Los argentinos tenemos a Mauricio, para quien la Rosada es sede de sus negocios personales, y los del Norte a Donald. Claro que el primero parece chiquito frente al segundo. Un informe anuncia que, pese a sus amenazadoras promesas, Donald Trump tiene intereses personales en mantener las relaciones con Riad.
Donald Trump, el recién elegido presidente estadounidense, que prometió bloquear las importaciones de petróleo de Arabia Saudita, en realidad busca oportunidades para mejorar la cooperación empresarial entre sus compañías y el mayor Estado exportador de crudo del mundo, según advierte el portal del canal Al Arabiya.
La cadena de Emiratos Árabes llega a esta conclusión tras analizar un informe del periódico The Washington Post. El diario norteamericano revela que durante la campaña electoral Trump firmó acuerdos con ocho compañías sauditas que probablemente están conectadas con su proyecto empresarial. El periódico informa que en agosto de 2015 Trump registró ocho compañías y, según la documentación, era presidente de al menos cuatro de ellas.
Además de sus planes y empresas en Arabia Saudita, un caso sin precedentes es el rechazo del recién elegido presidente a «vender o traspasar sus intereses empresariales a un gerente independiente o a un fideicomiso», una medida que, a pesar de no ser obligatoria, constituye «una antigua tradición» entre los inquilinos de la Casa Blanca para evitar conflictos de intereses.
Sin embargo, en un programa de la cadena FOX Business al que se refiere el diario, Trump prometió entregar su empresa a un fideicomiso o a sus hijos (aunque afirmó también no estar muy seguro de si un familiar puede considerarse un fideicomiso), y dijo también que nunca se involucraría en los asuntos de la empresa porque, según sus palabras: «Lo único que me importa es nuestro país».
The Washington Post subraya que Trump tiene propiedades en muchos países con los que deberá firmar acuerdos durante su presidencia, un hecho que –según el diario– ya puede ser calificado como un conflicto de intereses. El rotativo informa que como mínimo 111 compañías de Trump han hecho negocios en 18 países y territorios en América Latina, Asia y Oriente Medio.
Asimismo, el periódico publicó una infografía que muestra 18 países del «imperio global de negocios del presidente electo», y observa que Trump tiene un gran número de propiedades fuera de EE.UU.: un proyecto potencial de un hotel en Arabia Saudita, un país al que a Trump «le gustaría proteger»; hoteles de cinco estrellas en Canadá y Panamá; campos de golf elitistas en Irlanda y Escocia; varios edificios de Trump Towers Istanbul en Turquía; proyectos y bienes inmuebles en Azerbaiyán, Indonesia y otros países.
Es notable que en los nombres de muchos de ellos figura el nombre del propio Trump, un detalle que (según el periódico) era ya muy lucrativo cuando Donald era un multimillonario famoso, y que ahora es incluso más beneficioso por estar directamente conectado con el nombre del presidente de EE.UU.
La publicación cita a Richard Painter, un experto en derecho ético de la Administración del presidente George W. Bush: «Hay muchísimos riesgos diplomáticos, políticos e incluso en el sector de la seguridad nacional si el presidente tiene una gran cantidad de bienes inmuebles en todo el mundo», advirtió.
«Si un día tenemos que hablar con un Gobierno extranjero sobre su comportamiento o negociar un tratado, o si algún país nos pide que defendamos a alguien, deberemos tomar una decisión. Y esta será: ¿Lo hacemos para nuestros intereses nacionales o porque en ese país hay un casino de Trump?», añadió el experto.