La destituida presidenta de Brasil condenó el retroceso que marca el golpista Michel Temer y alertó que situaciones similares se están dando en otros países de la región. “Hemos visto atacar frontalmente a los gobiernos populares del Hemisferio Sur”, dijo.
Invitada por el PIT-CNT, la central obrera uruguaya, Dilma Rousseff participó hoy en Montevideo de la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, donde advirtió que el actual Gobierno de Brasil busca un “Estado mínimo”.
“No es verdad que no haya un golpe en Brasil. El árbol de la democracia está siendo atacado por hongos y parásitos que entran en las instituciones”, sostuvo y consideró que el golpista que se convirtió en presidente, Michel Temer, ejecuta un retroceso en los derechos laborales y sociales conquistados durante las administraciones del Partido de los Trabajadores (PT).
En este sentido, Rousseff destacó que Temer “empezó a vender el patrimonio brasileño a precio de ganga” y que impulsa un ajuste “abrupto” del sistema de pensiones que impactaría “un 70 % de los jubilados de Brasil, 23 millones de personas”, que cobran un sueldo mínimo.
La presidenta destituida expresó su preocupación por las situaciones similares que se está dando en otros países de la región: “Hemos visto atacar frontalmente a los gobiernos populares del Hemisferio Sur. Hay una tentativa de retroceder a la situación pasada, donde la inmensa desigualdad que todavía recae sobre nuestros pueblos era todavía mayor. Sin democracia no hay cómo luchar por la igualdad”.
Por último, en cuanto a los comicios presidenciales previstos para 2018, Rousseff dijo que las encuestas muestran a Luiz Inácio Lula da Silva como el candidato con la mayor aceptación de los brasileños, pese a que ha sido sometido a “una campaña de destrucción de su reputación” por parte de los medios hegemónicos.