Y tanto la Embajada de Estados Unidos, que no se correrá de su objetivo tras el arribo de Trump a la Casa Blanca, como la Iglesia Católica, pues el “episteme de la misericordia” incluye a todos, a pobres y a ricos, no son ajenas a esta jugada de ajedrez fatal. Los próximos movimientos sobre el tablero, entre blanquinegras, torres y alfiles, tenderán a dos objetivos complementarios: gobernabilidad o “pax social decembrista”, para alejar los fantasmas de convulsiones, los que desde hace algunos sobrevuelan el último mes del calendario, y la conformación de un armado electoral de cara al año próximo pero con la miras puestas sobre las presidenciales del ’19, que le permita a esta única experiencia de una derecha oligárquica consagrada en elecciones democráticas, consolidarse como modelo a largo plazo.
Por Víctor Ego Ducrot (*) / Se trata éste de un juego de múltiples jugadores y otros tantos enmascarados. ¿De dónde surge que la embajada de Estados Unidos se correrá de su objetivo tras el arribo de Trump a la Casa Blanca? La supuesta fobia anti globalización de Trump es una paparruchada. Desde que emerge como potencia hegemónica – en tanto vocación definida tras el fin de la Guerra de la Secesión (1861-1865) y ya en acto contundente a partir de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945 ) y hasta el presente, Estados Unidos articuló un designio estratégico, proteccionismo fronteras adentro y exportación política e ideológica de libre comercio hacia el resto del mundo, designio que siempre, salvo excepciones, basculó entre una táctica más flexible, la atlantista y en este principio de siglo también con el ojo puesto en el Pacífico, de los demócratas, y otra más cerrada o hacia adentro, la de los republicanos. Donald Trump es una versión sin afeites de esta segunda, dicho sea de paso, y aunque resulte paradójico muy a cuento de las acciones del fundador de su partido, el mismísimo Abraham Lincoln.
Este párrafo como indicio del nivel de operaciones y desinformaciones al que está sometido el quehacer político (¡ni hablar de la berreta TV vernácula!) : “los partidarios del acuerdo comercial Asia-Pacífico admitieron que el pacto tiene muy pocas posibilidades de funcionar ahora que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que no se sumará; lo que abre el camino para que China asuma el liderazgo en la zona”, afirmaron el martes varios periódicos estadounidenses y este miércoles lo retoma La Nación.
¿No era que Trump iba contra China? ¿O se olvidan de que ese país asiático es el principal teneder de bonos de la deuda de EE.UU.? Y en ese mismo orden de cosas, ¿cuál sería el motivo de un cambio de estrategia de control de Washington sobre nuestra región y por qué razón profunda ese eje de poder política-negocios se apartaría de Mauricio Macri? “El presidente recibió en Casa de Gobierno al CEO de JP Morgan Chase, Jaime Dimon, quien le anunció el objetivo del banco estadounidense de incrementar su presencia en la Argentina. Acompañaron al Jefe de Estado, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay; el secretario de Finanzas, Luis Caputo, y el asesor en Inversiones Extranjeras, Horacio Reyser. También concurrieron al encuentro el CEO de LatAm y Canadá, Martín Marrón, y el CEO de Argentina, Facundo Gómez Minujín”, informó el pasado día 16 la Casa Rosada.
En medios estadounidenses circula con insistencia que Dimon figura en la lista de los probable hombres fuertes de la inminente administración Trump, y es un personaje de fluido diálogo con Prat Gay, quien desembarcó en la política – el ministro argentino, claro – de la mano de Domingo Cavallo, luego de desempeñarse justamente en J. P. Morgan en Nueva York, Londres y Buenos Aires, banca de inversiones donde llegó a dirigir las estrategia para tipos de cambio en su sede londinense. Según recuerdan Mario Cafiero Javier Llorens en un sonado informe, “después de haber asesorado a Mauricio Macri, Prat Gay ingresó en el 2002 como presidente del Banco Central. Lo hizo de la mano de Eduardo Amadeo actual dirigente del PRO– Cambiemos, quien había sido el artífice de la escandalosa derogación de la ley de subversión económica, que otorgó impunidad a los banqueros que se habían llevado puestas las reservas del sistema financiero, sustituyéndolas por títulos de la deuda destinados a caer en default. Como presidente del BCRA , Prat Gay completó la tarea a favor de los banqueros, encubriendo dos graves estafas: el incumplimiento de un multimillonario contrato de seguro de iliquidez que el Banco Central había contratado con sus ex empleadores del J P Morgan Chase; y las maniobras de sustitución de las reservas liquidas bancarias por títulos públicos”.
“Un nutrido grupo de ex ejecutivos de bancos de inversión internacionales desembarcaron en Economía, Banco Central, CNV, Anses, UIF, YPF, Banco Nación y hasta en el Ministerio de Desarrollo. JP Morgan es el que tiene más representantes. También hay del Deutsche, Morgan Stanley, Citi, Barclays, Merrill Lynch, Goldman Sachs y Chase. Una legión de por lo menos 27 financistas ocupa diferentes cargos estratégicos en la estructura del gobierno de Mauricio Macri, y la mayoría ha trabajado en Wall Street. Están en el Ministerio de Hacienda y Finanzas, Banco Central, Comisión Nacional de Valores, Anses, Unidad de Información Financiera, YPF, Banco Nación, y hasta en el Ministerio de Desarrollo Social. Es tan impactante este desembarco que sorprende a los propios protagonistas del mercado financiero internacional, que lo festejan pero a la vez les genera intriga el experimento. Wall Street está acostumbrada en Estado Unidos a colocar en ciertos cargos claves alguno de sus representantes, para luego desplegar una extraordinaria capacidad de lobby para conseguir condiciones que permitan ampliar su fabuloso negocio sin interferencias. La administración Macri fue más allá y entregó directamente el manejo de varios organismos estatales al mundo de las finanzas internacional. Wall Street se instaló de ese modo en la Casa Rosada como no lo ha hecho en ningún otro gobierno (…).La banca internacional liderada por JP Morgan y Deutsche Bank se ha quedado con los negocios que se abrieron en Argentina a partir del gobierno de Macri desplazando a bancos nacionales En la mega emisión de bonos para pagar a los buitres inversores locales casi no tuvieron espacio para sus ofertas, que quedaron concentradas en entidades de Estados Unidos y Europa. Esa colocación significó una ganancia directa por comisiones de 29,7 millones de dólares para el Deutsche Bank, HSBC, JP Morgan, Santander, BBVA, Citigroup y UBS. Pero el filón para esos bancos fue quedarse con los bonos a un precio más bajo que la cotización inicial, que al subir en los dos días posteriores significó una ganancia de unos 600 millones de dólares, según consignó la agencia de información financiera Bloomberg. Argentina pagó caro, esos bancos internacionales ganaron fortunas y la banca local no pudo morder”. Así señalaba el colega Alfredo Zaiat en Página 12 el 22 de mayo último.
Carolina Stanley, la Ministra de Bienestar Social del gobierno de Macri, es la hija de Guillermo Stanley, ex presidente del Citibank en los noventa y uno de los principales accionistas del fondo de inversión DyG (Havanna, Fenoglio, Pizza Hut, Wendy’s y Kentucky Fried Chicken). Su marido es Federico Salvai, flamante mano derecha de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal.
“Para la reciente elección, ese trabajo (el exitoso trabajo político del macrismo en las ‘villas’ de la ciudad de Buenos Aires) se coordinó casi exclusivamente desde la Unidad de Gestión de Intervención Social (UGIS), que conduce Carlos Pedrini, un joven dirigente que entró al gobierno de la Ciudad con Jorge Telerman – el mismo que luego fue funcionario de Daniel Scioli y ahora lo es de Cambiemos – y cuya jefa política es la vicejefa María Eugenia Vidal”, escribía el diario Clarín en junio del año pasado. “En la antesala del fin de año y con el objetivo de atravesar en paz el primer verano de la gestión, el gobierno de Mauricio Macri abrió el diálogo con organizaciones sociales kirchneristas. No hubo comunicados celebratorios, fotos con abrazos ni acuerdos de largo plazo, pero representantes de los dos sectores, muy enfrentados en los últimos años, se vieron por primera vez cara a cara y dieron los primeros pasos en la negociación de temas concretos. De los dos encuentros realizados en reserva participaron funcionarios de los ministerios de Interior, de Trabajo y de Desarrollo Social, y referentes del Movimiento Evita; de Miles, de Luis D’Elía, y de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), entre otras organizaciones. El reclamo central es la continuidad de los planes de cooperativas de trabajo, según detallaron dirigentes que estuvieron en las reuniones. El más importante de esos programas es el plan Argentina Trabaja, con más de 250.000 beneficiarios y de los cuales sólo una pequeña parte en manos de las organizaciones. También hay en la lista de reclamos planes de cooperativas de viviendas, programas del Ministerio de Trabajo y beneficios otorgados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (…). La agrupación que lidera Milagro Sala niega haber participado y mantiene una posición más dura (…).La primera reunión fue en el Ministerio del Interior, el 14 de diciembre. Emilio Pérsico, jefe del Movimiento Evita; D’Elía, líder de Miles, y Miño fueron algunos de los dirigentes que llevaron los reclamos al edificio de 25 de Mayo 101, a metros de la Casa Rosada. No los recibió el ministro, Rogelio Frigerio, sino su segundo, Sebastián García De Luca, junto con Carlos Pedrini, secretario de Gestión y Articulación Institucional del Ministerio de Desarrollo Social (…). El segundo encuentro fue en el Ministerio de Trabajo, el 22 de diciembre. El ministro Jorge Triaca y sus colaboradores más cercanos recibieron a 12 dirigentes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), entre ellos el jefe de la organización, Esteban Castro, del Movimiento Evita. De muy buena relación con el papa Francisco, la CTEP reúne a diferentes vertientes de la economía informal, como los cartoneros, los pequeños campesinos, los vendedores ambulantes y una parte de los cooperativistas del programa Argentina Trabaja (…). El día anterior al encuentro en Trabajo, las organizaciones sociales kirchneristas habían desistido de participar de una marcha a la Plaza de Mayo, convocada por la CTA de Pablo Micheli y por los partidos de izquierda. Sacaron el pie del acelerador después de que Macri anunció el pago de un bono de fin de año, de $ 400, para los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), jubilaciones mínimas y beneficiarios del Argentina Trabaja”. Así informaba La Nación el 3 de enero de 2016.
Casi una año después, cuando las organizaciones que negocian con el macrismo – y se sostienen con los fondos que aporta Desarrollo Social de Nación y también la provincia de Buenos Aires – ya no pertenecen al “universo kirchnerista”, el mismo diario central de la derecha argentina –ordenador de los actores políticos pertenecientes oligárquicos – relata este mismo miércoles, en el contexto de las idas y vueltas y los fuegos de artificios que lanzan desde todos los bandos respecto de las negociaciones entre los movimientos sociales conducidos por la Iglesia en línea directa con el Vaticano, la CGT y el gobierno nacional: “las tratativas, que empezaron en la cumbre que tuvo anteayer con la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y los referentes de Barrios de Pie, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), se intensificaron ayer. Primero, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, recibió en su despacho a los jefes de esas organizaciones: Emilio Pérsico, Fernando «Chino» Navarro, Gildo Onorato y Emilio Castro, todos de la CTEP, vinculada al Movimiento Evita; Daniel Menéndez, de Barrios de Pie, y Amancay Ardura, de la CCC. Después, hubo un encuentro en el Ministerio de Desarrollo Social. A esos dirigentes se sumó Nicolás Massot, presidente del bloque de Pro en Diputados. De parte del Gobierno estuvieron Stanley y el secretario de Gestión y Articulación Institucional, Carlos Pedrini, el funcionario con mayor vínculo con los sectores piqueteros (…)”.
“Si el kirchnerismo pretendía seducir a las organizaciones sociales para sumarlas a su proyecto, el macrismo quiere entregarles llave en mano (principalmente al Movimiento Evita y a la CTEP) el control y aplicación de sus políticas sociales. Por esa vía, tercerizando en las ‘orgas’ una buena parte del manejo de fondos, el gobierno logra una carambola: se desliga de un mundo que le resulta ajeno (y por momentos hostil), mientras se ahorra los múltiples conflictos que acechan la gestión, sin dejar de cumplir con el papel caritativo (aunque profesionalizado) que pretende para sí mismo. A la pasada, con esa estrategia ya se anotó un golcito: le sirvió para partir el bloque del FpV en la Cámara de Diputados. “Le mostré la enorme asistencia social que desplegamos en diez meses, aumentando lo que había y coincidimos en que el asistencialismo debe ser transitorio porque, sino, condena a mucha gente a la frustración”, se jactó Mauricio Macri, en la conferencia de prensa posterior a su encuentro con el Papa Francisco. El presidente aseguró que el Papa “elogió fuertemente” el trabajo de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y de la gobernadora María Eugenia Vidal. Según la versión de Macri, Francisco las definió como “dos personas muy al tanto de la pobreza y las necesidades de la gente (…). Pero el macrismo introdujo un matiz, con guiño papal: algunas organizaciones pasaron a manejar los fondos para la compra de herramientas e insumos del plan Argentina Trabaja. La CTEP (integrada por el Movimiento Evita, que rompió con el kirchnerismo) y Barrios de Pie tienen más de veinte entes ejecutores a su cargo. Desde el ministerio aseguran que su intención es reimpulsar el Argentina Trabaja, que alcanza a unas 105 mil personas, en 143 localidades de 15 provincias, con el 50% del plan concentrado en el conurbano bonaerense (…)”. Así escribía el colega Andrés Fidanza, el 17 de octubre de este año en el sitio Primereando las Noticias.
Los nombres y las tramas se reiteran y todos ofrecen un común denominador: teléfono y cuando no presencia física permanente con el papa Francisco y por ende con los mandamás de la Iglesia local – es interesante resaltar que fue en este marco que el Papa recibió en Santa Marta a su amiga, la vicepresidenta Gabriela Michetti, sin que hayan trascendido con claridad los temas que trataron -, y fuertes vinculaciones con “la crema” del poder político y financiero concentrado, sin despreciar los puentes con la Justicia Federal, lo cual significa dependencia o al menos consulta permanente con la ex SIDE, que en verdad nunca fue purgada y funge de agente local de la comunidad de inteligencia que ordena en el país, básicamente la CIA estadounidense y la Mossad israelí, a un punto tal que algunas de las relaciones jerárquicas dentro el propio Movimiento Evita mucho tienen de sumisión respecto ciertas redes de negocios que dirigentes y militantes del peronismo revolucionario – quien dieron el salto hacia el otro lado, hasta antes del golpe de 1976 – vienen sosteniendo desde hace décadas en nombre de o para la propia Mossad. Entre esos “business” se encuentra el de las armas.
“El Papa Juan Pablo II invitó siempre a que redescubramos que el Evangelio es un don, y por lo tanto, su contenido no está sujeto a las modas ideológicas en turno, sino que es custodiado por el propio método que Jesús escogió para permanecer en la historia: la Iglesia como comunidad empíricamente localizable, guiada por los sucesores de los apóstoles, y destinada a anunciar la verdadera salvación y liberación para los hombres. La opción preferencial por los pobres y la dimensión social del cristianismo: El Papa Juan Pablo II fue particularmente consciente de la explotación y miseria en la que viven millones de latinoamericanos. La escandalosa pobreza de tantos no puede obviarse. Por ello, en Ecclesia in America se sitúa a los pobres como un verdadero lugar teológico en el que acontece la presencia real de Jesucristo. La experiencia viva de la Iglesia en América Latina ha sido un espacio privilegiado para constatar la verdad de esta afirmación. Durante siglos, la Iglesia se ha solidarizado con el pueblo que sufre, y en muchas ocasiones ha sido la única voz que se ha alzado delante del poder autorreferencial recordando los valores que lo deberían de orientar y dirigir hacia el bien común. En las Instrucciones Libertatis nuntius y Libertatis conscientia el Cardenal Ratzinger, con aprobación de Juan Pablo II, mostró los riesgos de utilizar mediaciones socioanalíticas reductivas para interpretar el Evangelio y convocó a trabajar por una liberación integral y no complaciente de las diversas esclavitudes que sufre el hombre. El itinerario de compromiso eclesial a favor de los más pobres en la enseñanza de Juan Pablo II parece culminar en un documento destinado a toda la Iglesia y que posee un especial significado para América Latina: Novo milenio ineunte. En este texto, Juan Pablo II dirá: Si verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos con los que él mismo ha querido identificarse: He tenido hambre y me habéis dado de comer, he tenido sed y me habéis dado que beber; fui forastero y me habéis hospedado; desnudo y me habéis vestido, enfermo y me habéis visitado, encarcelado y habéis venido a verme (Mt 25,35-36) (…). Esta página no es una simple invitación a la caridad: es una página de cristología (…). De esta manera la opción preferencial por los pobres se transforma en un principio permanente, en un criterio de juicio y en una directriz de acción al interior de la nueva síntesis de la Doctrina social cristiana elaborada por Juan Pablo II (…)”. Así consignaba Rodrigo Guerra López, en “Juan Pablo II servir a los pueblos de América Latina, también hoy”, el 2 abril de 2007 en la Pontificia Comisión para América Latina, refiriéndose al segundo aniversario de la muerte del Papa Juan Pablo II y en la víspera de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en el Santuario mariano de Aparecida, Brasil.
Esa última cita apunta a intentar un poco de “reflexión terrenal” acerca del tono que le imprimió el jesuita Jorge Bergoglio a su papado, quien, más allá, de sus discursos sorprendentes y celebrados desde América Latina, indudablemente es lo que es, el tono elegido por un jefe de la Iglesia, con preocupaciones estratégicas sincera por la opresión y los oprimidos, pero con la histórica intención y decisión de que las mismas nunca rebasen el orden establecido. Por eso dice, por ejemplo, que las mujeres que interrumpen sus embarazos son pecadoras a las que hay que perdonar, y ni se le cruza por la cabeza reconocer que, lejos del pecado y el perdón, cara y contracara de un mecanismo de control de colectivos sociales e individuos, la mujer que aborta está ejerciendo un derecho sobre el cual los varones, y ni que hablar el Papa, que tan poca experiencia debería tener al respecto, no deberíamos tener ni voz ni voto.
Juan Pablo II reivindicó Puebla y la opción por lo pobres figuró en su canon; también fue aliado con teléfono abierto de Ronald Reagan y Margaret Thatcher y alma inspiradora y ejecutora del mundo unipolar, del Consenso de Washington. Francisco profundizó aquella línea que roza a la Teología de la Liberación; también durante su papado están retrocediendo en los proyectos que, con sus más y sus menos, intentaron Hugo Chávez, Lula, Néstor Kirchner, “el Pepe” Mugica, y en el cual resisten Evo Morales y Rafael Correa.
Es sobre ese ajedrez fatal, global y regional, que en la derecha que hoy tiene la cara de Mauricio Macri, lo cual no quiere decir que ese rostro no pueda mutar o mudar, y no sin tensiones aun sin resolver en su interior, viene manifestándose desde el poder real – de eso se conversa en la Embajada- una cierta necesidad de “peronización” del PRO – Cambiemos, al fin de cuentas el síndrome semántico de la época, expresado en la palabra Cambiemos pero también en la del español Podemos, es el verdadero significante vacio del que tan equívocamente nos hablaba Ernesto Laclau, el de la moda pasajera; es el de la transformación automática o camaleónica, favorecida por la explosiva masividad de la era “smart screen”, en la cual la saturación de información y contenidos conforman una sumatoria que da incertidumbre, miedo y vacío.
Además, al interior de la compleja cosmogonía peronista, los ejemplos de mutaciones genéticas hacia la derecha no son escasos – el de Carlos Menem no fue el primer caso -; y es por eso, y para terminar, que este texto, reconozco, un exceso a la enésima potencia en el mundo del lector digital, deja un interrogante: tardará mucho más la oposición en serio, el sedimento vivo del movimiento plebeyo – no los que juegan al como si pero forman parte de la alternancias dentro del, llamémoslo bloque histórico dominante –, en tomar nota de que “inventamos o erramos”, como genialmente dijera Simón Rodríguez, uno de los pensadores insoslayables de la emancipación sudamericana. Y me acuerdo: “la conciencia sólo puede existir de una manera, y es teniendo conciencia de que existe” (Jean Paul Sartre).
(*) Doctor en Comunicación por la UNLP. Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Periodista y escritor. Director de AgePeBA.