Ese comportamiento del arco político en la Cámara Baja provocó inmediatas y diversas lecturas, tanto entre sus protagonistas directos como en la prensa. Fue una jornada en Diputados en la que el peronismo con el kirchnerismo y el gobierno de Macri fueron juntos para aprobar la Emergencia Social pero que que esa unidad parlamentaria se rompió a la hora de votar ganancias: ahí el Frente Renovador (FR), las bancas de las distintas variantes del peronismo – justicialismo y las del Frente para la Victoria, actuaron como oposición unificada, y con Cambiemos fuera, al subir el mínimo no imponible para los trabajadores. Pero, ¿cuál es la trama posible de claros y oscuros sobre la que se están desenvolviendo esos acontecimientos?
Por Víctor Ego Ducrot (*) / El proyecto sobre Emergencia Social acorado entre más de 40 organizaciones sociales, la CGT y el Gobierno nacional obtuvo 227 votos a favor, uno en contra y cuatro abstenciones. Se le dio así media sanción anoche al proyecto de ley que declara la emergencia social en todo el territorio nacional hasta el 31 de diciembre de 2019 y dispone la creación del Consejo de la Economía Popular y del Salario Social Complementario y del Registro Nacional de la Economía Popular (RENATREP).
El Consejo, que funcionará en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social como “un ámbito institucional permanente”, estará integrado por un representante de esa cartera, uno del Ministerio de Trabajo, otro de Hacienda y tres correspondientes a las organizaciones sociales inscritas en el RENATREP. Según el proyecto, ese órgano será el encargado de trabajar en la “progresiva implementación de la transformación de los actuales programas sociales nacionales en salario social complementario”. Para ello, se faculta a la Jefatura de Gabinete a “efectuar reestructuraciones presupuestarias que fueren necesarias” hasta un monto de 25 mil millones de pesos durante el plazo de vigencia de la ley y en el caso de que ese monto haya sido ejecutado por completo al 31 de diciembre de 2018, se asignará un adicional de hasta 5 mil millones de pesos. La iniciativa obtuvo 227 votos positivos de Cambiemos, el Frente Renovador, el Movimiento Evita, el Bloque Justicialista, el FpV-PJ y Progresistas; uno en contra que correspondió al salteño Alfredo Olmedo y cuatro abstenciones que fueron de los representantes del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), que a través del diputado Néstor Pitrola presentó un dictamen de minoría. Tras su aprobación en Diputados con modificaciones, el proyecto volvió al Senado para su sanción definitiva. En el mes de octubre esa cámara había aprobado un proyecto distinto al que terminaron acordando más de 40 organizaciones sociales encabezadas por la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), la CGT y el gobierno de Mauricio Macri. Así cubrían anoche esta agencia la información generada desde la Cámara de Diputados.
El mismo martes, todo el arco opositor de matriz peronista con el kirchnerismo incluido se aglutinó para rechazar el proyecto de Ganancias presentado por el oficialismo. “De acuerdo con el texto acordado y aprobado anoche por la oposición en general por 140 votos a favor, 86 en contra y 7 abstenciones, el mínimo no imponible, el umbral a partir del cual los trabajadores pagan el impuesto, aumentará casi un 50 por ciento: para los empleados solteros pasaría de los actuales $18.800 de bolsillo a unos $27.700 netos; para los que son padres de dos hijos, de $ 25.000 de bolsillo a unos $ 36.300 netos. Para financiar los cambios, se propone crear nuevos impuestos, al juego y a la renta financiera, y reponer las retenciones a la minería, eliminadas por el Presidente a principios de año. De una dimensión política que sólo se había dado durante la votación de la ley antidespidos, luego vetada por Macri, el acuerdo terminó de cambiar el escenario en el Congreso, hoy adverso para la Casa Rosada”, informa La Nación este miércoles. También se excluye del impuesto el medio aguinaldo, horas extras y bonos por productividad, y a los jubilados que ganan hasta 60.000 pesos mensuales. Se pueden deducir los alquileres y los viáticos; y se crea una deducción por zona desfavorable para provincias al sur del Río Colorado, con la incorporación de La Pampa.
Las consideraciones de La Nación “el escenario en el Congreso, hoy adverso para la Casa Rosada” y otra nota publicada por el mismo matutino – “La Casa Rosada siguió el debate con sorpresa y mucho desconcierto” – están en sintonía con el enfoque que hacían anoche mismo los comentaristas de TN y el título que esta mañana publicara el diario Clarín, “Revés del Gobierno por Ganancias: se impuso el proyecto de Massa y del kirchnerismo”.
Llamó la atención de los comentaristas de siempre, de uno y otro lado, y de los diputados, aunque estos evitaron referirse a todo aquello que exceda al discurso formal de opositores u oficialistas, el hecho de que fue amplificado el resultado del debate por Ganancias y minimizadas las repercusiones del correspondiente a la Emergencia Social.
Si se tienen en cuenta uno y otros desenvolvimientos legislativos surgen algunos interrogantes.
¿Fueron sólo expresiones puntuales de consensos y tensiones, más propias de prácticas parlamentarias “prolijas” y políticamente correctas que de las tradiciones más recientes de nuestro Congreso, abiertamente confrontativas; o emergieron en la Cámara Baja “las roscas” que ya viene dándose en ámbitos más recatados, entre el peronismo variopinto, incluyendo al kirchnerismo, a Sergio Massa y a Diego Bossio, por ejemplo y por citar supuestos irreconciliables, de cara a cierto ensayo de unidad frente a los próximos desafíos electorales?
¿Acaso Cambiemos sigue estando por completo en la vereda de enfrente? El resultado del debate por la Emergencia Social, en el que desde al macrismo hasta el kirchnerismo y pasando por el Papa Francisco, éste a través de los movimientos sociales cuyo rostro es el “del Evita”, parecen, todos, navegar en una misma dirección.
¿Qué tendencia se impondrá, la registrada en la polémica por Ganancias o la que tuvo lugar respecto de la Emergencia Social?
En ambas, los debates dentro y fuera del recinto fueron presididos por el titular de Diputados, el “peronista de Cambiemos” Emilio Monzó, quien no oculta su decisión de “peronizar” al gobierno de Mauricio Macri; una idea muy bien vista e impulsada por la Embajada de Estados Unidos, que sigue su línea de trabajo estratégico más allá de los fuegos artificiales que iluminan el cielo desde las alturas de Donald Trump; y que reconoce la existencia de fuertes tensiones dentro de lo que quedaría conformado como intento firme de recomposición del bloque hegemónico de la Argentina sometida al mapa neoliberal.
¿Qué punto de conexión existen, si es que efectivamente los hay, entre los acuerdos y desacuerdos expresados durante las últimas horas en Diputados y la suspensión hasta marzo del encuentro que la CFK, es decir la Corriente Federal Kirchnerista, preveía realizar esta semana en el micro estadio de Ferro, aduciendo un motivo extraño, quizás nunca antes oído en la historia de los actos políticos del campo popular: que los deseos de participación superaron las expectativas de los organizadores y la capacidad del recinto contemplado? La CFK surgió de una ronda semanal de asados y encuentros, iniciada hace aproximadamente tres meses en con una reunión en una quinta de la zona Oeste del Conurbano bonaerense y como un intento de limar asperezas y generar confianza, pero con la certeza de todos de que, para “el espacio”, ese era el lugar único de armado para las urnas, y a la que asistieron, esa primera vez, unos 15 dirigentes kirchneristas, entre ellos Máximo Kirchner.
¿Y entre los actores de aquellas tensiones se encuentran desde Macri y Massa hasta las principales referencias del kirchnerismo? ¿Y si ello es así, dónde, cómo, con qué referencias, instancias orgánicas y discursos se expresarán las fuerzas plebeyas, rebeldes al modelo, ante la masa crítica de la sociedad, en éste, un mundo doméstico extraño, que contiene todo lo que sigue en forma simultánea: pobreza, indigencia y marginalidad extendida – desde 1983 hasta la fecha todos las experiencias políticas generaron pobreza, sí se diferenciaron en cuanto a si se hicieron cargo y asistieron a esos pobres o no -; crisis educativa – el 45 por ciento de los adolescentes no concluye sus estudios secundarios –; debilitamiento creciente del sistema de salud pública; fuerzas de seguridad, judiciales y fiscales que en connivencia con “la política” gerencian el mapa de inseguridad; y franjas etarias juveniles y mayoritarias que cada día más parecen desarrollar sus vidas con y desde las pantallas única de sus “smart phones”?
Todas parecen ser ecuaciones difíciles de resolver mientras las prácticas políticas, cuyos discursos nunca fueron socios firmes de “la verdad”, ahora directamente han ingresado en la jungla de los espejos falsos y las simulaciones, a la vez que sus escenarios mediáticos – el debate social casi convertido en “reality” de la TV con un “star system” de dirigentes, encuestadores y encuestadoras, opinólogos y opinólogas y dizque periodistas – profundizan sus voces y silencios entre los pliegues del sigilo nocturno, de la misma forma que las dictaduras de aquella llamada doctrina de la seguridad nacional embozaban sus operaciones represivas, en la oscuridad.
(*) Doctor en Comunicación por la UNLP. Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Periodista y escritor. Director de AgePeBA.