Siete de cada diez personas evalúan la economía con un mal o muy mal. De ese 70 por ciento duramente crítico, la mayoría considera que el actual gobierno es responsable de lo que está pasando. Pero para Macri el país y el Estado es una (su) empresa, entonces propone una evaluación de sus ministros, como en las compañías se hace con los gerentes y, files a las técnicas de gerenciamiento provenientes de la derecha cristiana – católica y evangéñica – en un retiro espiritual en Chapadmalal, a realizarse entre el 1 y 2 de diciembre, para analizar 100 iniciativas políticas. Por supuesto, la dirigente virtual y paranoide autoproclamada “voz de la conciencia macrista” Elisa Carrio dice que este primer año de gobierno fue de “aprendizaje”.
“Son cada vez menos los que dicen que la culpa la tiene el gobierno anterior. Esto va marcando un cambio trascendental en la opinión de los argentinos. En estos once meses, Mauricio Macri siguió cargando con el estigma de que dos de cada tres personas piensa que su gobierno favorece a los más ricos y el porcentaje de los que piensan que gobierna para todos por igual es mínimo. Esa tendencia a ubicar a la administración Cambiemos como una administración para pocos se consolidó en noviembre. Cuando se le pide a los ciudadanos que califiquen globalmente, de uno a diez, la gestión del gobierno, la nota promedio que le asignaron los encuestados fue de 3,98 puntos. Es un aplazo, menos de cuatro, en los colegios es una materia llevada directa a marzo. Y la calificación más baja se da en el terreno económico. Las conclusiones surgen de una amplia encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que dirige el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1200 ciudadanos de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo, nivel socioeconómico y lugar de residencia. Las entrevistas fueron telefónicas y el CEOP hace un seguimiento, mes a mes, de las respuestas a las preguntas sobre política y economía”, consigna este domingo Página 12.
Y añade: “Una pregunta se viene repitiendo y cada vez con mayor insistencia: ¿Macri gobierna para los ricos? Para el 65 por ciento de los argentinos esta afirmación es cierta, incluso creciendo con respecto al mes de agosto en casi cinco puntos porcentuales –afirma Bacman–. Y podría pensarse que la pregunta fue mal intencionada o mal formulada. Todo lo contrario, se preguntó del siguiente modo: ‘¿Cuál es el sector de la sociedad que más se benefició durante estos once meses de gestión de Mauricio Macri? Las opciones para responder fueron cuatro: la clase alta, la clase media, la clase baja o todos por igual. La respuesta fue taxativa: solo el 16,3 por ciento resultó de la sumatoria de clase media más clase baja y un exiguo 9,6 por ciento optó por la categoría todos por igual. Ante valores de tanta contundencia cualquier otro comentario no agrega ninguna información (…). Los que se declaran opositores sigue superando claramente, en cantidad, a los que se declaran oficialistas. Hoy por hoy, el 42,8 por ciento se considera opositor y el 30,3 oficialista. La brecha se agrandó durante noviembre y ahora es de 12,5 puntos. El cuadro de situación exhibe un panorama que tiene que ver directamente con la política porque el CEOP, además, registra lo que son los núcleos duros tanto de los que se manifiestan oficialistas como opositores. En la Casa Rosada tienen que tener en cuenta que hay un 23,5 por ciento que se declara férreamente opositor, mientras que el núcleo duro oficialista es mucho más débil: 13,3 por ciento. La segmentación en cuanto a actitudes políticas es otro de los indicadores que expresa de manera contundente el clima de época –señala Roberto Bacman, del CEOP–. A través de esta variable, es posible detectar la profunda grieta que surca a nuestra sociedad. En esta última encuesta se detecta un 30,3 de oficialistas, un 42,8 de opositores y un 26,9 por ciento de independientes pragmáticos, que son aquellos que se autodefinen como ni oficialistas, ni opositores. A once meses de la asunción del gobierno de Cambiemos, el cuadro de situación sigue mostrando a dos segmentos que se ubican en las antípodas y a los independientes, que orientados por su pragmatismo, se convierten en el fiel de la balanza; o dicho de otro modo, una especie de punto de equilibrio. Es más: si se observa con detenimiento la evolución de este indicador en este último trimestre, la tendencia es clara: la que fue alguna vez definida como la ancha avenida del medio, parece que cada día se convierte en una calle más angosta. La sociedad, en la medida que transcurre el año, tiende a polarizarse. Incluso, y como se podrá observar más adelante, no hay lugar para el término medio: los independientes, en general, se dividen en partes iguales frente a diferentes cuestiones que se consultaron en esta oportunidad. Mauricio Macri mantiene una imagen positiva que ronda el 45 por ciento, justamente porque una parte de los llamados independientes pragmáticos sigue teniendo una expectativa de que las cosas mejoren. Del otro lado, en los que se reivindican opositores, hay un fuerte peso de quienes opinan bien o muy bien de Cristina Fernández de Kirchner (40,6 por ciento) y por supuesto están las otras variantes del peronismo y de la izquierda. Pero, además, se va agregando un sector de los independientes, sobre todo los que son muy críticos de la situación económica».
“La insatisfacción es global. En la encuesta del CEOP se presenta lo que se llama el Indice de Satisfacción Ciudadana (ISC). La base es que se le pide a los encuestados que califiquen de uno a diez a la administración en tres aspectos: la política, la economía y lo social. Con esas calificaciones se conforman tres ISC, pero también un ISC global. Por primera vez el ISC del gobierno de Mauricio Macri cayó por debajo de los cuatro puntos y viene bajando desde hace meses. Por supuesto, que el mayor aplazo está en el terreno económico (…). La realidad supera al deseo, y ante tal situación, la insatisfacción es significativa. Metiéndonos un poco más adentro del Indice, los datos son lapidarios. Un 63,4 por ciento está abiertamente insatisfecho y el 18,2 por ciento -en cambio- manifiesta su satisfacción con el gobierno. El saldo neto entre ambas categorías antes señaladas es alto y negativo: -45,2 puntos porcentuales. Directamente un semáforo rojo titilante. Insisto con el concepto de que todavía hay mayores índices de insatisfacción entre los jóvenes. Eso es muy serio. Desde una lectura rigurosamente sociodemográfica los que expresan de manera más terminante su disconformidad, además de los más jóvenes están los de nivel socioeconómico bajo. Los independientes, es decir los que no se declaran ni oficialistas ni opositores, se siguen dividiendo. Eso ya no es extraño. Pero en el Índice ya son un 54,5 por ciento de los pertenecientes a dicho segmento actitudinal los que se manifiestan más críticos”, finaliza el titular del CEOP, en la nota que publica hoy Página 12.
En tanto, “preocupado por la gestión, Macri evalúa el desempeño del gabinete. El Presidente considera que hay desniveles entre los distintos ministerios y dispuso un proceso de seguimiento de la marcha de cada área; se analizarán variables técnicas, pero también política. No hay que imaginar, por cierto, a 22 ministros sentados en pupitres, rindiendo nerviosos como adolescentes un examen ante la exigente mirada de quienes se encargan de valorar su sapiencia y ejecutividad. No se trata de eso, claro, pero lo que el Gobierno sí puso en marcha en las últimas horas es un exhaustivo proceso de evaluación de la marcha de cada ministerio, en coincidencia con el primer año de gestión de la administración de Mauricio Macri”, publica el diario La Nación.
“El disparador de este proceso evaluatorio y de análisis reside en que el propio Presidente, alertado y preocupado por evidentes ‘desniveles’ en el terreno de la gestión pura, evidenciada con el paso de las reuniones de coordinación que, con la venia de Macri y el jefe de Gabinete Marcos Peña, encabezan los ministros coordinadores Mario Quintana y Gustavo Lopetegui”, destaca el matutino paladar negro de la derecha vernácula.
Y en otra nota de este mismo domingo, La Nación afirma: “definen 100 prioridades para la segunda etapa de la administración. Más allá de las declaraciones públicas, el Presidente está preocupado porque hay performances muy desparejas, y ya pasó casi un año de gobierno», confiesa en la intimidad uno de los funcionarios de mayor jerarquía de la administración. No se habla de fracasos ni de errores, sino de objetivos que no llegan a cumplirse, explicó un funcionario que sabe de la iniciativa”.
En esa misma línea de preocupaciones, siempre como si el Estados fuese una empresa (la empresa de la familia Macri) y en consonancia con muy recientes técnicas de gerenciamiento, elaboradas desde las usinas del cristianismo de derecha, de los católicos y de los evangelistas televisivos-digitales estadounidense, el gobierno programó un «retiro espiritual», “que prepara Macri con todo su equipo ministerial para el 1° y 2 de diciembre próximos en Chapadmalal”, según aclara el mismo diario La Nación.