51,3%. Son los trabajadores ocupados asalariados y no asalariados que no tienen aportes previsionales. 54,1%. Son los ocupados que tienen empleos de baja calidad (empleo precario y subempleo inestable). 34,2%. Son los ocupados que, según la UCA, en 2016 no tienen una obra social. Esa es la Argentina liberal oligárquica y dependiente. En tanto, en el mundo de la felicidad de Mauricio Macri las personas deben estar presas según así lo piense la población (así lo sostuvo respecto de Milagro Sala ) desinformada por la TV basura, mientras saquea y gobierna para los ricos y los jueces de “su República” dicen que quienes se quedaron con Papel Prensa están libres de culpa y cargo. «Los trabajadores precarios están en una situación dramática en la Argentina», dicen des de la UCA, que mide pobreza y condiciones de empleo. La deuda pública bruta del Estado ascendió a US$ 264.622 millones, según el ministerio de Hacienda. Se trata del informe sobre el «Avance Preliminar de la deuda pública al tercer trimestre de 2016», publicado por la Secretaría de Finanzas. El monto equivale al 53% del PBI. Y en “el mundo” soñado por Macri, los vaticinios no lo alientan. La Nación publicó ayer el artículo “Credit Suisse empeoró su pronóstico para el país”, en que afirma que “la recesión fue más profunda y larga que lo esperado y alerta por el déficit fiscal”.
En la Argentina, el 51,3% de los ocupados mayores de 18 años tiene un trabajo informal. Ese fue el porcentaje de asalariados y no asalariados -cuentapropistas- en el tercer trimestre del año sin aportes al Sistema de Seguridad Social. Según el documento «Empleo, precaridad laboral y desigualdades estructurales en la Argentina urbana (2010-2016)», presentado el jueves pasado. El empleo en negro creció del 47,7% en 2010 al 50,6% en 2015. En el primer año de gestión de Mauricio Macri ese problema se profundizó y avanzó al ya mencionado 51,3 por ciento.
Este indicador fue mucho más elevado este año entre los que menos ganan. En ese 25% de la franja inferior de ocupados, la informalidad fue del 87,8%. En tanto, en el 25% superior llegó al 30,5%.
Un tercio (33,3%) de quienes reciben un salario se mantuvieron en el tercer trimestre de este año en la informalidad. En tanto, entre los cuentapropistas hubo más precarización en este aspecto: durante ese mismo período, el porcentaje de los no asalariados en negro fue de 71,5%.
La UCA estimó además que los trabajadores ocupados en la Argentina pertenecen en su mayoría (52,7%) al sector micro-informal. El 32,8% forma parte del sector formal y el 14,6%, al sector público. En el último año el sector formal perdió participación frente al micro-informal. Los salarios del sector formal, en tanto, fueron los mejores en 2016 y alcanzaron, en promedio, los 15.392 pesos mensuales. En el sector público se pagó, en promedio, 15.209 y en el sector informal fueron de 7246 pesos. Este último sector fue el único que perdió poder adquisitivo durante el último año hasta el tercer trimestre, según el dato de inflación que hasta ese período relevó la UCA: 34%.
Por otro lado, más de un tercio (34,2%) de los ocupados de 18 años y más no tiene una obra social en la Argentina, por lo que dependen para mantener su salud del sistema sanitario público, actualmente colapsado. En 2010 ese porcentaje era de 33,7%; mejoró levemente en 2011 (30,2%) pero volvió a empeorar en 2015, cuando se situó muy cerca del dato actual, en 34,1 por ciento.
La UCA informó sus principales conclusiones sobre el mercado laboral a 2016. Estas indicaron que, desde que Mauricio Macri asumió, el empleo se volvió más precario y aumentó el número de argentinos que corren el riesgo de perder su trabajo. Si se suman los empleos precarios y el subempleo inestable -changas y trabajadores que cobran planes sociales con contraprestación laboral- el empleo de baja calidad este año afecta a más de la mitad (54,1%) de los empleados ocupados mayores a los 18 años. Con relación a fines de 2015 subió 1,6 puntos porcentuales.
El estudio advirtió que las políticas oficiales no muestran buenos resultados y que la recesión amenaza con más desempleo. Sin embargo, señaló que no existe una «crisis ocupacional», como sugieren parte de la oposición y de los gremios, aunque tampoco está claro que haya habido en este año mejoras en el mercado laboral ni que se haya tocado piso en la destrucción del empleo.
En tanto, la deuda pública bruta del Estado ascendió a US$ 264.622 millones, según el ministerio de Hacienda. Se trata del informe sobre el «Avance Preliminar de la deuda pública al tercer trimestre de 2016», publicado por la Secretaría de Finanzas.
El monto equivale al 53% del PBI y registra un aumento de US$ 10.633 millones respecto de la cifra al 31 de diciembre del año pasado. Pero a este valor hay que restarles unos US$ 5000 millones en concepto de deuda recibida de los holdouts que está en proceso de liquidación.
El valor incluye los cupones vinculados al PBI, por US$ 13.462 millones, por lo que, sin este concepto, la deuda trepa a US$ 251.160 millones.
La deuda pública neta llegaba a fines de septiembre a US$ 249.307 millones, frente a US$ 238.773 millones de fines del año pasado.
En títulos públicos, la deuda es de US$ 173.608 millones, de los cuales US$ 138.368 millones corresponden a bonos en moneda extranjera.
Los préstamos de organismos internacionales llegan a US$ 19.618 millones; el principal acreedor es el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con US$ 11.273 millones, y el Banco Mundial, con US$ 5668 millones. Con organismos oficiales el pasivo del sector público asciende a US$ 8228 millones y, con la banca comercial, a US$ 1638 millones.
En tanto, los adelantos transitorios del BCRA de mediano y largo plazo suman US$ 9706 millones y los de corto plazo, US$ 14.936 millones.
La deuda no presentada al canje representa unos US$ 8775 millones en arreglos finalizados con los holdouts, con atrasos de interés por US$ 2569 millones y US$ 2457 millones en intereses compensatorios. A esto hay que restarles bonos en proceso de liquidación por otros US$ 1974 millones de capital y US$ 2721 en intereses, o sea 5026 millones.
Por otro parte, el Gobierno colocó el viernes US$ 1459 millones en Letras del Tesoro a 105 días de plazo y a una tasa de 3% anual, señaló el ministerio de Hacienda. En tanto, la secretaría de Finanzas informó que se adjudicó el total ofertado a través de 4190 órdenes de compra, a un precio de suscripción de 991,44 dólares.
Con esta operación, el programa de emisión de Letras del Tesoro ascendió a 7645 millones de dólares.
Por su parte, en “el mundo” soñado por Macri, los vaticinios no lo alientan. La Nación publicó ayer el artículo “Credit Suisse empeoró su pronóstico para el país”, en que afirma que “la recesión fue más profunda y larga que lo esperado y alerta por el déficit fiscal”. Uno de los principales bancos de Wall Street advirtió ayer que las reformas macroeconómicas que hizo la Argentina este año no se traducirán necesariamente en un fuerte crecimiento económico y puso en duda la posibilidad de una mejora en la situación fiscal el año próximo. El Credit Suisse anticipó que tiene menos confianza «de que los sacrificios económicos de 2016 aporten crecimiento y éxito en las elecciones de medio término del año próximo», ya que «la recesión ha sido mayor y más larga de lo que anticipamos, lo que reduce las perspectivas de crecimiento para 2017. La inflación anual seguirá en su tendencia a la baja, pero esperamos un mayor desvío respecto del objetivo del 17% planteado por el Banco Central», indicó el analista Casey Reckman en su informe revelado por La Nación. Por esta razón, proyecta una recesión de 2,2% este año y un crecimiento de 2,9% para el próximo, junto con una inflación de 36,8% y 24%, respectivamente.
«La actividad económica ha permanecido mucho más débil que lo esperado en el segundo semestre del año y cualquier signo de mejora en indicadores claves todavía tiene que consolidarse», expresó.
En parte, se bajó el pronóstico de crecimiento «por una mayor incertidumbre económica global y la preocupación de que el resultado de las elecciones de octubre próximo puedan pesar en forma significativa en las decisiones de inversiones domésticas y extranjeras».
En este sentido, el Credit cree que «habrá poca, si hay alguna, consolidación fiscal el año próximo, ya que prevemos que el déficit fiscal se ubique en el 4,5% en 2017, frente al 4,2% proyectado por el Gobierno». En particular, el banco cree que será difícil implementar el recorte en los subsidios a las tarifas de los servicios públicos y a las transferencias discrecionales a las provincias en un año electoral. Además, el proyecto de reforma del impuesto a las ganancias «incrementará la presión fiscal sobre el gobierno nacional y las provincias», aclararon.
En este contexto, el financiamiento del Gobierno depende en forma fundamental del acceso a los mercados internacionales; para el año próximo, el banco estimó que deberá obtener unos US$ 15.000 millones en el exterior. Dado que el costo de estos fondos ha ido creciendo desde las elecciones en los Estados Unidos, «en un escenario extremo las autoridades pueden verse forzadas a considerar alternativas, incluyendo un ajuste fiscal más agresivo o una mayor asistencia del Banco Central».
El Credit prevé que las tasas de interés de referencia del BCRA se mantengan positivas en términos reales, bajando del 24,75% actual al 20% a fines del año próximo.
«La combinación de un sustancial financiamiento desde el exterior y una política monetaria dura posiblemente profundice la apreciación del peso en términos reales», indicó.
En términos políticos, el banco advirtió que si bien el presidente Macri «mantiene una alta popularidad, el trasfondo político se volvió más díscolo frente a las elecciones legislativas de octubre».