O no, porque los argentinos nos lanzamos por un tobogán tal cual un disfrazado de carnaval que tras el corso llega a la madrugada raido, choborra y con el maquillaje corrido, en una mueca. Peter Capusotto, el mejor de los críticos culturales de los últimos tiempos, en una de esas pueda ilustrarnos sobre qué pasa: un presidente offshore; una vicepresidenta que, con la complicidad de otros funcionarios, esconde guita que es para ellos y en algunos caso de la CIA para financiarlos; un senador primera clase del kirchnerismo durante una década, con doctorado en fascismo, racismo y xenofobia. Y todo lo que sigue sin un punto a parte, porque en definitiva se trata de lo mismo.
Por Víctor Ego Ducrot (*) / Y legisladores – algunos ante el bolonqui se hicieron los sotas y votaron en contra en Diputados, pero antes dijeron por TV que se trataba de un tema no votable – que agarran guita a cuatros manos mientras la mayoría de sus representados la galguean todos los días. Y jueces que no pagan impuestos y sólo en honradas excepciones hacen justicia. Y policías, gendarmes y otras yerbas federales y provinciales que trabajan como jefes del delito, mientras por ahí circula que 9 de cada 10 argentinos temen por su seguridad y casi la mitad de los que fueron víctimas del delito no llegan ni a la cana ni a los tribunales. Y burócratas sindicales millonarios que miran para otro lado y especulan hasta con el número de la quiniela. Y medios de comunicación y periodistas – entre ellos algunos que se dicen democráticos y hasta kirchneristas – que bardean datos y fuentes y mucho bla bla pero le regalan besos a la patronales del gremio que achican, despiden y se cagan en sus trabajadores. Y un gobierno de PROsaqueadores que en 10 meses endeudó al país por más de 50 mil millones dólares y esta por lograr un presupuesto de mentiras, ajustes y más festival deudor, y amenaza con leyes para que – como lo hizo Cavallo desde el Banco Central de la dictadura cívico militar – se vuelvan a estatizar los pasivos de las empresas y las corporaciones. Y un mismo gobierno que llevó la inflación al 40 por ciento, pulverizó los salarios, la producción, el consumo y los créditos. Y una gobernadora en la provincia de Buenos Aires, donde se decide la suerte política de todo el país, que dice reformar el sistema policial carcelario y le entrega al mando a las mismas mafias de siempre, con otras caras y los mismos jefes, los mismos que Daniel Scioli bancó durante su era. Y un medio como La Política On Line publica: “Un grupo de intendentes del sur del Conurbano mantuvieron una reunión con el ex secretario de Seguridad, Sergio Berni, con quien hicieron un seguimiento de la evolución del delito y plantearon la creación de un Observatorio de Seguridad conformado por alcaldes. Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Julio Pereyra (Florencio Varela) y Mariano Cascallares (Almirante Brown) se reunieron en territorio de este último, en Adrogué para coordinar acciones y escuchar la experiencia del ex funcionario (…).Los alcaldes destacaron la importancia de trabajar en conjunto con los gobierno de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal (…).Los intendentes siguen reclamando el traspaso de la Policía Local a los municipios”. Y anoto: ¿el mismo Berni que saltaba desde los helicópteros como un Rambo que solía visitar a la Embajada y sin embargo, como otro Miguel Angel Pichetto, fue as del kirchnerismo; y con esos intendentes que hoy están aquí, mañana allá y luego vaya a saber uno dónde? ¿Y en defensa de un sistema de localías policiales que en toda América Latina – relevante es la experiencia mexicana – terminaron en manos del crimen organizado y de los narcos, con mando estratégico en la DEA? Y qué oportunas fueron las siguientes declaraciones de Ana Penchaszadeh, especialista en migraciones del CONICET, a Página 12 y respecto de las palabras fascistas de Pichetto: “Siempre vuelven en contextos donde se necesitan chivos expiatorios para justificar las crisis económicas y se dan con fuerza en modelos neoliberales, exclusivos. La década del 90 fue una época de especial crudeza y profundización del discurso xenófobo, lo que coincide con la migración latinoamericana que es nuestra migración contemporánea. A ellos se lo señaló como los causantes de los grandes males que nos aquejaron durante esa década. En momentos de crisis económica estos discursos se exacerban y ganan una relevancia mayor”. Como así también las de Roberto Samar, licenciado en comunicación social (UNLZ) y docente de la UNRN, al mismo diario: “Como ocurrió en la década del 90, para tapar nuestros problemas se carga a determinados grupos vulnerables de las responsabilidades, corriéndonos el foco de atención. Como un mago que nos muestra un objeto para ocultar el resto. Estos discursos no son inocuos. Contribuirán a la limitación de derechos de personas que viven en situación de vulnerabilidad social. Quienes probablemente luego sufrirán mayores niveles de violencia y discriminación”. Y sigo con Página 12 pero sobre otra cuestión, la vinculada al desastre macrista, esta vez respecto de tópicos financieros: “El Banco Central continúa avanzando con desregulaciones en el sistema financiero. Ayer aprobó una nueva flexibilización de la normativa que regula las casas de cambio. De este modo, muchas agencias financieras de menor tamaño que en años anteriores tenían como principal negocio vender dólares en el mercado ilegal serán aceptadas en forma legal como oficinas de compra y venta de divisas. Los bancos, con el nuevo régimen, podrán ser dueños de su propia casa de cambio, lo que tenían prohibido hasta el momento para evitar maniobras de lavado y operaciones opacas. Locales comerciales con venta al público como joyerías también quedarán habilitados para operar en el negocio de transacciones de moneda extranjera”. Es decir – y lo que sigue es conjetura -: se habilita la posibilidad de que, por un celular, pasen ahora a meterte cuatro tiros, porque la cana comanda a los pibes marginalizados por la pobreza para que roben, luego los vende y comprarán dólares en un kiosco de tantos, al mismo que cualquier incauto vecino podrá dirigirse para hacerse de unos verdes con los cuales pagarse una vacaciones o vivir el espejismo de un pequeño ahorro. Podría continuar pero me detengo aquí. Con una convicción que es más duda que certeza: para entender todo esto, Bombita Rodríguez ya resulta más inocuo que el yogur descremado; espero que no vuele por los aires el espíritu de Violencia Rivas, y vaya a saber si el Jesús de Laferrere puede darnos una mano.
(*) Doctor en Comunicación por la UNLP. Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Periodista. Escritor. Director de AgePeBA.