La fábrica de calzado suspendió a todos sus trabajadores por dos semanas y luego otorgará vacaciones obligatorias, con lo cual la producción se detendrá hasta finales de enero próximo. Los trabajadores de las plantas de Buenos Aires, Florencio Varela, La Pampa, Catamarca, Chaco, Tucumán, Corrientes y San Luis, cobrarán sólo un porcentaje de los salarios y permanecen en alerta por el posible cierre de la empresa.
Alpargatas suspendió a todos sus trabajadores por dos semanas a partir del 12 de diciembre, y les dará vacaciones obligadas inmediatamente después, desde el 26 de diciembre hasta el 26 de enero. La medida afecta a los 3.600 empleados de las ocho fábricas argentinas.
Luego de esta medida, el secretario adjunto de la Asociación Obrera Textil, José Listo, denunció que es una consecuencia directa de la caída del consumo y la apertura de las importaciones implementada del gobierno macrista. “La industria textil se está cayendo a pedazos”, advirtió.
Las plantas de la empresa en el país, en las que se fabrican los productos deportivos Topper y las marcas Misuno y Rueda, además de la tradicional Alpargatas, vienen en problemas desde hace meses. En el gremio, sin embargo, no esperaban una medida tan drástica. Es que luego de sufrir una serie de suspensiones, en las plantas se había vuelto a producir en los niveles habituales. Una explicación posible es que estuvieran acumulando stock.
“Veníamos negociando por los salarios caídos, y en esa situación empezaron a hablar de las suspensiones. Hasta hace unos días decían que iban a concretarlas desde el 19 de diciembre, pero esta semana nos comunicaron que lo adelantaban al 12 porque así lo había dispuesto la casa matriz en Brasil”, señaló Listo al diario Página/12.
Como una vez terminadas las dos semanas de suspensiones todos deberán tomarse 28 días de descanso obligado, el panorama es que las fábricas estarán inactivas por lo menos hasta el 26 de enero.
Los trabajadores cobrarán una parte de sus sueldos mientras estén suspendidos –en general, el 70 por ciento–, pero “las perspectivas son muy oscuras”, resumió el dirigente.
La preocupación de fondo es que la empresa cierre, aunque hasta ahora sus directivos aseguran que en enero retomarán la actividad “normalmente”. Alpargatas tiene su sede central en la Ciudad de Buenos Aires y fábricas en Florencio Varela, La Pampa, Catamarca, Chaco, Tucumán, Corrientes y San Luis.
Las textiles son uno de los sectores de la industria más afectados por la política económica, y con mayor número de suspensiones, en lo que el rubro sólo es superado por las metalúrgicas. Debido a la crisis provocada por la caída de las ventas en el mercado interno y la apertura de las importaciones, la actividad textil acumulaba, hasta septiembre, 9 mil trabajadores con problemas de empleo (1.876 despedidos y 7.020 suspendidos), según el último informe del Centro de Economía Política (CEPA). El centro de estudios aclaró, sin embargo, que estos son los números que se refieren a despidos y suspensiones registradas; como en la industria textil hay un alto grado de informalidad, se supone que los perjudicados son en realidad un número mayor.
Para el gremio, la decisión tomada por la empresa retrotrae al país a lo que se vivió en el 2001. Ante la amenaza de cierre, los trabajadores se ven muy limitados para tomar medidas; no pueden hacer paro, porque sólo logran que les descuenten el día, ni generar conflictos que favorezcan un pedido de procedimiento preventivo de crisis, habilitando a nuevas suspensiones sin pago.
Así como ahora sucede en Alpargatas, hay otras fábricas en procesos de ajuste a lo largo del país. En Comodoro Rivadavia, 200 trabajadores de la empresa Guilford Argentina SA no cobran los sueldos hace dos meses. El gremio denunció otras suspensiones y vacaciones anticipadas en fábricas de Tucumán, La Rioja y Resistencia (Chaco).