio, la evolución a lo largo de 2016 marca cierta evolución desde la caída del 0,8 por ciento en el primer trimestre frente a los meses anteriores, la baja del 1,9 por ciento en el segundo trimestre hasta la de 0,2 por ciento en este tercer trimestre.
En este informe, el Indec volvió a revisar al alza el crecimiento del PIB del año pasado. La primera estimación, de junio, marcaba una suba de la economía en 2015 de 2,4 por ciento. Esa cifra pasó a 2,5 en septiembre y ahora se ubicó en 2,6 por ciento. Además, el organismo modificó el cálculo de la variación del consumo en el primer trimestre de 2016, desde un alza de 1,1 por ciento interanual hasta un incremento del 2,2 por ciento en este último informe. El dato contrasta con la percepción de cualquier empresario, sindicalista o analista acerca del deterioro del consumo popular en ese período, a causa de la disparada de precios antes de las paritarias.
En el tercer trimestre, el consumo privado (que explica el 72 por ciento de la demanda global) cayó 3,1 por ciento de forma interanual. Esa retracción se debe a que la inflación, que subió por la devaluación, la eliminación de retenciones y la suba de tarifas, superó al incremento de los salarios y jubilaciones. Para los trabajadores registrados que forman parte de las negociaciones paritarias más importantes, se estima que la caída del poder adquisitivo este año terminará en el 6 por ciento. Esa pérdida es superior para los empleados registrados no sindicalizados y todavía más grave en el caso de los no registrados.
De hecho, el cálculo de los componentes del PIB exige la elaboración de un índice de precios implícitos, que registró un alza interanual en el tercer trimestre del 41,7 por ciento para el consumo privado. El dato contrasta con el incremento anual del 31 por ciento de la remuneración promedio según los datos del sistema previsional que publica el Ministerio de Trabajo. En el segundo trimestre, esa comparación fue la siguiente: un avance de precios del 43,4 frente a subas salariales de 30,6 por ciento en junio, una diferencia todavía mayor a la actual.
Las exportaciones y la inversión (cada uno representa el 20 por ciento de la demanda global), bajaron 2,5 y 8,3 por ciento, respectivamente. Las ventas al exterior dependen en particular de la economía de Brasil, que sigue sin recuperarse. En el caso de la inversión, la caída es muy significativa y da cuenta del mal clima de negocios que supone un mercado en retracción con mayor ingreso de importaciones. La compra de maquinaria y equipo de fabricación nacional bajó 4,1 por ciento, mientras que la adquisición de equipos importados lo hizo en un 5,8. La merma del equipo de transporte nacional fue de 11,1 por ciento.
La construcción fue el sector que más cayó, un 12,9 por ciento en el tercer trimestre, seguido por la industria manufacturera (-8 por ciento), minería (-5,7 por ciento), intermediación financiera (-5,5), comercio minorista, mayorista y reparaciones (-5,0) y agricultura y ganadería (-2,8 por ciento). Crecieron la pesca, electricidad, gas y agua y transporte.