Cambiemos lo hizo. Con las políticas económicas de Alfonso Prat-Gay y Federico Sturzenegger, el gobierno logra en el primer año de mandato un endeudamiento record de más de 90 mil millones de dólares. Mientras los grandes capitales concentrados, liderados por los bancos internacionales, se regocijan, el pueblo argentino lucha contra una recesión económica que provoca cada vez más desempleo y aumenta la brecha de ingresos entre ricos y pobres.
El gobierno de Cambiemos emitió un decreto de necesidad y urgencia (DNU) que implicará un aumento sustancial en la carga de intereses en el presupuesto nacional. La operación que involucra 16.099 millones de dólares, será a través del Banco Central que lidera Federico Sturzenegger, y con el aval del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay.
De esta manera, Sturzenegger y Prat-Gay organizan el megacanje II en el que participa el Tesoro Nacional y el Banco Central, con un grupo de bancos internacionales expectante para recoger beneficios de la misa manera que hicieron durante la década del ’90 y que terminó con una de las mayores crisis sociales y económicas de la Argentina. Bancos como HSBC, JP Morgan, Deutsche Bank, Citibank y Goldman Sachs ya están expectantes a las medidas de los funcionarios PRO.
La operación que busca el gobierno implica un fuerte aumento de la tasa de interés y una quita del capital del 15 por ciento, con una emisión de bonos de 13.697 millones de dólares y una suba en los servicios de deuda de 9.141 millones de dólares durante todo el período de duración de 6 a 11 años. Tal y como ocurrió en los ’90, la deuda pública está financiando los desequilibrios y la fuga de capitales.
Tal como lo expone en Página/12 este lunes Alfredo Zaiat, la deuda en pesos y en dólares emitida por el gobierno de Mauricio Macri ya alcanza los 87 mil millones de dólares, y para fin de año podría alcanzar los 90. Por más que no se diga desde el entorno del presidente, la emisión de Lebac es causante de pagos de intereses en pesos equivalentes a 1000 millones de dólares mensuales, lo que acumula rápidamente más y más deuda.
El Banco Central justifica el megacanje oneroso para el fisco nacional con el argumento de que se busca reparar la calidad del balance. Los nuevos bonos se podrán comercializar en el mercado financiero, a diferencia de lo que ocurría con las Letras. De esta manera los papeles de deuda serán transables. La deuda pública con letras infiere que la relación deudor-acreedor sea entre organismos públicos, lo que facilita una permanente refinanciación, pero ahora con el paso de deuda a bonos, el acreedor privado, buscará lógicamente cobrar capital e intereses.
Sin embargo, este ingreso de recursos que el gobierno de Macri encabeza a costas de un endeudamiento que seguirá profundizándose en 2017, no ayuda en nada para la reactivación de una economía argentina que se desploma. El endeudamiento seguirá el año próximo tal como quedó expuesto en el proyecto de Presupuesto 2017 que tuvo media sanción en Diputados la pasada semana.
En menos de un año de mandato, Cambiemos aplicó una política económica que ha estado subordinada a provocar exclusivamente una fuerte transferencia de ingresos hacia grupos concentrados, lo que derivó (una vez más) en una fuerte recesión, alza del desempleo y el deterioro social que afecta principalmente a la posibilidad de distribución de la riqueza.
Precisamente, la brecha de ingresos entre el 10 por ciento que más gana (decil 1) y el 10 por ciento que menos gana (decil 10), que se había reducido sensiblemente entre 2003 y 2015, sufrió una brusca reversión de la tendencia en la primera mitad de este año. Para el segundo trimestre del año actual la brecha de la desigualdad volvió a crecer, arrojando una relación de 23,2 veces.
Un documento elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y el Instituto de Economía Popular (Indep), titulado “Desigualdad, un cambio con ganadores y perdedores”, alerta sobre este fenómeno como reflejo de las políticas económicas y sociales del gobierno de Cambiemos.
En el escrito, se advierte que “el aumento de la indigencia y la pobreza” que, según “revelan mediciones de varios centros de estudios, alcanza los doce puntos porcentuales adicionales sobre el nivel que tenían al inicio del gobierno actual”.
La brecha era de 33 a 1 en 2003 con el inicio del gobierno de Néstor Kirchner (entre el ingreso de un integrante del decil 1 y otro que perteneciera al decil 10), pero ya había bajado a 23,4 en 2008. En los dos años siguientes se verificó un retroceso en la distribución que hizo subir la brecha a 27,6 en 2010, y a partir de 2011 se recupera la tendencia a la reducción de la desigualdad, para llegar a una relación 18,7 en 2015.
Ahora la política de Macri ubica al indicador en 23,2, tomando como referencia el segundo trimestre de este año.Es decir que en sólo 10 meses, el gobierno de Cambiemos provocó un aumentó de la brecha en 4,5 veces, un deterioro mayor que la crisis internacional de la distribución.