Todos aspiran a su propia patente de corso para lucrar con los usuarios, esquilmar al Estado y en definitiva acometer con negociados gigantes. El gobierno de Cambiemos no está ausente de esa operación latrocinio: se apresta a tomar decisiones y apuntalar mecanismos compensatorios; por supuesto la muchachada de Macri y él mismo pasarán la gorra. En el medio e indefensa, la sociedad argentina.
En el marco de un análisis político más general, el diario Contexto destaca el 27 de noviembre último la forma en cómo los dos máximos blindajes mediáticos de Maurico Macri – La Nacíón y el Grupo Clarín – en los últimos días coincidieron en criticar al gobierno. Cita por caso una nota firmada por Fernando Laborda en el diario de la familia Mitre con el título “París bien vale una misa y el éxito electoral, un poco más de populismo. En el artículo no se ahorran críticas ni malos augurios. Ya el primer párrafo es lapidario: “Pasó el invierno, se está yendo la primavera y los brotes verdes de los que viene hablando el Gobierno siguen demorando su aparición. La obra pública no termina de arrancar, la inversión productiva privada continúa remoloneando y el consumo no ve una recuperación. Los efluvios mágicos que prometía el célebre segundo semestre fueron sólo una ilusión”.
En Clarín tampoco se quedaron atrás, añade Contexto, y subraya: Ismael Bermúdez escribió: “Del lado de la demanda la baja del consumo por la caída de las jubilaciones y del salario real se dio de la mano de una caída en la tasa de inversión exacerbada por el freno en la obra pública y la caída en la construcción residencial”. Pero la empresa de Héctor Magnetto decidió avanzar con lo que, hasta hace poco, era un tema tabú para el círculo rojo: “Los bolsos de López no nos van a alcanzar para ganar las elecciones el año que viene”.
Pocos días después, el sábado de diciembre y desde la otra punta del arco editorial, el sitio La Política On Line (LPO) reconoce algunas claves acerca del punto, en el artículo “Guerra de lobbys sobre Macri por la pelea entre los cables y Telefónica”, que pasamos a citar.
“Mauricio Macri se prepara para firmar un decreto clave para el sector de las telecomunicaciones. La medida se viene demorando hace algunas semanas en parte por la feroz guerra de lobbys sobre el presidente (…). Los dos actores principales de la disputa son Telefónica y el Grupo Clarín, los gigantes del mercado de telecomunicaciones local. En un segundo plano aparecen otras empresas de cable como la de Vila-Manzano, Supercanal, y la de Alberto Pierri, Telecentro, que resisten el desembarco de las telefónicas”, dice la nota mencionada..
Y añade: “en el caso de Telefónica, la empresa de capitales españoles está en una ofensiva muy fuerte para que Macri les permita dar televisión por cable desde el 1 de enero de 2018. El decreto que dinamitó la ley de Medios le dio facultad al Poder Ejecutivo para que extienda un año más ese plazo. Pero el objetivo mayor es que el Gobierno les permita brindar el servicio por satélite (incluso pretenden hacerlo con la red de Arsat), una opción muchísimo menos costosa y compleja que desplegar una red como las que tienen los cables. LPO reveló hace algunos meses que Macri estaría dispuesto a cumplirle el deseo. Claro que quienes se oponen fuertemente a esta habilitación son los cables, empezando por Cablevisión, el mayor actor del mercado. La empresa del Grupo Clarín pretende que las telefónicas recién puedan ingresar en 2019, pero desarrollando su propia red. En tanto, Supercanal y Telecentro directamente le pidieron a la Rosada que el plazo para permitirles el ingreso se extienda no uno sino cinco años más”.
El mismo medio señala que, “quien trabaja a tiempo completo para que Macri nos escuche a las empresas de cable y les anticipe el ingreso a la TV por cable es José Luis Rodríguez Zarco, el responsable de relaciones institucionales de Telefónica. Hombre cercano a Daniel Scioli, Rodríguez Zarco fue uno de los principales lobbystas contra las leyes que el kirchnerismo impuso en el sector. La pelea de Telefónica y Clarín tiene otro ríspido capítulo, que el holding local intentará destrabar con el esperado decreto de Macri. Se trata de una habilitación para que Nextel, adquirida el año pasado por 170 millones de dólares por Cablevisión, pueda brindar telefonía 4G, un permiso que el Gobierno le traba desde hace varios meses. Nextel no participó de la subasta del espectro de 4G que hizo el kirchnerismo, pero consiguió frecuencia con la compra de cinco empresas de telecomunicaciones durante el año, por las que habría pagado unos 150 millones de dólares en total. El Grupo Clarín pretende realizar una operación conocida como refarming, que en pocas palabras es una reutilización de las frecuencias. Es que esas frecuencias que Nextel consiguió de las empresas que compró están destinadas a otro tipo de servicios. Para poder dar 4G con esas bandas, Nextel necesita la autorización del Gobierno, que espera desde hace varios meses. En el multimedios creen que detrás de esa “demora” hay un exitoso lobby de Telefónica en la Secretaría de Comunicaciones. Esa oficina es dirigida por Héctor Huici, un hombre cercano a Federico Pinedo y al abogado José Sánchez Elía, el lobbysta en jefe de las telefónicas en el Gobierno y el poder en las sombras en la cartera de Comunicaciones. Como explicó LPO, Sánchez Elía está detrás de la presión para que Macri abra el mercado satelital, del que forma parte porque es CEO de Tesacom, una firma asociada a grandes actores del mercado. El siguiente paso sería que las telefónicas puedan utilizar la tecnología satelital”.